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lunes, 18 de junio de 2012

Eres tu, mi amor.



Mis labios recorren tu cuerpo lentamente.
Nos entrelazamos en un beso
y una inmensa pasión aumenta las caricias.
Cuando mi boca bebe de la fuente de tu alma
el jugo de los sentimientos sensoriales
se posan en mi corazón
y siento el fuego palpitante
de tu cuerpo de amor.

Mis manos descienden suavemente.
Se desboca el néctar de las palabras
por tu sensible cuerpo de bellas montañas.
Tu movimiento seductor de ojos
invita a mi boca de aromas vestales
a posar mi susurro en tu cuello de cisne,
mi deseo es abrazar tu piel aterciopelada,
es mi deseo regalarte
la sencillez de mi amor.
Tus ojos brillan con la timidez del encuentro
e hidratarte tu piel es mi valor.

Tus pétalos sensuales
se abren para embriagarme de placer
y hacer que mis sentidos
se estremezcan sin dejar de esclarecer.
Siento como palpita mi corazón
al notar tu leve sonrojo,
acelerado de emoción me encuentro
y estremecido en la ansiedad.
Veo tu cuerpo de princesa
y comienzo a soñar.

Mientras tu cuerpo toco
el deleite se aferra a mi pensamiento.
Es una sensación de suavidad
que juega a darte mi besar
cuando sientes un alegre bienestar.
Esperando ansioso la transformación
de tu rostro marcado por la pasión,
sueño tu deleite lleno de esplendor.
Eres mi musa desnuda
Que me da calor.
Entonces me invitas
con tu gesto de diosa del amor
a sentir mareas de emoción.
Tu cuerpo me acelera la claridad del alma
y siento un torrente de frenesí y ríos de furor.

Sentimos el momento culminante
y florece ramos de alegría en ese instante.
En un vaivén de cordura desenfrenado
con tu cuerpo embriagador y enamorado,
tus flujos se deslizan
y tu sonrisa se agudiza.

Un estremecimiento me hace flotar,
y nuevamente me invitas a besar,
eres un mar de placer,
donde el amor nos hará florecer.

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