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miércoles, 30 de octubre de 2013

tu en mi y yo en ti.


Aborda mi cuerpo con tus besos
cuando tu cariño quiera entregarse a mi.
En la voracidad del amor,
que tu boca calme las ansias de mis besos.
Me entregaré a ti 
segregando de tu corazón
el impulso para hacer el amor
y hallar el camino del placer
al estar desnudos hasta el amanecer.
Al encuentro de los sentimientos con la luna
miraré tu cara para albergar en mi corazón la belleza de tu piel.
Las caricias aflorarán con suavidad para que sucumbas
ante la ternura que te entrego.
Como mujer sensual que te muestras, quiero hacer de tu pasión
la culminación que nos lleve a un apogeo sexual en toda la noche.
En cada movimiento que nos pida el cuerpo
lograremos alcanzar estímulos vehementes y cubiertos de gozo,
así, el camino del amor nos inducirá a fornicar con un apetito
que nos libere de las tensiones de la distancia.
Tu en mi, yo a tu placer...juntos bajo los efectos del sexo
y conjuntados en la prácticas de las posturas más sensuales.
Tus manos recorren mi cuerpo colmando de un apoteosis sexual  mi pensamiento en ti.
Desfallezco ante tu presencia enamorado de los besos que me entregas
y el amor tan profundo que encontramos cuando tu estás encima de mi.
Tus movimientos son de una excitación palpable y nada de sueños....
te siento en mi adentro
te excita mi penetración y la erección de mi miembro
te lleva a la confesión de que no quieres abandonar el gusto 
que recibes de mi cuerpo.
Avivado de tanto mirarte y con el desenfreno a flor de piel,
el entusiasmo nos lleva al salvaje mundo de sexo.
Es el encuentro de nuestras miradas.....nos fundimos en la pasión,
en el querer, en el cariño, en el sexo y en la lujuria.
¡ ven, atrapame en las redes de tu sexo !
¡ ven para quedar doblegado entre tus piernas !
¡ Enciende la llama que da fuego a tu cuerpo
y dame el calor que llevas dentro !
Doblegados caeremos tras asumir el valor de las miradas incesantes,
de esos labios que me besa y esa boca
que muerde mis pechos.
Tu en mi, yo en ti
la pasión nos une, nos lleva a desearnos.
Hagamos que el silencio se marche
y en la habitación, los susurros de amor
se expandan por las paredes.
Tu en mi y yo en ti
te quiero, mi amor.

jueves, 24 de octubre de 2013

Tu acción es pura tentación.

Sentado en el sillón veo amanecer. Los primeros rayos de luz iluminan tu cuerpo desnudo tendido en la cama. Un baño de satisfacción es contemplarte mientras me fumo un cigarro en la calma de la habitación. Huelo el perfume que ha dejado la noche de pasión de nuestros cuerpos entregados al amor. Tu torso desnudo me recuerda los momentos pasionales en la noche y mi deseo se agudiza con tentaciones que me cubren toda mi desnudez.
   Al estar fundidos en el acto sexual, hemos encontrado la liberación de los sentidos y nos hemos desahogado de ese tiempo sin tener caricias ni besos. El tiempo nos ha llevado a la ausencia, aunque cada unión la viviremos como si estuviésemos unidos día a día. Nuestro encuentro será intenso hasta el extremo más lujurioso. Sellaremos con los besos la pasión distante y cuando hagamos el amor, recibiremos los impulsos sexuales más consoladores. La combinación de sexo y amor nos colmará hasta caer rendidos en la noche.
   Entretanto que te miro y en mi cabeza secunda los deseos, te estremeces con un movimiento sutil que descubre al completo tu cuerpo de diosa de amor. El contoneo sobre las sábanas dejan a mis ojos en una desbordante sensación. La provocación iniciada me incita a ir a tu lado al amparo de tu cuerpo ansioso de placer; cuerpo que quiere saborear un nuevo apareamiento y llegar a la extenuación más sublime.
   Ante las insinuaciones, mi control ha prevalecido. Tus manos han recorrido el vacío dejado por mi cuerpo en la fría cama y me llamaban , a la vez, que te ibas acariciando tus pechos que se mostraban con gran esplendor. Bañados los senos en caricias suaves, los pezones han florecido como flores en la mañana....desde mi lugar en la habitación los he visto como se ponían duros. Cubierto de una situación placentera, mi miembro ha iniciado su elevación y por mi interior, una agradable emoción ha recorrido cada palmo de mi piel.
   Al ver que mi regreso se demoraba, tus manos han comenzado en el diestro saber de las caricias estimulantes. Una, de forma vertiginosa, se deslizaba hacia tu vagina; tanto los dedos como la vagina y el clítoris han jugado apasionadamente para alcanzar ese gusto delirante que ha provocado los primerizos gemidos placenteros. La otra, se ha mantenido en tus pechos con camino hacia tu boca para chupar los dedos de tu mano de forma excitante... Una vez más las ganas me impulsaban a ir a la cama y entrar en contacto con tu cuerpo para que las frías sábanas se tornasen en un calor agradable.
 
Sin más titubeos, has comenzado a masturbarte con gran pasión. Ahora, mi mente hablaba a mi corazón diciendo que la calma había merecido la pena. Una de las cosas que me atraían de ti era verte entregada a la masturbación. Mientras alcanzabas el deleite supremo, tus ojos, al abrirse, aparecían más bonitos y en tu cara se reflejaba una ternura que me descontrolaba mi vivir. Verte entregada al consuelo propio, te llenaba de una belleza que me apasionaba....
   Entregaba en tu dedicación, alcanzabas momentos de un regocijo superior que te hacía elevar tu cuerpo de la cama. Te retorcías de gusto con los dedos de una mano penetrando tu vagina y los de otra mano introduciéndose en tu ano. La excitación te cubría toda tu piel de tal manera que te hacía ser la hija de Apolo. Cada envestida que te dabas alcanzaba un estremecimiento alentador. Tus dedos humedecidos los chupabas de forma tan sensual que yo quisiera estar con esos dedos en mi boca....vuelta otra vez a las envestidas ya no te detuviste a más titubeos. Tu dedicación estaba puesta en llenar tu cuerpo de éxtasis y correrte de gusto con el flujo que saliese por tu vagina.
    La masturbación intensa hizo que los gemidos se intensificasen hasta que un grito impetuoso recorrió las paredes de la habitación. La respiración era profunda y susurrabas palabras de satisfacción. Ahora si era el momento de levantarme e ir hacia ti. Me eché en la cama, te entregué mi abrazo y te dije lo mucho que me excitaba verte masturbarte. El intenso beso nos unió. Abrazados quedamos viendo como el sol daba brillantez a un cielo azul como los ojos de mi chica. El día nos esperaba...era hora de disfrutar de otro placer.

viernes, 18 de octubre de 2013

Encuentros de placer.

Con ese suculento amor que depositas en mi,
incrementas múltiples alicientes para caer rendido a tu cuerpo.
La exquisitez de tu piel dispara mis deseos
y sólo se calma mi ansiedad 
al tenerte agazapada entre mis manos
que te abrazan con un frenesí impulsivo.
Con suculentas caricias abordo tus senos
alejando ese nerviosismo inicial... ya en ellos
el tacto en los pezones hace que la excitación te suba
entrando tu interior en un acaloramiento intrépido.
Fluye una corriente alentadora que va de pies a cabeza
cargada de placer y que provoca un conjunto de estímulos
tanto perseverantes como desbordantes que consiguen
llevarte a una palpable humedad en tu vagina.

Fulminantes besos me llevan a estar atrapado en tu boca.
Me acuno en tus labios con el fin de obtener el mejor sabor de tu entrega.
Tu mirada me fulmina con esos suculentos ojos 
que me llevan a un mar de amor del cual no quiero salir.
Me acoplo a ti con precisos besos
y caigo rendido a tus imperiosos deseos.
Mientras nuestros labios se funden al encuentro del delirio bucal,
el fuego embrujado me cubre mi cuerpo y más logra
cuando te pones encima de mi con la disposición de hacer el amor.
Tu desnudes, ese olor perturbador y esos ojos combativos
me seducen sin contemplación para caer rendido a ti.
Deslizas tu boca por mi pecho desnudo con el objetivo
de producir esos espasmos sensuales y sensoriales que haga
que mi miembro no pueda contenerse.
Colmado de pasión reluce entre tu mano.
La masturbación no se demora mientras tus ojos me brindan
una excitación contundente.
Sin poder contener el aliento, los gemidos derrotan al silencio
y me desvanezco ante tus toques manuales en mi pene.
Un abrazo nos une logrando un disfrute subliminal
y más estimulaciones logro cuando tu lengua recorre mi cuello
y el lóbulo de mi oreja.
Me besas y de tu boca sale esas palabras que aguardo con tesón:
- ¡ Hagamos el amor hasta que caigamos rendidos por el placer ! -
Los movimientos se suceden acompañados de ansiosas maniobras corporales
complaciendo los cuerpos al encuentro de las sensaciones sexuales.
Saboreo tus labios en un profundo beso...
tu mano consigue que mi miembro
halle el camino de tu vagina.
Nos fusionamos con el consecuente brotar de gemidos.
Nos regocijamos en la copula intensa con exhalaciones de palabras
que evidencian el puro amor que posee nuestros corazones.
La culminación nos deja en una extenuación alarmante
con la piel empapada en el amor entregado.
Te beso....me besas.
Nuestros labios se recrean como finalidad de lo expresado
en el placer hallado.
Es el premio tras un fornicar extenuante 
donde las sensaciones amorosas han corrido
como gotas de agua que van al mar.
El abrazo nos une con miradas que se desean
y el nuevo beso nos colma de felicidad.
Unidos quedamos al amparo de la noche
con las ganas al servicio del momento
para volver a encontrarse mutuamente
en el placer.

viernes, 11 de octubre de 2013

Masturbación hasta desfallecer.

Con una fuerza efervescente entras en mi cuerpo.
Tus besos, por lugares insólitos, hacen que se contraiga mis músculos
y que mi piel sea azotada por un vertiginoso placer.
Esas caricias conmovedoras se deslizan hacia mi entrepierna,
una llama persistente fluye en mi adentro...
tus dedos juegan con mi sexo y entro en un éxtasis sugerente.
Con la palma de la mano tocas mi enrojecido prepucio...
suspiro, susurro y mi cuerpo comienza a arder.
El contacto de tu lengua ya me lleva a padecer 
el estremecimiento más suculento
y más conmoción hallo
cuando tu mano comienza a masturbarme.
La excitación se hace irresistible al aumentar el ritmo 
con la consiguiente marea sexual que me aborda.
Una energía incesante me corre por mi piel
con la habilidad de tu boca.
La dureza del falo te hace persistir con más intensidad.
Sobrecogido por un chorro de placer
me muevo para apaciguar la masturbación entregada
y no correrme deliberadamente.
Por las piernas, un río delirante va contracorriente
llenando mi cara de gesticulaciones.
El gusto es arrebatador.
La erección va sucumbiendo a la plena dedicación
y las contracciones conmemoran la tarea sexual
de la belleza que está a mi lado.
Ahora su saliva en mi miembro lubrica y hace
que se alivie un resecado pene.
Ante la impetuosidad nuevamente entregada,
la respiración vuelve a profundizarse y convertirse en gemidos.
Su lengua rocía mis testículos de saliva.
Sus besos me mortifican más
y las consecuencias de la excitación aparecen
cuando las primeras gotas de semen emergen.
Contenerse es una acción imposible
y descargo todo lo contenido en la boca
que espera el líquido seminal.
La capacidad del disfrute se ve reflejada en su cara
y satisfecha me besa.
Rendido en la cama sufro aún los espasmos 
surgidos de la masturbación contundente.
La beso...
sus labios me reciben mientras cierra sus ojos.
El amor comienza a surgir para copular
cuando la luna se entregue a la noche
y las estrellas brillen
hasta que llegue el amanecer.


lunes, 7 de octubre de 2013

Mal destino - y III -

   Los destellos de la noche no se hizo esperar. Apareció mientras mis pasos iban dispuestos hacia un hogar donde nada encontraba, pues el calor de la mujer a la que amaba ya se había deteriorado. Pasaron algunos días desde el encuentro con mi compañera de trabajo y había trascurrido como un mes desde que vi a mi esposa gozando con su amante en mi cama. La convivencia iba por unos cauces que nombre no tenía. Ella seguía durmiendo en la cama matrimonial pero yo no podía dormir con ella. A cada momento la veía haciendo el amor con aquel joven y así decidí irme a otra habitación hasta ver en lo que quedaba nuestra relación.
   Con paso firme andaba por la calle solitaria. Todo el cielo gris lo llevaba en mi espalda aunque llegando a mi casa, la negativa me hacía deteriorar mis pasos y casi prefería irme a tomar una copa....El razonamiento correcto me hacía ver que lo mejor era afrontar la realidad. Una ducha, una cena rápida y a la cama o un rato con el ordenador hasta que el sueño me llevase a dormir. Mi mayor propósito era no hablar mucho con ella , aunque, ahora yo había hecho igual como si le fuese devuelto la moneda. Nuestro estado había llegado a tal extremo que nada era razonable en nuestra relación.
   Al entrar a casa, el pensamiento me llevaba a aquel día que la vi retozando como una concubina. El saludo no se lo negué mientras se dirigía a la cocina. Mis ojos se quedaron con un enardecimiento desmesurado. No sabía si habría estado con alguien o es que había salido fuera, pero estaba con una belleza como hacia tiempo no la había visto. Estaba arreglada con una hermosura desequilibrante. De pronto, me abordaron las ganas de besarla, de acariciar sus pechos e incluso de alzar su falda y hacer el amor con ella. Sin pretenderlo quizás, me había seducido y mi corazón estaba conmocionado por el resurgir al que estaba sometido.
-¡ Hoy te veo muy guapa !- ¿ Has salido ?
    Tal vez la pregunta sobraba...igual había metido la pata. Sin furor se giró y dulcemente dijo que había salido a pasear con su amiga. Más tarde se encontraron con su madre y estuvieron almorzando juntas ya que llevaban mucho tiempo sin coincidir las tres. Sus palabras no fueron ofensivas y si de una ternura como pasaba en otro tiempo. Aquellas palabras fueron el comienzo de mis dudas y pensaba en que todo era una falsa...en ese instante sonó el teléfono.
-¡ Deja, yo lo cojo !-
La suegra comenzó con su discurso gratificante hacia mi y me hizo tranquilizar cuando dijo que mañana a ver si podía acompañarla de nuevo como en esta ocasión porque debía ir al médico y así lo pasarían también como en este día....
-¡ Es tu madre. Quiere hablarte !-
Con gesto sonriente le entregué el teléfono marchándome hacia la cocina. Mi estado corporal rebosaba satisfacción por saber que no había estado con ningún hombre. A su regreso, la mesa estaba puesta y todo dispuesto para sentarnos a cenar. Una sonrisa se produjo en su boca. Estaba sorprendida aunque no sabía que había sucedido ni que había hablado con su madre...tampoco pregunto y cenamos cordialmente como no lo habíamos hecho en días. Le ayudé a fregar los platos pero siempre mostrando mi sonrisa e incluso dedicándole palabras dedicadas a su belleza.
   En un momento me detuve a contemplarla en toda su hermosura y no aguanté más mi deseo por besarla. Al principio se mostraba sorprendida. Se dejó llevar e intercambiamos besos como cuando eramos un sólo corazón pleno de amor. Mi resistencia se fue debilitando hasta tal punto que metí mi mano entre sus piernas. Ella lo aceptó con deseo. Sus palabras sonaron en mi oído muy fraternizadoras. La calentura sexual iba aumentando cuando, ahora, ella metía su mano en mi bragueta y me sacaba mi pene con la consiguiente acción marturbatoria. Cada movimiento que propinaba en mi miembro hacia que engrandeciese. Mientras, yo no paraba de tocarle su clítoris y la vagina. A cada segundo estaba más humedecida y más ganas me daba de seguir en la acción que me encontraba. Por un instante nos detuvimos, nos miramos y comprendimos que sería la noche donde íbamos a disfrutar del amor, del sexo o de lo que fuese pero no nos íbamos a separar ya iniciado aquel suculento juego de amor.
   La puse sobre la mesa, eché su falda hacia atrás y mientras la miraba, le bajé el tanga muy suculentamente. Los ojos hablaban de sexo, de pasión, de frenesí y del calor interior a la que estaban sometidos los cuerpos. Mi boca fue a parar a sus ingles. Las caricias con mi lengua en sus muslos la hacían cerrar los ojos y disfrutar del estremecimiento. Las ansias le podía, al igual que a mi y con sus manos en mi cabeza apretaba como si no quisiese que me separase de su entrepierna. Poco a poco fui subiendo el deslizamiento de mi lengua hacia su coño que aparecía con una hermosura persuasora. Con mis dedos abrí sus labios vaginales. Metí mi lengua dentro buscando el clítoris que me llamaba para ser avivado en el placer más profundo. La excitación nos llenaba a ambos ya que mientras mi boca permanecía en su vagina, me iba masturbando para ir alcanzando los mismos estímulos que yo le administraba a ella.
-¡ Quiero que me folles aquí mismo !-
   Aquella voz se clavó en mi alma. La insinuación había que corresponderla inmediatamente...ahora, mi boca cargada de besos iba sumiendo por su vientre, al mismo tiempo, que mis manos se posaban en sus pechos. Cuando mis labios llegaron a los senos, toda su belleza me esperaba con plena desnudez. Los pezones al recibir el contacto de mi lengua enardecieron elevándose. A la misma vez, que mi lengua jugueteaba con un pezón, mi mano tocaba el otro pecho descubierto. Tras unos momentos lamiendo su cuerpo, mi boca fue hacia su boca. Ahora las lenguas se fundían en un beso interminable. El gusto nos corría por la piel que comenzaba a llenarse de un rocío sudoroso fruto de la intensidad del amor nocturno. Me detuve un segundo para contemplarla y descubrir la belleza que atesoraba. De nuevo mi dedicación iba en dos caminos, uno hacia su boca y otro hacia su húmeda vagina. Un suspiro intenso la llevó a sentir dentro mi pene. Engrandecido se abría paso hasta lo más hondo de su coño. De los suspiros fue pasando a los minuciosos gemidos que, a cada vaivén que le propinaba, se iban intensificando. La convulsión le abrasaba aunque pedía más y más. Era una fuente de lujuria cuya voracidad no tenía límites. Quería ser follada salvajemente pero también con la ternura más sublime.
   Abierta de piernas, mi pene se introducía con ritmo frenético. Para hacerle llegar a ese orgasmo delicioso, comencé con mi pulgar a excitarle su clítoris. Eso lo acogió con mucho agradecimiento pues un grito lo confirmó. Su cuerpo doblegado a la pasión que le iba recorriendo por cada rincón de su interior, se sentía con una agitación maravillosa. Estaba tentada por  la penetración y por las caricias...efectos agonizantes que la tenían en la cúspide del clímax sexual.
- ¡ Mi amor, quiero follarte por detrás !-
   Su cuerpo se giró y aquel trasero se contoneaban esperando ser embestido con furia y pasión. Su movimiento inicial me hacía estremecerme completamente. Me entregaba a lo que me daba y no quería separarme de aquel cuerpo que tanto había deseado y al que tanto adoraba. De su movimiento pasamos a que yo me moviese con más plenitud hasta que mi pene estuviese dentro completamente. Su dominación me hacía entregarme en un arrebato desbocado. Me echaba encima de ella, me agarraba de sus hombros para así metersela hasta el final y que sus gemidos se hicieran más intensos. El gusto me iba llegando y así se lo hice saber.
- ¡ No te detengas. Quiero que te corras dentro de mi !-
   La inducción me hizo cogerla de la cintura y con fiereza penetrarla. Si sus lamentos eran placenteros, mi jadeos se aceleraban...la culminación estaba cercana. Mi pene lo notaba encendido en placer y a punto de expulsar todo el semen contenido de varios días sin hacer nada. La consumación aconteció con un sabor delicioso.
-¡ Me corrooooo !-
   Unos instantes recibió mi semen en su coñito pero se giró y puso su boca en mi pene. Cada mamada era una expulsión más de líquido seminal. Estaba debilitado en aquel momento, aunque, no desfallecería completamente. La subía a la mesa, abrí sus piernas y comencé a lamer nuevamente su coño lleno de humedad y con una disposición integra para estar toda la noche follando sin parar. Entre mi lengua y mis dedos la embaucaron en una desintegración vibrante que le recorría cada palmo de su piel. Con intensidad la penetraba. Su agitación le hacía temblar hasta que ya no pudo contenerse más....Cerró sus piernas y en el quejido se quedo con los ojos cerrados. No mencionaba palabra alguna. Soplaba como deseando que el placer llenase todo lo que la rodeaba. Abatida abrió los ojos; sonriente se mostró y sus palabras avivaron el silencio: - ¡ Eres el hombre que más feliz me ha hecho !-
   Guiado por su mano llegamos a la cama. A cada paso de las horas la entrega era total...unas veces hacíamos el amor con ternura, otras la lujuria nos llevaba a la feroz seducción, otras nos mirábamos y entregados a un abrazo nos guiábamos por los sentidos y el apetito sexual...La noche transcurrió como el brillo en los ojos de unos enamorados. Exhaustos quedamos en un profundo sueño. Ninguno de los dos habíamos previsto que la noche transcurriese de esa manera. Todo había surgido de la nada y el placer nos había vuelto a unir.
   Cuando los ojos de ella recibió unos fuertes rayos de luz, lo primero que quiso  fue encontrarse en un beso con mis labios... sólo encontró el vacío en la cama. Con desesperación buscó por la casa. Al volver a la cama si halló una carta con mis palabras de despedida. Hacer el amor con ella había sido lo más bonito de la despedida. La convivencia no iba a mejorar por haber estado follando. Ya nada teníamos que decirnos. En la carta iba también mi sinceridad, le mostraba que la había traicionado después de lo visto con aquel joven. No se lo decía para hacerla sufrir sino para que notase que ya no seríamos los mismos. Además, no podía quitarme la visión de aquel joven acariciando su cuerpo y dándole un placer inmenso. Mi traición había sido con aquella amiga del trabajo que le había presentado en alguna fiesta.
   No deseaba que me buscase pues me iba a tomar unas vacaciones para desconectar de todo. Solitario vagaría un tiempo para encajar cada pieza de mi vida en su lugar. A mi regreso pasaría por mi equipaje y a solucionar los papeles del divorcio.  Mis letras no significaban un hasta nunca sino un hasta pronto y quedar como dos personas que se quieren pero que no pueden convivir....al final mi despedida era : " te quiero, mi pequeño colibrí...siempre estarás en mi ".