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jueves, 27 de noviembre de 2014

Madrugada sin ti

Con esa frescura que da la madrugada de otoño y más cuando cae la lluvia sin tregua, quiero tener el calor de tu cuerpo desnudo. Las palabras predicadas con las horas del día resuenan en mi mente lo que me hace buscar ese amor que salía de tu boca deliciosa...quería tener la combinación del amor, del sexo, de la pasión y la lujuria.
Notar en mis labios tus besos, mirarte y complacerme porque, al tenerte adosado a mi desnudez, siento que tus ojos brillan como las estrellas en una noche de verano.
El simple roce de tu cintura ya ha enaltecido mi miembro. Todo estaba dispuesto para caer rendidos en los brazos del frenesí. Mi piel deseaba sentir la caricia de tus dedos. La necesidad de placer ha roto el sueño y anhelaba entrar en ese juego amoroso que nos hiciera caer rendidos fruto de movimientos sin tregua. Verte complacida y yo entrado en un delirio desequilibrante es una satisfacción que me une a cada momento a ti.

En los besos seremos placer sin control.
Las caricias llevaran a arrebatos sexuales desmedidos.
Al entrar en tu cuerpo hallaremos la bendición 
de las sensaciones más orgásmicas.
El deleite del acto sexual nos liberará los sentidos.

Cuanto se piensa con el silencio de las últimas horas de la noche no se hace realidad si el apetito sexual no se hace presente.
Esperaba que con las caricias en tu cintura, en tu pecho y en tu trasero se refrendase ese fuego que parece dormido con la llegada del sueño. Al dormir desaparece las ganas de tu cuerpo y sufro un martirio. El pensamiento me traslada a cuantas palabras han rememorado tus momentos de juventud y siento que no eres la misma. La negación provoca desgana, nula motivación y buscar el placer en la masturbación nada apetitosa cuando has absorbido la pasión del cuerpo adyacente.
Quería notar como tus labios me besaban y alcanzar un regocijo maravilloso.
Deseaba tocar tus pezones y hacerlos engrandecer para que se pusieran duros para después lamerlos y elevarte a esas alturas que noto cuando cierras tus parpados. Me apetecía esas caricias de tus manos, esa masturbación que me enloquece. Codiciaba esos suspiros cuando te penetro por detrás y consigues un placer ponderoso al igual que yo. Correrme en tu cuerpo era mi aspiración porque se que te llena de satisfacción...pero esta noche todo ha sido en vano y el sueño te ha impedido entregarte a mis impulsos y deseos.

Sin tu cuerpo siento la ausencia del placer.
Nada me satisface cuando tus besos se evaporan en la noche.
Siento que no seremos rociados por juego sexual
y la abstinencia provoca pensamientos indebidos.
Te busco y el rechazo me desalienta.
Te busco y tu presencia es solo sueño.
¿Que ha sido de esa fogosidad
y de esos placeres que alcanzabas en el pasado ?


sábado, 15 de noviembre de 2014

Un fuego que se ha aletargado.

Pregunto a la noche dónde se halla ese fuego que tus palabras predicaban. El silencio mudo se muestra, ya no escucha los suspiros que de tu cuerpo salían cuando llegabas al orgasmo. La pasión se desintegra con el paso del tiempo y yo, anhelante de un placer desconocido, no siento las enseñanzas sexuales que escuchaba por comentarios de bocas secundarias.
Al calor de unas sábanas calurosas he apreciado la llamada del deseo. Las ganas han inflamado las venas de mi cuerpo y mi sangre era estímulos que engrandecían mi miembro. El acercamiento era una incitación al contacto más íntimo. Las caricias propinadas querían hacer emerger ese fuego pasional que habita en tu interior y que se estaba apagando con el transcurso del tiempo. A pesar del continuo frotamiento en tu entrepierna, sólo he notado leves estremecimientos y un rechazo que ha sido como flechas que propinan la muerte.
Noto como la frialdad cubre tus ojos, se hace extensión en tus caricias y congela el amor. Tus manos se han convertido en puro hielo y en mi desnudes percibo una aflicción que desintegra todas las sensaciones de un principio. Ya tus pezones no me buscan, tu vagina no se muestra humedecida fruto de el sólo contemplarme. Ya tus besos parecen como un regalo que no llegan a enardecer mi corazón...
La madrugada pasa con el silencio de la mano. Quisiera masturbarme y saciar así mis ganas de placer...¡ ya ni eso se me hace cercano !
A cada momento te busco con esos leves pellizco en los pezones, con tiernas cachetadas que hagan cubrirte de emociones sexuales. Busco tus labios para que los besos alienten a ese fuego que permanece aletargado y hagamos el amor hasta que logremos descargarnos de las retenciones acumuladas.
Nada sabe igual sin tu acompañamiento. Días pasados, la tensión cubría mente y cuerpo en mi persona. El fuego se deslizaba por mi piel. El calor me delataba...quería hacer el amor, pero sólo hallé el rechazo de tus manos y el giro de un cuerpo que ambicionaba. La turbación hizo que las ganas de ir al baño apareciesen. Sólo era ir al servicio y volver rápidamente para intentar conciliar un sueño que no me apetecía. Acabado mi acto en el baño, la erección continuaba...en aquel momento si que me atacó ese ansia sexual que hace despertar todas las neuronas sensitivas del cuerpo. Sin pensarlo dos veces, comencé a masturbarme. Al principio, mi acción me llevaba a un pensamiento vano, sin sentido, pues, en la cama tenía a una diosa maravillosa con la que deseaba follar. Con el avanzado acto el gusto iba apareciendo. La excitación erizaba cada pelo de mi piel. Estaba adentrándome en el camino más placentero y ese mismo efecto codiciaba tenerlo yo mismo en la cama y transmitirlo a tu interior para que así saliese ese fuego del que tanto había oído hablar. La continuación condujo al entusiasmo. El gozo se hacía presente...notaba como el semen iba llegando a la punta de mi pene para ser expulsado como la lava de un volcán. Con un suspiro quedé complacido. Todo aquel semen esparcido se lo llevaría el agua cuando me apetecía expandirlo por tu cuerpo o ver la cara de satisfacción al ser engullido por tu boca.
Concluido mi acto, el regreso a la cama fue sin sabor. Nada me había quedado. La descarga seminal había significado un impulso solamente, y, una vez concluido, poco valor había alcanzado. Mis pretensiones no habían sido complacidas y lo ambicionado no lo había abrazado.
Tu sueño seguía profundo, profundo como el fuego que ya ni espero. El sexo se había evaporado y nuevamente la decepción se interiorizaba. Ese fuego incitador se lo llevaría el pasado. El pensamiento se desborda y pregunto a la noche qué hacer para que ese calor pasional salga de tu cuerpo.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Saciemos el fuego que dentro llevamos...

Se agita el vientre 
la respiración se vuelve irregular
placer que se ahonda por todo el cuerpo
y, mientras te miro, el gozo me cubre.
Vibra la piel por las caricias
manos que se deslizan por mi pecho,
por la cintura, por las caderas...
manos que buscan complacer
lo deseado.
La extenuación es sabor que penetra,
el regocijo hace retorcer el cuerpo.
Los suplicios del deleite a mi llegan
y más ganas tengo
de hacer el amor esta noche.

Tus súplicas quiero hacerlas realidad,
quiero derretirme a tu lado y adentrarnos
en la pasión sexual más profunda.
¡ Apodérate de mis sentidos
cuando tu vagina atrape a mi pene
en el más sensual juego del amor !
Siento la humedad de tu entrepierna.
La excitación me apasiona e imploro
para que la demora no se haga eterna.
Encima de mi tengo la mejor de las visiones,
eres afrodita...pero, aún, más llena de belleza.
¡ Copulemos  y saciemos el fuego 
que dentro llevamos !