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martes, 19 de junio de 2012

En mi cama, un volcán...



Tendido en mi cama vuelvo a querer el encuentro de tu presencia. Una sentida ausencia cubre mi cuerpo y estremece mi corazón al faltarme tu amor. Quiero tenerte entre mis brazos esparciendo en ti mis besos de locura. Cada impulso caído del latir de los suspiros, será entrar en la sensibilidad de nuestras almas apasionadas.
Veo tu cuerpo desnudo, tu aroma a rosa es la magia que me envuelve en una seducción sin límite. Tu piel, erizada por el momento nocturno, muestra su suavidad dando vida a mi instancia en tu belleza de mujer. Querer como te quiero es gozar a tu lado, es sentir el júbilo de la noche de placer en la que nos dimos un amor lleno de alegría y pudor en el amanecer. Al hacer el amor, todo a nuestro alrededor se vuelve meloso, lleno de un aura de dulzura tranquilizadora que apacigua la fogosidad del deseo. Cada noche, la madrugada nos cubre de miradas embrujadoras haciendo de nuestra desnudez dos fieles enamorados con inmaculados sentimientos; el sigilo y el cariño irrumpen en la tentación, porque estar a tu lado, es suspirar sin respirar y morir sin sangrar.
En la cama, junto a ti, descubro los placeres del mundo del amor. No solo es sexo lo que guía mis pasos hacia tu frescura. Quiero adentrar mi fuego en tu corazón. Compartir el gozo que nos damos vibrando de placer en la infinidad de palabras sin fin y llenas de caricias emocionales. Ya el sexo y el amor se conjugaran para hacernos los seres más entrañables en busca de los juegos de intensa pasión.
Tus pechos se vuelven tersos al sentir el tacto de mis manos repletas de bondad.
- ¡Son bellísimos, mi amor!,- es un delirio besarlos y dar rienda suelta a la sensualidad de tu belleza femenina.-
Deambulo por tu figura, sumergiéndome en un encuentro con los encantos que te dignifican mujer. Eres la elegancia y personificación de la diosa Afrodita se posan mis ojos impregnados de un néctar repleto de erotismo. Tu exquisitez sensual los cierra para encontrar mi raciocinio un mundo de sublime paciencia.
La oscuridad de la habitación hace que tus besos sean mi estado libidinoso, fogosas sensaciones buscando el cariño de la proeza que dignificas a mi estado de inquietud.
Con los desbordamientos de excitación, te vuelves a besarme para hacerme participe de ese deseo que se adentra en mi corazón desde tu alma. Siento el misterio en tu aliento, el embrujo de las sensuales palabras en mí oído que me convierten en un inerte ser dejado al amparo de tu sentimiento frenético. Soy como un barco a la deriva si no te tengo y lloro porque ya no te encuentro entre estas sabanas tan frías.
Lleno de silencios y con el recuerdo de volver a amarte, tu boca se muestra tan directa que es una sensación tan agradable que ya no soy dueño de mi cuerpo. Susurros, desenfreno, pasión, deseo, felicidad y emoción nos lleva a un juego que solo el frescor de la brisa nocturna apacigua el calor de nuestros cuerpos expuestos a una noche de amor.
Tendido en mi cama vuelvo a soñar que regresaras en la noche para seguir nuestro caminar en el amor y ser dos seres entregados a un delirio apasionado.
¡ Ven sangre mía, que añoro tu cuerpo al respirar,!-
¡ Ven vida mía, que te quiero besar ¡
¡ Ven mi alegría, que mis días sufren si tú no estás ¡.

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