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sábado, 28 de septiembre de 2013

Mal destino - II -

   Paseando por la calle, aún no me podía creer lo que días pasados habían visto mis ojos. Mis horas en la oficina se hacían eternas, no deseaba volver a casa. Nada me consolaba. Mis compañeros de trabajo veían que estaba diferente, que mi rostro era todo un poema de desencuentros y que ese ánimo que dispensaba a todas horas del día, ahora, se había convertido en un conformismo desmesurado que me hacía estar evadido de la realidad. Seguía pensando en su desnudes, en aquel joven penetrándola y dándole un placer exquisito...los recordaba derretidos en el amor y me comían los celos y los pesares.
Mi negación me llevaba a ninguna parte pues en ningún lado estaba bien.
   De pronto, una voz femenina me llamó, me era familiar. Al girarme, vi la brillantez de ojos más bonita que había visto. Seguía mostrándose con un cuerpo tan espectacular que podría uno perderse en su piel. Estaba más elegante que cuando trabajaba en la oficina...¡ cualquiera diría que le había tocado una lotería y que le había ido muy bien en esos meses que llevaba sin verla !
   Con vehemencia, y con esa forma tan sutil y agradable que tenía de tratarme, me saludo. Su abrazo me pareció eterno. Era lo mejor que me estaba pasando en varios días y no había ocurrido nada aún; solamente saludarnos y estar sorprendido por verla de nuevo ya me alegró la mañana. En la sonrisa vi los recuerdos. Nunca sucedió altercados entre nosotros, aunque, siempre desee estar en la intimidad con ella. Lo había intentado en alguna ocasión, pero por unos motivos u otros, nunca llegó a culminarse la cita.
    Esta chica se había marchado de la oficina al amparo de un nuevo trabajo con mejor posición, y no había más que verla, parecía una gran señora.... y más, con el vestido ajustado que llevaba puesto. Sería la impresión de encontrarme o el fresco que iba corriendo, que sus pezones se alzaron y me avergonzaba mirarlos. Su sensualidad me descentraba antes y ahora me producía latidos desgarradores en mi corazón.
- ¡ He estado en la oficina saludando a mis amigos pero no te vi. He preguntado por ti y me han dicho que acababas de salir ! ¿ Qué te ocurre, han insinuado que te has vuelto más silencioso y en tu cara no se refleja la alegría de siempre ? -
- ¿ Quieres tomar un café y así recordamos los viejos tiempos ?- me alegro mucho de saludarte y haberte encontrado.

   No sabía si el café era bueno, lo que si eran bonitos eran sus ojos. No pude contenerme en cogerle la mano al mismo tiempo que le hablaba de que no me iba bien en mi matrimonio. Fue la conversación idónea para entablar un dialogo duradero. No quería soltar su mano, ella tampoco le molestaba mi acción. Mis ojos reflejaban el jubilo...no quería saber del tiempo. Tanto en las preguntas como respuestas salía el amor, la pasión, los celos, la convivencia, y por supuesto, el sexo. Al mencionar esa palabra me entro una marea de sensaciones que me vi atrapado en los besos de aquella mujer. Mi respiración comenzó a ser irregular fruto del éxtasis que se estaba apoderando de mi cuerpo.
- ¿ Qué te ocurre, te incomodo con mis preguntas ?-
- ¡ Nooo, es que hace tanto tiempo que no te veo que pareces ahora más bonita que cuando compartías con nosotros los días !
 
Ella se ruborizó, no esperaba tal respuesta. La conversación tomó un rumbo más personal e intimo. Hablábamos de ella y de mi. Tenía que decírselo porque si no iba a explotar por dentro: - ¡ Sabes que llegué a quererte mucho de un modo distinto a la amistad !.
Si antes se había ruborizado, ahora, no sabía como reaccionar; un estremecimiento plácido le acarició su cuerpo. Un gesto con su dedo me hizo acercarse más a ella. El beso no se hizo esperar. Llegados a ese momento sus labios se fundían en los mismos, su mano tocaba mi pecho y , como deseosa de culminar la caricia, me tocaba mi pene que ya se había puesto engrandecido. La situación se tornaba embarazosa ya que no era lugar de los hábitos en los que estábamos inmersos.
- ¿ Quieres dar un paseo ?-
No hizo falta decir nada. Nuevamente me besó y salimos de aquel lugar.
- Tengo tiempo libre para mi...¿ Quieres ir a algún lado en especial ?-
Las dudas me poseyeron de la misma forma que lo hicieron cuando estuve con ella en aquella comida de empresa. Estaba tensón ante su pregunta. Ella lo notó y quiso calmarme: - Espero no incomodarte con mi sinceridad. Siempre me quedaba diciendo como serías actuando de amante -
   - La verdad que dispongo de todo el tiempo posible. Si quiero ir contigo a donde a ti te apetezca y pasar a tu lado esas horas que te queda por estar aquí -.

   La habitación era fría, poco alentadora para una mañana de amor. Las palabras dejaron de ser intensas. La seducción a la que estaba siendo sometido me desbordaba y me hacía pensar en mi mujer y que de ese modo le pagaría con su propia moneda... pero no podía echarme atrás pensando. Mi mujer me había puesto unos cuernos grandísimos, ella había gozado y sepa Dios, cuántas veces lo habría hecho y con cuántos hombres. Yo llevaba un tiempo que ni masturbarme me apetecía. Allí a mi lado, tenía a una diosa de la belleza que me reclamaba el sexo que antes no pudimos disfrutar.
   Al ir desnudándose, su piel parecía más bonita. Su cuerpo era un campo de flores en el que bañarse con un aroma de pureza inigualable. Cuando se quitó el sujetador, ya  el descontrol me pudo y me abalancé hacia ella besándola apasionadamente. Cada beso me desahogaba del tiempo pasado y de lo presenciado en casa. Sólo quería disfrutar de su cuerpo, de su amor, del encuentro...perseguir a cada instante las emociones sexuales más pasionales posibles.
   Encima de mi, sus movimientos eran un reclamo al gusto. Nos adentrábamos en lo prohibido de los juegos sexuales y nos gustaba estar uno cerca del otro. Ambos eramos sometidos a ansiosos deseos. Nuestra consigna era conseguir la extenuación más suculenta que pueden dar dos cuerpos que se involucran en el sexo más apetitoso. Cada vez que lamía sus pezones me llenaba del fuego de su interior. Las caricias en sus pechos me hacían entrar en una fusión sabrosa de la cual no quería separarme.
    Los movimientos llevaban a disfrutar de una variedad de posiciones; el mismo placer alcanzábamos al penetrarla por detrás que haciendo un 69. Los gemidos se esparcían por la habitación cuando metía mis dedos en su vagina y ella me masturbaba mientras nos besábamos acaloradamente. Su vagina empapada en ese baño de excitación me volvía loco...no podía parar de darle más intensidad; quería que se corriese. De la misma manera, ella me sometía a una masturbación delirante y de mis genitales subía tan agradables sensaciones que no se podían describir.
   Antes de volver a introducir mi pene en su vagina, lo movía por sus labios vaginales. Me miraba con satisfacción. Su lengua relamía los labios en una actitud de lo más estimulante. En sus ojos veía los espasmos sensuales que albergaba su cuerpo...era una fuente lujuriosa y yo quería beber de aquel agua que salía por su vagina. Comencé a lamerle su clítoris y más cachonda se iba poniendo. Se derrumbaba ante lo que le hacía y más gusto consiguió cuando la puse a cuatro patas y metí mi pene en su ano. Su chillido fue delicioso...más ímpetu puse en mi movimiento hasta que ya los gemidos se convirtieron en gritos apasionados. Cada vez más fuertes salían de su boca y me susurraba que no me detuviese.
- ¡ Sigue, sigue, que me viene un orgasmo maravilloso !-
Me echaba encima de ella para así tocarle sus pezones y que entrase en mas éxtasis aún. Le encantaba que le tocase las tetas ya que disfrutaba de ese momento. Sin más contemplaciones, la penetré por su vagina. Las envestidas nos llevaron a una respiración desorbitada y cuánto más rápido la follaba, más cerca estaba mi semen de salir.
-¡ Córrete dentro de mi !-
Así lo hice. Mis suspiros eran intensivos lo que me llevó a desfallecer momentáneamente. Fue cuando mi pene salió de su sexo. Mi semen lo notaba caliente y se lo restregaba por su vagina. Ella se tocaba....le metí, de nuevo, mi polla, aunque, los movimientos no eran tan impulsivos pero le sirvió para encontrar el orgasmo que había buscado desde que le dijeron que me encontraba mal y me había ido a casa.
   En aquella cama quedamos convulsionados por la explosión sexual que habíamos degustado. La miraba y más bonita me parecía.
- ¡ Debemos irnos porque mi tren sale pronto !-
En la estación nos despedimos. No quisiera que se fuese ido, pero su sitio ya no estaba en esta ciudad. Con un guiño me dijo que la próxima vez sería mucho mejor...Vi marcharse el tren, mi sonrisa me decía que estaba contento por lo vivido.
   La tarde iba menguando y me apetecía tomar una copa. Quería saborear yo sólo el encuentro con aquella mujer que antes había sido maravillosa por su amabilidad y amistad, y ahora, porque me había dado unas horas sublimes tanto de amor como de conversación.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Mal destino - I _

Quería dar una sorpresa a la mujer de mi vida. Con un ramo de rosas en la mano y haciendo un esfuerzo grande, abrí la puerta del piso con el mayor de los silencios posibles para que no escuchase mi regreso.
   Al  entrar en la casa, la soledad  me ha recibido con los brazos abierto. No era mi hora de llegada normal, pero unas transacciones aceptables hicieron que todo fuese muy bien en cuanto al trabajo y merecía unas horas de relax. Quería estar en casa descansando mejor que en cualquier lugar de copas celebrando lo conseguido con los empresarios extranjeros. Esos quehaceres burocráticos los dejaba para los jefes que ellos si sabían disfrutar de esos acontecimientos.
Mi llegada a casa tan temprano suponía una situación anómala, aunque, más extrañado me he quedado al ver que ella no estaba. En aquellas horas del día siempre estaba en casa dedicada a sus labores o incluso un rato con Internet. Mi pensamiento evadió cualquier tormento. Me decía que por cualquier circunstancia podía haber salido o podía estas tomando un café con una amiga. No era usual en ella y de hacerlo, me habría llamado como tantas veces había hecho. No debía acoger malos augurios ni entrar en torpes conjeturas. El silencio sepulcral si me conmovía y deseaba que volviese pronto.
 
   Mientras aguardaba su regreso, me daría una ducha. Relajarme era lo que más me apetecía después de la intensidad en las negociaciones. Con dirección al baño, escuché unos sonidos de queja que extraño mi pensamiento. Con paso sigiloso, llegué a nuestro dormitorio. Allí tendida en la cama era una Venus maravillosa. Estaba desnuda completamente. Boca abajo mostraba su espalda y los deseos hacia ella me pudieron...en ese momento se movió, y con la cintura levantada, mostraba ese culo tan perfecto que poseía y se mostraba esa vagina que deseaba ser chupada.
   Vi aparecer su mano por debajo del cuerpo  y comenzar a masturbarse lentamente. Estaba tan preciosa que contemplarla ya era todo un gozo. Con avidez comenzó a tocarse. Su clítoris estaba enrojecido lo que me llevó a pensar que llevaba rato dándose placer o que algo había provocado esa extenuación y humedad tan voraz que mostraba... sus manos acariciaban su entrepierna y recorrían sus muslos. Notaba como sentía un estremecimiento que la llevaba a mover la cabeza en movimientos enloquecedores de gusto. Sus labios vaginales recibían las caricias más suculentas lo que propiciaba que más gruesos y excitados se fuese poniendo... era todo un espectáculo verla allí en la cama tendida.
   Jugaba con su sexo humedecido. Sus pechos deseaban ser acariciados al ver que sus pezones mostraban una fortaleza grande. La piel le relucía en aquel perfecto cuerpo.
   De pronto, mi alma se sobrecogió de tal manera que no veía la lógica ni me explicaba la razón de ser de lo que escuchaba.
Tras la puerta, la voz de un hombre se pronunció : - Cariño, sigue así. Masturbate que yo me estoy masturbando y pronto te voy a follar. Te follaré tantas veces pueda y quiero que hoy me saques toda la leche de mi cuerpo -.
Era la sensación más desagradable que podía esperar. No podía creer lo que escuchaba.
El hombre apareció sin percatarse de mi presencia pues la puerta no estaba completamente abierta. Dirigiéndose hacia la cama, llevó su mano a la húmeda vagina. Al sentirla, ella gritó de forma extenuante y gratificadora. Mas entusiasmo alcanzó cuando le metió los dedos y comenzó a lamerle el clítoris.
- ¡ Sigue así, no te detengas, sigue, sigue !-
Con la otra mano le acariciaba su piel y se alzaba para llegar a sus pechos. Estaba en los pasos previos para follarla y así derretirse ambos en el amor más profundo.
   Inmersos en el juego sexual y con una vehemencia apasionada no se percataron de mi presencia en ningún momento. Os miraba sin saber que hacer ni como actuar aunque la rabia se iba apoderando de mi templanza.
-¡ Amor, follame de nuevo !-
Aquel hombre introdujo su pene de forma impetuosa. De la boca de mi mujer salió un gemido, su sumisión era plena. El placer le recorría por cada palmo de su piel. Su excitación iba en aumento cada vez que la penetraba.
- ¡ Siiii, sigue así, pero quiero que me des más placer. Follame diferente a las veces anteriores y que nos corramos juntos, y esta vez no la saques de dentro !
Yo seguía contemplándola sin dejar de pensar en nuestras horas de amor y en la unión que nos hacía ser una perfecta pareja. Aquel momento que estaba viviendo era más doloroso que si fuese perdido el mejor negocio de mi vida...la perdía a cada suspiro que daba y cuánto más la pasión iba absorbiendo de aquel joven. Me sentía desvalorado, perplejo...el ser que más quería en mi vida me jugaba una de las peores situaciones. Nunca imaginé que fuese a estar con otros hombres mientras nuestro amor reluciese como la luna.
Ahora cada grito, cada gemido, cada suspiro...cada susurro era un puñal en mi corazón, cada embestida que le proporcionaba su amante me ahondaba más en la desgracia...iba comprendiendo su codicia y que sólo le apetecía estar follando a cada momento fuese con quién fuese.
En ese instante en el cual yo me iba perdiendo por lo contemplado, cambió de posición.
-¡ Cambiemos de posición, tesoro. Quiero ponerme encima de ti. Debemos hacer las mejores posturas del kamasutra, así , alcanzaremos la plenitud del sexo !-
Sus gestos, sus movimientos, los gemidos de excitación...verla allí subida encima de aquel tipo que yo ni conocía me ponía en los peores pensamientos. Todo era una agradable visión para el indiferente pero yo iba sufriendo de una manera desmesurada. Aparte de ser una diva del sexo, era mi mujer la que estaba retozando en el placer y la veía con gran pasión como si encima obtuviese más recompensa de aquel tipo joven.
   Estaba más preciosa que nunca con su pelo alborotado y sus pezones enrojecidos fruto de sus manoseos y los que le daba él cuando ponía sus manos en sus pechos. Te contemplaba, y cuanto más lo hacía más excitado me iba poniendo. Quisiera ver sido el que estaba allí tendido en la cama contigo encima. Salí del trabajo con la idea de estar todo el día contigo desnudos por la casa y follando a cada momento. Quería recompensarte por esos días de mi nerviosismo y dejarte a un lado.
 
   Con mucha prudencia fui abriendo un poco más la puerta. Sus gemidos iban incrementándose y el jadeo del hombre se elevaba con más intensidad. Sus ojos seguían cerrados para ser más real el momento y adquirir todo el jugo de amor que le daba la mujer que brincaba encima de él.
- ¡Me corro , me corro ¡- , eran sonidos que emitías con lujuria para que los percibiese tu amante y así que se excitará más .... así te lo decía él también y tu obedecías a todas sus palabras y deseos. Ese gusto que te estaba dando te hacía alcanzar un estado sexual apoteósico... Al intensificar el movimiento, ambos se aferraron al camino del desenfreno total. Ella no podía contenerte y él, agarrado a su cintura con las manos, la atraía severamente para que no se saliese su polla de su coño completamente humedecido.
La frustración me podía. ¿ Cómo podía pasarme esto a mi cuándo le daba todo lo que quería e incluso hacía el amor cuando deseaba, aunque viniese cansado del trabajo ?... Las deducciones no tenían lógica y me iba pudiendo la ira.
 
   Con una dulzura en su boca lo beso pidiéndole que no se la sacase y se corriese dentro de ella... El joven hizo caso y un grito frenético fue la declaración que se había corrido dentro. Ella seguía en su empeño hasta que por fin, le vino ese orgasmo que deseaba y que tanto había buscado.
Calló rendida en la cama. Su sonrisa fue una imagen veraz de lo logrado. El jubilo le salía por todos lados y la satisfacción se le notaba. Vuestras manos se enlazaron en señal de amor mientras mi sangre hervía de dolor.
   Ya que había concluido la sesión placentera, abrí la puerta de par en par. Si la sorpresa de él fue continuada con un sobresalto apabullante, tu cara, al percatarse de mi presencia, fue un cambio radical como si fueses pasado en segundos de la claridad del día a la oscuridad de la noche.
Tenía ganas de cualquier cosa en aquel momento pero mi calma supo sacar la cordura....
-¡ Tú, vístete y vete. No tienes la culpa...No tardes mucho vaya que vea en ti al culpable que eres también !-
El joven a medio vestir salió de la habitación sin abrir la boca.
Después puse mi mirada fijamente sobre ella. A pesar del miedo que le corría por la sangre, parecía tranquila esperando cualquier reacción.
- ¡ Con respecto a ti no sé que hacer ahora mismo. No sé si echarte de la casa y repudiarte o intentar pedirte una explicación y amarte más intensamente para que tu me ames más !-
El llanto no significaba nada. Fui a ducharme y entrar en ese relax que necesitaba. Había vivido unas horas intensas tanto en el trabajo como en mi casa...¡ Fuese sido mejor haber ido al bar a tomarme una copa !. Allí fuese conversado con alguna chica que precisase también una copa o un poco de compañía.. Las palabras volarían hacia los sentido e igual lo fuese pasado tan bien como lo había pasado mi mujer, de esa manera, ambos fuéramos logrado un placer maravilloso y nadie se fuese enterado de lo vivido por cada cual.
  El destino, a veces, juega una mala pasada.

martes, 17 de septiembre de 2013

Quiero hacer el amor contigo.

Cuando me miras siento escalofríos en mi piel
los precipitados latidos de mi corazón 
se vuelven marea
provocando en mi un oleaje apasionado
que me riega la desnudes de mi cuerpo .
En tu euforia me pierdo,
me siento abrazado por un bosque de estímulos
del cual los senderos me llevan sólo a tu cuerpo.

¡ Quiero hacer el amor contigo !

El estruendo del querer que nos acoge será
la liberación de los sentidos buscando la intensidad
del sexo que deseamos en la noche.

¡ Encontremos el tacto que nos una para llegar
a satisfacer nuestro impulsos más lujuriosos !
¡ Ven y me masturbas,
yo te daré ese placer que ambos deseamos !

A cada movimiento de seducción
hallaremos ese fuego llamado placer
del cual deseamos ser participes
y entregarnos a él enteramente.

De nuestro interior surgirá el flujo del deseo, 
de la pasión, de los espasmos y jadeos deliberantes.
Seremos fuego que se rocíe por cada cuerpo
dando un regocijo ejemplar para así encontrarnos
en el anhelado amor nocturno.

¡ Buscaremos el orgasmo con la plenitud de nuestros sexos
y aliviaremos las ansias de tenernos mutuamente !.
¡ Tu en mí y yo en ti...
almas que buscan sin contemplación
la capacidad de disfrutar del cuerpo a cuerpo,
corazones embriagados en las miradas
deseosos de copular al llegar las horas del alba !

sábado, 14 de septiembre de 2013

Pasión en el tren.


El café sabía a agua, típico de estaciones de tren. Un sabor amargo me indicaba que no tomase café allí aunque me invitaran. Ahora comprobaba porqué había tan poca gente a aquella hora de la mañana . Solamente una mujer mayor era la concurrencia de aquel bar.
Mis ojos se detuvieron un instante en su persona. Su belleza la hacía ser un mujer apetecible, madura pero con un aspecto joven. Tenía ojos bonitos, pechos seductores que le salían por el escote del vestido negro ajustado que llevaba y unas piernas que me enseñaba con descaro. Cuanto más la miraba más se acariciaba sus piernas para continuar hacia su entrepierna. Era una situación conflictiva. Mi pene que entró flojo se erguía para ponerme en evidencia. Aquella mujer conseguía ponerme cachondo perdido.

En ese momento , entró el tren. Su pitido me bajo del estado al cual había subido. Muy rápidamente salí del bar con mi cartera delante para que no se notase mi bulto entre mis piernas.
Me acople en mi departamento que marcaba mi billete y esperé a que se pusiese en marcha para revisar los papeles de negocios. Estaba conmocionado por la seducción a la que había sido sometido...pero era tan bonita aquella mujer que no me la quitaba de la cabeza. Me recorría por mi cuerpo toda su belleza... aunque se debía calmar mi pensamiento para que se relajase aquel bulto que me delataba. Igual podía entrar más pasajeros o en la próxima estación entrar más gente , no era razón que yo apareciese con mi pene erguido fruto del momento vivido. Me dije que mejor estaría sin compañía. Salí al pasillo para fumar un cigarro y ocurrió lo inesperado. Una voz de mujer se acoplaba detrás de mi. Apareció para decirme : ¿ Joven, me das fuego ?.
Ella estaba allí. La mujer del bar me estaba pidiendo fuego. Me quedé que no sabía como reaccionar: - ¡ No te pongas nervioso que no te voy a comer, hombre !-.
Ella cogió el encendedor ante mi inoperante movimiento y encendió su pitillo.
Con agradecimiento me lo devolvió para entablar conversación.
- ¿ Se ha calmado tu pajarito ?- dijo con voz tierna y dulce.
El sonrojo en mis mejillas hablaba por si mismo. La erección persistente me delataba. Ella sabía que yo la había estado mirando todo el rato... Mientras me hablaba, mi pene se iba engrandeciendo a cada palabra que salía por aquella boca encantadora,  y más, cuando puso su mano en mis partes. Sus caricias me llenaban de un gusto sublime. Ella me cogió mi mano y se la puso en su entrepierna. El goce era maravilloso. Susurrándome al oído, quiso que nos fuésemos a su departamento. La mujer viajaba lejos y había elegido la parte de los departamentos-cama que estaban a continuación de donde yo estaba ubicado. Entramos y colocó en la puerta el cartel de NO MOLESTEN.
Ella me besaba apasionadamente. Sólo pude dejarme llevar e ir a buscar su vagina con mi mano. Aparté su tanga . Mis dedos, índice y corazón, se adentraban en su coñito que estaba humedeciéndose. Mi cuerpo encendido no asimilaba nada. Mi dedicación era darle placer y hacer el amor con aquella mujer de la cual no sabía ni el nombre. Tenía ansias de aquella belleza seductora y ella más de mi visto lo pronto que me quería llevar a la cama.
Su experiencia hizo que sosegase mi ímpetu. -¡ Calma , cariño .Tenemos toda la noche para llegar al orgasmo que deseamos !.
Con rapidez nos desnudamos y caímos en la cama buscando la unión de nuestros cuerpos. Con sus manos puestas en mi cabeza me incitaba a comerle aquel coño que derramaba placer y desprendía tanto fuego como un olor que me atraía. Mi lengua lamía sin parar . Ella , muy habilidosa, se fue girando para poner mi polla en su boca . ¡¡ Como gozábamos en el silencio de la noche !!.

Cuando mi pene se encontraba en su mayor plenitud, se lo metió en su rajita húmeda. Comenzó a moverse sobre mi con movimientos lentos y llenos de lujuria. Mi boca lamía sus pechos y recordaba como se los tocaba ella en el bar de la estación. Esto me hacía tener más intensa mi polla que se abría paso entre sus labios vaginales ardientes.
Mi boca jadeaba. Mi voz se entrecortaba y la respiración se hacía intensa...todo era por los movimientos intensos que ya iba dándome y me hacía alcanzar sensaciones inigualables. Se movía con soltura y elegancia. Sabía cuando parar, cuando ser más intensa. Estaba completamente tan seducido por aquella mujer que no me dí cuenta que habíamos llegado a mi destino.
Inmerso en satisfacerla y en alcanzar lo supremo del sexo, quedé allí follando sin percatarme que tenía que bajarme. El tren se puso en marcha y nuestros cuerpos seguían con los movimientos de placer. Ella se puso de espaldas para que la penetrase por su culo que se abría con esplendor ante mi. - ¡ Sigue , no te pares, no te pares !- me decía con una intensidad apasionada.
De pronto , ya no pude aguantar más y con mi voz entrecortada, le susurre que me iba a correr. Se colocó delante de mi polla para chuparla con maestría, lo que hizo que mi leche se derramase con mas gusto. Me corrí sobre sus tetas . Quedé muerto , inerte ante aquella preciosa mujer que me había hecho feliz .

¡ Siento correrme !. Con su dedo en mi boca, me mandó callar para decirme: ¡ Tranquilo , cariño, tenemos toda la noche para que hagas que yo me corra también !.
El tren caminaba hacia un lugar incierto pues nada era apreciable en mí. Aquella mujer me había hipnotizado de tal manera que había dejado de percibir las horas. Solo la veía a ella...sus pechos y su coño estaban a mi disposición y lograríamos gozar plenamente. Satisfacer sus ganas era mi deseo. Todo en mi era complacerla y así pasamos largo rato hasta conseguir que ella se corriese también.
Cuando llegaba el tren al destino de la mujer , me dijo que era el final. Me besó . Era el beso de la muerte pues sabía que no la volvería a ver jamás.
-¡ Me lo he pasado muy bien contigo , pero debo vestirme que el tren llega a mi ciudad !-.
Quedé desolado porque se iba, además, me percaté que me encontraba muy lejos de mi lugar de destino. Ahora debería volver y dar explicaciones por mi ausencia.
Al besarla de nuevo en el arcén, sentí que mi timidez había concluido. Aquella mujer me había enseñado todo lo relacionado con el placer, los encantos de la pasión y la seducción. La vi marcharse con la elegancia que la había visto en el bar de la estación....siempre la recordaría como una bella canción de amor.

lunes, 9 de septiembre de 2013

He sentido la llamada de tu amor.

He sentido la llamada de tu alma. El silencio nos acoge.
 Dos cuerpos paralizados cruzan miradas intensas.
Es sometimiento lo que siento al tenerte frente.
Te contemplo y más te quiero.
Siento como late mi corazón cuando contemplo esos pechos desnudos sedientos de mis besos.
Se rocía en mi piel una sensación que me devora. El descontrol al saberte mía, me impulsa a adentrarme en tu cuerpo para disfrutar de ese amor que nos produzca un placer incontrolable.
Quiero absorber el olor de tu piel al entrar en contacto cuerpo a cuerpo.
Te miro...fluyen esos sentimientos que me conducen a ti cada día
y que me hacen inculcar la pasión que te desprendes por tu boca en cada suspiro de amor.
Al entregarme a ti, me regocijo en la expresión de tus ojos. Tu boca es la cueva de la cual no quisiera salir. Allí vivo con la saliva de tu ser, allí respiro con la corriente de vida que me das...
La conquista de su piel sedosa es mi deseo. Al estar atrapado entre tus manos, siento que me olvido de vivir. Tu eres mi fuente de energía y a ti quiero estar adosado.
Otro suspiro... Un delirio de deseos lascivos me encamina a la humedad de tu entrepierna.
Mi boca estalla en las sensaciones más sublimes. Ese olor vaginal hace que pierda la noción del tiempo y sólo me satisface estar beso con beso con tus labios sexuales.
Te brillan los ojos al sentir que ya estoy dentro.
Notas como mi lengua te provoca ese gusto perdido en los días sin mi... te contoneas y mis manos cabalgan con tus movimientos.
Tus pechos desnudos son mi emoción ponderosa. Quiero tener tus pezones jugando con las yemas de mis dedos. Hacerte sentir fuera de la realidad es mi dedicación pues haremos el amor hasta que el amanecer nos diga que ya salió el sol.
Arde tu cuerpo en un fuego desequilibrante.
Dentro de ti, mi pundonor quiere llevarte al camino de la felicidad. Cada envestida busca alcanzar un orgasmo que nos haga naufragar en los estímulos más maravillosos.
Tu conmigo, yo abrazado a ti...
Vivir el placer a tu lado es conseguir asumir que el amor es el camino que nos marca el destino.
Siempre a tu lado para sentir que mi corazón late por ti...