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viernes, 24 de octubre de 2014

Masturbame sin hacerlo.

Hoy, quiero sentirme aliviada por mi misma. Deseo descargar en mi intimidad todo el placer que requiere mi cuerpo cuando tu no te encuentras a mi lado. Hoy, quiero satisfacerme yo misma y saciar mis ganas de sexo.
Atrapada en un fuego que hierve mi sangre estoy, necesito de la suavidad de mis dedos. El contacto con los labios vaginales es el principio de ese gusto que se concibe con solo tocar. La continuidad atesorará que lograré alcanzar los margenes de la felicidad. Cierro los ojos y las caricias propias hacen vibrar mis neuronas apagadas por la tristeza de verte marchar.
Ese roce de mi piel desarbola mi adentro. Los estímulos cobran vida en todas las partes de mi cuerpo y siento como mis pezones se erizan. Poco a poco logro la excitación requerida. Poco a poco, me va pudiendo la sensibilidad que cobra las partes más excitables de mi cuerpo desnudo.
Desde mi boca hasta mis pies siento la corriente sexual que me corre con bravura con sólo las caricias. Dependo de mi propia masturbación para lograr lo que tu logras en mi. ¿ Por qué te has ido cuando tu me haces subir al extremo del placer ?
Pasado el preludio de las caricias, la disposición de mis sentidos es penetrarme. El consolador no se me pasa por la cabeza utilizarlo, quiero recibir de mi...quiero llenarme de mi misma y saborear la fuente del gusto sin artilugios que provoquen la plena satisfacción.
Mi dedo se adentra. Es un desgarro apetecible que me lleva a una desfase de mis sentidos. Cierro los ojos y los primeros jadeos acontecen con una musicalidad suave. En mi mente suena voces internas que gritan más, quiero más...sigue sin detenerte.
Las convulsiones se apoderan de mi cuerpo...es una sensación sublime que me lleva como el mar a las olas hacia la playa. Rompo con un grito el silencio de la habitación. Se hace más intensiva la penetración y me retuerzo de gusto. Ahora, mi pensamiento no lleva tu camino. Solamente soy yo enfrentada a mi cuerpo para lograr la consecución de mi objetivo.
El clítoris se humedece y es mi dedicación. Hierve mi cuerpo. Pierdo la conciencia de la realidad y me invade el ogro gustativo. Toda mi entrepierna es una humedad que habla por si misma de lo alcanzado.
Una mano en mi clítoris y otra en mi vagina hacen que toda la pasividad mostrada en la noche se transforme en un cuerpo con plenitud de logros placenteros. Los gritos atesoran que estoy a punto de llegar a cubrirme de lo pensando cuando se iniciaron las caricias. Las neuronas padecen el descontrol. Mi sangre es marejada incontrolable y mi piel se humedece con un estremecimiento desbordado.
La intensificación en las caricias son el camino a la culminación requerida. Entro en un estado maravilloso cuando noto que la humedad llenan mis dedos y la excitación está alcanzada.
Chupo mis dedos. El sabor es algo indescriptible...y la relajación me hace estallar de felicidad.
Abro los ojos sin saber que buscar ni hacer, pues, poca importancia tiene lo que acontezca tras lograr ese estado de satisfacción.
Al poner, nuevamente, mis sentidos al corriente de la realidad mi pensamiento se apodera de mi mente...¿ Sin estar aquí era como si tú me fueses masturbado ?

miércoles, 15 de octubre de 2014

Masturbame mientras me besas.

¡ Masturba mis sentidos 
hasta que el placer llene mi cuerpo !.
¡ Cubre mi miembro con tu suave mano 
y hazme sentir que la erección 
está a tu disposición !.
¡ Dame tus besos !
¡ En tu boca quiero poner mi pene
y llegar a dejar correr mi semen
por tus labios !.

viernes, 3 de octubre de 2014

¡ Ven, que esta noche te espero !.

Quiero derretirme contigo esta noche. 
Estar a tu lado cuando la luna se desnude.
Deseo hacer brotar ese fuego que se acomoda en tu cuerpo.
Debemos librar esa batalla sexual en la cual ambos alcanzamos
el más plácido de los orgasmos.
La llamada del sexo nos unirá para deleitarnos
y alcanzar esos momentos que nos fascinan.
¡ Ven y quédate adosado a mi !
¡ Ven, hagamos el amor 
y dejemos correr al viento
los sentidos !
Estar bañado de tu aroma es mi placer.
 Tu cuerpo desnudo es el regocijo de mis ojos.
Alcanzo la extenuación
cuando mis manos acarician tus pechos,
cuando llego a tu sexo y noto como la humedad 
se ha apoderado de tu intimidad.
Hoy, me apetece saborear tu esencia,
sentirte encima de mi y fornicar hasta el amanecer.
Quiero morderte el cuello.
Quiero que las gotas del mesurado dolor
te bañen en un deleite pleno.
Quiero que te embriagues en un gusto desorbitado.
¡ Pídeme lo que desees !
¡ Tus deseos serán mi dedicación !
Cada gemido nos hará liberarnos de la abstinencia
y alcanzar esos instantes que, con nuestras manos entrelazadas,
nos llevará al placer más requerido.
¡ Ven y adentrémonos uno en el otro !
¡ Ven, que esta noche te espero !.