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martes, 21 de enero de 2014

Pasión en la Universidad - FIN -

El encuentro que tanto presagiaba sucedió cuando menos lo esperaba. La cara de la joven decía todo. Se posicionó delante de mi y su silencio hablaba por si solo... Con un gesto tranquilizador la llevé fuera de la universidad. Mis clases terminaron, aunque, a ella aún le quedaba la última. Muy sigilosamente le dije que prestase atención a lo que le iba a explicar. Mi ritmo cardíaco iba en aumento y con un nerviosismo que no sabía si diría lo que tenía que decir. Poco a poco fue explicándole lo vivido en mi pueblo y que hacía mucho tiempo que a esa chica la conocía. Lo que pasó fue algo inesperado, algo que podía haber pasado hacía mucho tiempo y sin embargo, no pasó. Mientras le hablaba, sus ojos comenzaron a derramar unas lágrimas significativas de dolor...pero en sus palabras iba viendo que comprendía la situación.

- Nunca quise hacerte daño. Te vi y fue un pinzamiento en mi corazón...fue algo tan bonito como hacía tiempo no lo había vivido. Haz sido una mujer maravillosa porque no sólo sexo es lo que he vivido contigo, sino que ha sido un amor engrandecido por las sensaciones mutuas, por tu encanto, por la alegría de tu persona...eres un encanto de mujer y a tu lado también me he engrandecido yo de vitalidad y juventud -

Al contemplarla, sus lágrimas ya eran ríos por su cara. La abrace con fuerza y con palabras tranquilizadores le hice que reaccionase. Un beso en la mejilla le gustó...quería más, aunque, la detuve por un momento para mirarla y ver que su cara ya era otra cosa. Ahora si era el momento de darle ese beso que requería. Sucedió y nos fundimos en un abrazo dulcemente.
Cuando nos separamos comenzó a hablarme. Sus palabras eran sinceras. Sus ojos brillaban sin salir lágrimas dolorosas.

- Se y soy consciente de la diferencia de edad. De lo que supone para ambos una relación profesor-alumna...pero mi querer ha sido de una vitalidad imperiosa. Al verte con esa mujer me entró celos, rabia y deseo de hacerte daño. Contemplaros cuando no me veías fue bajar a la realidad y vi que era puro amor lo que sientes por ella. Asumo que pierdo a lo que más quiero y deseo para ti que vivas un intenso amor con esa mujer. En mi siempre estarás porque mi sentir me lleva a llevarte conmigo...tu olor no es fácil quitárselo de encima, tus caricias saben diferente a los chicos de mi edad, tus besos son estímulos para mi corazón. Contigo he vivido en un estado de sueño hecho realidad. Tu forma de amarme, tu manera de hacerme el amor y tus caricias han provocado que estés en mi para siempre. Quizás un día me vuelva a enamorar de otra persona, sin embargo, tu permanecerás en mi como una de las cosas más bonitas que se me ha presentado en mi corta vida. -

A cada palabras, sufría un estrangulamiento de mi corazón. Mis manos cogió a las suyas y la escuchaba atentamente. Su mensaje me decía que entendía la situación y que no habría remordimientos ni ceguera amorosa. Comprendía mi postura y mi estado. El abrazo nos acercó finalizada su intervención. Con un gesto rápido, sus labios se posicionaron en mis labios. El beso fue como poner finalidad a nuestra relación y quedar como amigos. Tras el paso del tiempo, le dije que me tenía que ir...mi madre y ella me esperaban. El taxi que pedí llegó puntual. La despedida ya no fue tan dolorosa como esperaba. Ya con el coche puesto en marcha me giré. Con mi mano la saludaba y le lancé un beso para que siempre estuviese en su corazón como un regalo. Ella correspondió con el mismo gesto...
El fin de semana pasó rápidamente en compañía de la que se suponía era mi novia y mi madre. Nuestro acercamiento corroboró lo vivido en Navidad. Aunque había habitaciones para los tres, cuando mi madre quedaba dormida, pasaba la noche con ella en la cama. Su desnudez me hacía perderme en su cuerpo. Añoraba sus besos y la suavidad de su piel. Sus pechos los saboreaba intensamente como consiguiendo llevarme toda la ternura para la época de ausencia. Hacíamos el amor constantemente siempre con la precaución de no elevar el sonido de nuestros gemidos. Al conseguir el orgasmo uníamos nuestras bocas para amortiguar el alarido de placer...Todo era de una magnitud maravillosa y estaba contento de tenerla a mi lado. Antes de que se levantase mi madre, volvía a mi cama. Era una ridiculez sabiendo que mi madre era de pocas horas de dormir y de levantarse constantemente en sus desvelos. En alguna ocasión tuvo que escucharnos hacer el amor...
La despedida fue dolorosa pero de un grado menos intenso porque sabía que pronto estaríamos juntos. El fin de curso se iba acercando. Ya habíamos hablado que iba a pedir un lugar más cercano o vivir juntos y que ella buscase algo de su ocupación en la ciudad donde me destinasen...lo que importaba es estar unidos como una pareja.
La mañana se presentó triste. Mucho había cambiado en el proceder diario. La chica no la veía como había sido usual...eso me llevaba a pensar que igual no estaría bien y no iría a clase. Me censuraba mi actitud y me culpaba por no haber detenido lo surgido...me rondaba un estupor nada propicio para el comienzo de la semana.
- ¡ Hola guapetón, como te ha ido el fin de semana ! -
Al verla sabía que tendría que hablar con ella también. Debería acabar con aquellas insinuaciones rápidamente antes de malos entendido. Mi compañera estaba a mi lado con esa cara lujuriosa como incitándome a tener sexo desde por la mañana. Sin pensarlo, le insinué que en la hora de descanso me gustaría hablar con ella. Un guiño fue su afirmación y con un gesto de sus labios me lanzó un beso. No podía creer lo que acontecía, cada día estaba más cachonda y no se tapaba de sus gestos hacia mi. El transcurso de la mañana se hizo correctamente. Cada vez que miraba para la joven algo me entraba en mi corazón...¿ Podría quitarmela de la cabeza en algún momento ?...La situación llevaría su tiempo pero era urgente.
A la hora estipulada, mi compañera estaba aguardando mi presencia. Su falda ajustada, su jersey ceñido a su cuerpo...era una fuente de provocación ya que ante mi se había quitado la chaqueta que llevaba. Sus pechos parecía más apetitosos. No sé que pasaba por su mente pero hasta los pezones se le notaban. Mirar aquellos senos me produjo un estremecimiento en mis partes y como pude me contuve. - ¿ Cuál será nuestro nido de pasión hoy ? - Aquello ya despejo mi estado y regresé a la normalidad porque me estaban entrando ganas de irme con ella....- ¿ Vamos a tomar algo y hablamos de nosotros ? - La respuesta de ella se reflejo en la ilusión de su rostro. Esta vez no iban a ningún lado sino que fueron a la cafetería, pidieron un café y se sentaron en una mesa apartada de la concurrencia.

- Ya sabes que estoy con una mujer. No puedes ir gestos ni lanzamiento de besos hacia mi. Todos pueden sospechar y no quiero que pase nada. Ahora estoy muy bien con ella y no quiero perderla después de tanto tiempo. -
- Cariño si yo no te quiero para amarte profundamente sino para que me eches un polvo cuando tenga ganas, lo pasemos bien en la cama y nada más...-

Sus palabras ya me aturdieron y vi que lo que deseaba es tener sexo cuando ella quisiera. Claramente le dije que aquello no podía seguir así y que se debía de contener en sus alusiones hacia mi persona. Eramos compañeros y como tal nos teníamos que comportar.
Con pocas palabras la reunión se cerró, aunque , antes de irse, me dijo:

- Tranquilo, te dejaré. Viendo que ya no querías follar conmigo, me he buscado a otro y me complace más que tu -

Sus palabras pretendían hacerme daño, sin embargo, aquello fue lo mejor que me podía pasar...Con la tranquilidad en el cuerpo la jornada transcurrió estupendamente. En casa la calma me gustaba y sabía que ella me llamaría o nos veríamos por la cámara.
El tiempo pasó....la llegada de fin de curso marcó las despedidas y como no me gustaban, todo fue rápido.
Ni me despedí de mi compañera ni de la joven. Tampoco quería ni llantos ni palabras de suplica...la situación era la que había y no iba a cambiar. Además, sin que nadie se enterase pedí traslado y me lo concedieron. Iniciaría el curso más cerca de mi pueblo, así, ella podría venirse conmigo o venir a visitarme con más asiduidad.
El verano fue maravilloso. La diversión en el pueblo me despejó un poco de mi trabajo y de cuanto había sucedido en todo el curso escolar. Todo se iba alejando, sin embargo, algún que otro momento me acordaba de lo vivido con aquella joven y pensaba que sería de ella.