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jueves, 7 de junio de 2012

Besos en el cuello.

Te acercas con el secreto que llevas dentro,
miro tus ojos y la cautela hace que tenga ganas
de besar esos labios que me llaman en silencio.
Ya no busco disimulo ni ser un tipo entregado al sonrojo,
ahora quiero mordisquear tu cuello y oler el aroma
que se respira en tu cuerpo de mujer.

Entrego mis manos a tus pechos cubiertos,
cada caricia es un estimulo, un suspiro..
y noto como ya tienes tu cuerpo caliente.
Con paciencia, iré desabrochando tu camisa
para hallar la belleza de unas tetas
que me hacen relamer mi boca.
Tu piel canela se abre a mis ojos, la miro y suspiro.
Mis labios ardientes no dejan tu cuello,
mi lengua te rocía con una saliva que te estremece
y te hace elevar la intensidad de tu entrepierna.
A cada caricia, los pezones se enaltecen
en una lujuria posesiva . Anhelo tu sumisión
a mi pecho descubierto deseoso de ti.
Sufren tus pechos de una excitación que se traslada a tu persona
y te conmueve. Te regodeas en el placer recibido.
Sientes liberada tu conciencia de tensiones y quiero amarte
para que estés atrapada en una agitación
de la cual no quisieras escapar.

Una abrumadora sensación me tiene embelesado a tu corazón
que late y late como un gozo lleno de amor.
Ahora mis manos van recorriendo todo tu vientre
sabedoras del lugar donde excitarte más, así se encaminan
hacia ese rincón que ya está cubierto de un fuego de pasión.
Al rozar tu vagina, tu cuerpo se acerca más a la dureza
en la que esta presta mi pene.
Te acaricio y noto la humedad que posees.
Cada caricia es un chorreo de amor de los labios vaginales,
cada estimulo es un delirio en tu cuerpo...
en tu rostro está una marejada de felicidad
que te hace no abrir los ojos y estar inmersa
en un gozo como poseída por el poder del sexo.
Tus piernas se abren.
Ahora es tu mano la que busca mi pene
para que penetre en tu rincón fogoso.
Con ímpetu , tus labios vaginales reciben el roce de mi fuego.
El primer jadeo me cubre de excitación  y los movimientos
se reiteran con un brío que te hacen gemir de delirio.
Cada penetración es un delirio, un brebaje embrujador,
un conjunto de gemidos enriquecidos de ilusión.

¡ Te quiero!
¡ Hazme tu prisionera, mi amor, quiero ser tuya hasta la eternidad
donde juntos vivamos noches de profundo cariño. Te quiero tanto
que no sé vivir sin ti !
¡ No dejes de penetrarme porque así estaremos unidos
y nos embriagaremos en la pasión !.
¡ Hazme el amor hasta que llegue la noche !
¡ Quiero desfallecer en tu cuerpo y estar abrazada a tu corazón !.

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