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sábado, 26 de septiembre de 2015

Cada caricia era un rechazo sin sentido.

He encontrado el frío en esta madrugada silenciosa. Cada estremecimiento me recordaba los sinsabores de lo vivido en la tarde anterior cuando desavenencias nos ha puesto enfrente al paredón de la distancia. Necesitaba tu cariño, tu aliento, tu cuerpo y los besos tan conciliadores...necesitaba ese amor que nos ha unido largo tiempo. Un amor convertido en sexo que nos llevase al cielo del placer. Mientras tocaba tu piel mi erección ha ido en aumento. En mi pensamiento estaba que con la unirnos hacia un camino cargado de fantasías sexuales lograríamos llegar a la comprensión de lo sucedido y volveríamos a ser un caudal que no encuentra obstáculos.
Resultado de imagen de sexo con cariciasTu cuerpo estaba encendido en un fuego que mi mano incansable notaba. Cada roce de tu piel era una alteración en mi pene. Tenía ganas de saciar este largo tiempo sin fusionarnos en un coito apetitoso. En las caricias a tus pechos quería hallar esas sensaciones apetitosas que nos hizo encontrarnos la primera vez. Esos pezones erectos me excitan de manera incontrolable. Son tan grandes que me pasaría chupándolos a cada momento de las horas que marcan el día. Percibo que si yo logro una excitación amplia, tu logras alteración extrema...sé por tus palabras que cuando mi lengua roza esos pezones sufres un descontrol rotundo lo que te lleva a un estado embriagador del cual no quieres salir. Mi mano no cesaba en su empeño...deseaba tanto esos pechos que no entendía tu rechazo. Notaba el fuego en tu cuerpo y quería adentrarme contigo en el amor; así lograría calmar mi sed de pasión y derrotar al frío que iba posicionándose en mi piel.
Cada rechazo de tus manos me consternaba. Era volver a la negación de tantos momentos, era como volver a la soledad de una fría cama sin nadie a mi lado. No comprendía la repulsa y en mi mente salía a relucir aquellas palabras que tanto había escuchado : - mi madre siempre ha sido muy fogosa y le ha gustado follar -. Cada palabra era una puñalada en mi autoestima y, por más que intentaba comprender la situación, nada me hacía entender el comportamiento de aquel fuego que estaba a mi lado.
Resultado de imagen de cunilingusSin cesar en mi dedicación, mi mano ha recorrido su cuerpo con dirección hacia su entrepierna. Mis dedos han rozado su braguita...lentamente las caricias eran un estimulo en mi interior con el logro de la excitación con la caricia de sus pechos. En su vagina he logrado el placer tanto con mi pene como con mi lengua. Verla en una excitación plena era una satisfacción inigualable. Cada gemido hacia alterar mi sangre, cada explosión de placer con sus consecuentes gestos me llevaban a poner más impetud en lo que le suministraba. Con sus manos sobre mi cabeza rechazaba cualquier movimiento de ésta para mirarla y contemplar su cara llena de gestos morbosos. Mi empeño la llevaba al cielo de los placeres...estaba alcanzando esas estrellas que tanto me gustaba decirle y ella comprendía a qué me refería inmediatamente. Cuando ya no podía contener más tanto mi lengua incansable en su clítoris y unos dedos que no dejaban de penetrarla, su excitación ha alcanzado el orgasmo deseado. Esa sensación tan maravillosa en su rostro me satisfacía plenamente. Si ella había alcanzado la esencia del sexo, yo estaba encantado con los estremecimientos que había logrado mi amada al hacer el amor. Aquel líquido que salía por su clítoris llenaba toda su vagina...era un gozo restregarle lo producido en su adentro y que era la culminación de tanta agitación en su cuerpo.
Las caricias en su entrepierna llevaban ese entusiasmo en esta noche fría. Al igual que quería propinarle el máximo frenesí a su cuerpo, quería yo calmar la necesidad del mío. Tanto tiempo sin sexo atormentaba a mi mente y no lograba entender su posición cuando en el día nos comíamos a besos y las caricias manifiestas nos llevaban a un extremo muy conciliador...presentía que al llegar la noche el sexo nos fusionaría a ambos, tanto ella como yo alcanzaríamos el placer en la masturbación, en los besos, en las caricias y en la penetración con la eyaculación que nos conmovía a los dos.
Sin embargo, el rechazo fue el mismo que tantas noches. Su profundo sueño era una evasión de lo propuesto por mis manos, mis deseos.
Aquella noche sería como las anteriores y la masturbación no me consolaba. El amor, el placer y la excitación es cosa de dos y a mi lado encontraba una fogosidad que se había apagado con la tranquilidad en su cuerpo y mente.
No concebía lo que ocurría, no lograba entender y no sabía hasta cuando duraría sus reacciones a las caricias de mis manos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Recuerdos con tu ausencia.

Tu ausencia desborda mi pensamiento. No quiero hallar caminos que me lleven a paliar la necesidad de tu cuerpo...echo de menos tu persona y quiero caer rendido en tus brazos cuando la noche es sinónimo de paz. Con nuestro amor ahuyentaremos al silencio encaminados en la mejor de las culminaciones placenteras. Ese orgasmo nos aliviará las ganas de placer, nos llevará a la rendición de los deseos sexuales y nos someterá a un esfuerzo agotador con el paso de los momentos más íntimos.
En tus pechos encuentro ese gusto que colma mi boca. Son tus pezones fuente que mana sensaciones tan apremiantes que no me separaría de tus pecho en ningún momento...
Que decir de ese volcán que tienes en tu entrepierna...es un fuego que desequilibra mi pensamiento, mi corazón y me impide reaccionar acorde cuando pongo mi manto y noto tanto el calor que desprende como esa húmeda que me dice que ya estás dispuesta para hacer el amor toda la noche.
En las noches solitarias la masturbación no sacia mis necesidades. Tu eres mi pasión, mi deseo, mi placer...tu aglutinas todos los sueños carnales por los que yo disfruto en tu presencia. Al besarme me excitas cobrando fuerza mi pene, en tu lengua, al recorrer mi cuerpo, noto el cosquilleo que descoloca mis sentidos. Tu como placer sin final me llevas a la cúspide de la libido cuando tu boca absorbe el tamaño de mi miembro. Cada chupada me eriza el bello de mi cuerpo. Mi piel cae flácida ante tanta excitación de esa boca que pone mi ser a la máxima potencia sexual.
Lentamente caigo por tus pechos hasta tu clítoris. En ese momento sabes que estás atrapada a mis deseos, que tu liberación es el orgasmo...nada te librará de recibir los movimientos de esa lengua que tanto te gusta que haga reaccionar tanto tu clítoris como tu vagina. Tus lentos gemidos son ríos que tienen continuación en mi cuerpo. Son depósitos que perturban las neuronas de mi interior. Te lamo el clítoris y se desorbita tu conocimiento, penetro tu vagina con mis dedos y un chillido sale de tu boca como provocación de ese gusto al que te he asumido. Sin cesar en las envestidas, mi pasión es hacer que te corras. Notar en mi cara ese líquido que me dice que has alcanzado el regalo más maravilloso. En tu cara lo percibo cuando recobro mi postura y me pongo frente a ti sin dejar de besarte tanto labios como ojos...quieres un poco de descanso pero la plenitud de mi sexo impide pausas.
El desequilibrio llega cuando coges mi pene y lo introduces en tu vagina. Noto la humedad de unos labios que se abren a la penetración...el gusto me lleva a meter todo mi pene. Cada movimiento es un delirio inmenso. Si el ritmo es lento, tus gemidos me incitan a la suavidad y ver tu cara llena de un placer embriagador. Si el ritmo cobra intensidad, los suspiros son intensos ... ahora tu cara es de esfuerzo y los continuos besos en mis labios me animan a penetrarte más y más.
Con la eyaculación viene ese camino gustativo es no es comparable con ningún placer. Con mi voz cansada diciéndote que me corro, tu absorbes toda mi energía y culminas con una descarga placentera extenuante. Hemos logrado embaucarnos en el placer más delirante. El follar nos une, nos mima, nos hace ser un solo ser...
¡ Qué larga se hace la noche cuando no estás y mi pensamiento recobra momentos pasados !
Ya tengo ganas de tenerte en mis brazos, besarte, amarte...ser tuyo toda la noche. Mientras, la separación es dura y solamente deseo que pasen los días rápidamente.