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sábado, 29 de marzo de 2014

Quiero llegar a ti y encontrar el placer.

Te llevo en la sangre
sufro de una persistente agitación
cuando me acaricias
y por mis poros sale el gusto desbocado
que te desea a cada momento.
En la noche te contemplo con tu cuerpo desnudo
y se me altera todo el pensamiento
porque deseo hacer el amor contigo.
Quiero desfallecer a tu lado cuando llegue el amanecer
mi satisfacción es llenarte de placer
y que me beses cuando por todo tu cuerpo
sientas las sensaciones que te doy.

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Desnúdate lentamente
enciende la llama de tu interior
y convierte mi cuerpo en un azote emotivo.
Excitarme con tus vertiginosos besos,
con esa lengua que me enjabona en gusto,
con esas yemas de los dedos
que son como terciopelo.
Adosa tu piel a mi piel
que nuestros cuerpos sean un manantial apetitoso
y nos lleve a noche al delirio supremo.
Cada bocanada de placer
hará que nuestros sexos se exciten más,
se enciendan en un estremecimiento
que evoquen un fuego intenso.


Sacia mi deseo ...
llévame al extremo del sexo
que surjan alaridos y gemidos
de nuestras bocas que se buscan.
Penetraremos uno dentro del otro
y los movimientos estimulantes
acompañados de caricias
serán un certero camino
para lograr fornicar
como ambos deseamos.

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Desliza tus pechos sobre mi pecho
embrujame con el tacto
de tus pezones en los míos.
Alivia mis sentidos al tocarte
porque la pasión me puede
y deseo esos pechos
que loco me tienen.

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Quiero ser parte de ti
absorber el fuego de tu clítoris
y entregarme al calor de tu cuerpo.
Te miro y soy vulnerable
tus ojos me incitan
tu boca me apasiona
tus pechos es un estimulo
tu piel un deseo
tu vientre un estremecimiento
tu sexo....una lujuria.
Una lujuria donde yo quiero entrar
y saborear la esencia de tu interior.
Quiero correrme en cada movimiento
quiero la frescura de tus labios...
perturbarme con tu lengua
y hagamos el amor
hasta que caigamos rendidos
por estos momentos de pasión.









domingo, 16 de marzo de 2014

Amigos que encuentran amor - y III -

   En su casa el silencio era conmovedor. Todo era tan amplio que esa sensación de frío se introducía en el cuerpo a cada paso que daba. La única forma de entrar en calor y olvidarse de aquella soledad era traerla hacia él para estar juntos. Su boca fue la superación, sus besos el alivio...todo fue cambiando tras ir desnudando aquel cuerpo maravilloso que tenía para su complacencia. Discurría el tiempo disfrutando de su compañía en toda regla. Los besos se derramaban por su cuello, le besaba sus pechos, lamía los pezones...la seducción le sobrecogía y quería entrar en su vagina rápidamente, sin contemplaciones.
   Ella lo detuvo. Con sus ojos parpadeando lo sosegó y tonificó aquel hombre ebrio de sexo. Mirarla era entrar en un misterio en el cual quería descubrir todo lo que concernía a su pensamiento y deseo. El vicio sexual lo notaba en sus ojos. Estaban inmersos en su ansia libidinosa, aunque sabía cuando dar o recibir el placer...de ahí que controlase sus impulsos. Nuevamente el morreo los unió. Sobre una gran mesa se dejó caer y como presa de su cuerpo se acoplé a ella. Sabía en sus deseos, abrió sus piernas como incitándole a que se adentrase más hacia sus partes más íntimas. Sin preámbulos, su mano fue directa hacia su
entrepierna. Estaba bien humedecida toda la vagina....había pasado un cierto tiempo desde la discoteca hasta su casa pero ella mantenía la lubricación de sus labios vaginales. Con la mano acariciaba aquella fuente de placer. Aquellas yemas de los dedos eran una fantasía de la que disfrutaba aquella mujer. A cada caricia se comenzaba a alterar más. En su cara se iba reflejando que nuevamente el gusto la absorbía, le llenaba su cuerpo casi ya desnudo de una fascinación de locura.
   Aquella perspectiva en la que estaba más cachondo lo tenía. Tendida sobre la mesa, lo abrazaba con sus piernas, sin embargo, no dejaba que la penetrase, quería hacerle sufrir de ganas y ver reflejada en su cara los deseo de follar con ella. Era una provocadora en toda regla y así se lo hacía ver. Las miradas eran cautivadoras y más cuando las acompañaba unas palabras excitantes en su contenido.
Una de sus piernas se elevó hasta su pecho desnudo. Con su dedo mayor del pie fue recorriendo su cuello, su pecho, su abdomen...su espíritu se alteraba y más engrandecida tenía aquella polla que anhelaba entre en la cueva ardiente de ella.
Un vendaval de pasión era cada acción que hacía en su cuerpo. Ahora, con sus dos pies cogía su pene erecto con una acción masturbadora. El estremecimiento atroz le hacía sucumbir a las iniciativas de la mujer. Una marea de gratas sensaciones le cubrían a cada movimiento de aquellos pies. Ya no se pude contener. La atrajo fuertemente hacia él y sin más contemplaciones la penetró hasta llenarle su vagina de toda la firmeza que poseía aquel pene ostentoso. No puso oposición y en un gemido constató que el gusto le había llegado bien hondo. En ese momento, el hombre era quien dominaba. Quería moverse pero él se movía a su ritmo. Eran dos cuerpos de amor entregados a la posesión. Mi movimiento de caderas le gustaba...de su boca salían gemidos que lo corroboraban. Ella le iba abordando un clímax enloquecedor y así se lo hacía ver.
   Un caudal efusivo los cubría. Boca con boca los besos dejaron de ser besos para ser mordiscos y un morreo pasional. La penetración la tenía atrapada. Con intensidad iban teniendo el sexo que deseaban y a cada instante las sacudidas eran más fuertes para que ambos llegasen cuando antes al delirio final. Deseaba correrse dentro de ella como premio a lo vivido en toda la noche. Les palpitaban los corazones a la vez que los susurros se hacían más sonoros. El sudor comenzaba a fluir...eran dos cuerpos ardiendo de placer a merced del sexo. Del amor pasaron al puro e intenso sexo. Estaban delirando de gusto...No había dosificación de ninguna clase. El ansia les podía y deseaban llegar al punto culminante cuanto antes...así pensaba el joven, sin embargo, ella lo detuvo cuando más hincapié estaba poniendo y más furor administraba a aquel coño que recibía a su pene con gratitud desmedida.
-¡ Tranquilo, no quiero que te corras aún !-
Aquellas palabras desconcertaron tu dedicación. Activo como estaba deseaba correrse dentro de ella. A pesar de lo que él dijese, sabía que ella impondría siempre su opinión al ser una mujer calculadora al máximo. En sus cavilaciones, noto como unas palabras en el oído le decían de cambiar de postura. Quería que se la metiese por el culo, por detrás...a ella le encantaba hacerlo en esa posición. El comentario no le relajo su miembros. Con su mano se masturbó, puso saliva en su prepucio y seguidamente se dispuso a follarla nuevamente. En los gritos de ella verificaba lo susurrado. Se echaban en encima de ella y le infligía más poder a su ritmo. La postura daba para agarrarla del pelo y penetrarla intensamente. Daba para rociar su espalda con caricias, podía agarrarse a los pechos e infligirle más gusto tocando los pezones o, mientras la penetraba por el culo, tocarle el clítoris para que la cubriesen las más maravillosas sensaciones amorosas. Aquella posición daba mucho juego y había que disfrutar porque la noche se iba.
    En esta posición si asumió él el control de todo. Ahora se sentía ganador de la batalla sexual. Los cuerpos desnudos se mostraban sudorosos...entusiasmados por la práctica del sexo. Encima de ella, mordisqueaba su cuello, su hombro...con un arrebato giró su cabeza para decirle que no hiciera eso. No quería marcas de ninguna clase porque su marido podría sospechar.
   El ritual sexual continuaba con gemidos calurosos, palabras pasionales y lamentos placenteros. Al dominar la situación no dejaría convencerse nuevamente y esta vez si se correría dentro como quería. Los suspiros se volvieron descontrol. El ritmo era intenso y el delirio llevaría a la convulsión de dos cuerpos que disfrutaban del sexo. El éxtasis le corría por la piel húmeda.
El joven gritó de placer : - me corro, me corro.
Por más que ella quería separarse ya no podía. Su perseverancia había hecho que se corriese dentro de ella.
Cuando ya aflojaron sus fuerzas, se separaron con vigor. Ella se dirigió a él diciéndole que no quería que se corriese dentro. No tomaba nada para prevenir y no tenían protección alguna. El gesto de la cara cambió todo lo vivido en la noche.
- ¿ Tú que dirías si un día se presenta tu mujer diciendo que está embarazada cuando tu sabes que llevas un tiempo sin tener sexo con ella ? -
La pregunta le recorrió por la cabeza a él. Comprendió su imprudencia y ahora comprendía porque ella siempre había terminado con el pene en la boca y después habían hecho para que ella llegase al orgasmo.
Lo que comenzó siendo una velada maravillosa concluyó con un desencuentro fortuito. Cuando se vistieron se despidieron. El cabizbajo esperaba una despedida más convincente después de lo vivido en la noche.
Antes de entrar en el coche, lo llamó. Le dijo que se olvidaba su abrigo. Con la astucia que atesoraba, y por miedo a ser vista por la vecindad, lo esperó más adentro. En cuanto entró se dirigió hacia el con el abrigo. No esperaba más de ella...sin embargo, lo besó con locura diciéndole lo bien que lo había pasado. Quería su perdón por su forma de tratarlo pero que se había puesto nerviosa cuando notaba el semen dentro de ella, de ahí su reacción. Unos besos calmaron a ambos y la despedida si fue ya como era debida después de lo vivido entre ambos... aunque también le sugirió algo más: - mañana seremos amigos. No me busques porque no habrá otra próxima vez. Nos conocemos de hace mucho tiempo y lo que ha pasado ha sido maravilloso...pero somos amigos y mañana será un nuevo día -
 

domingo, 2 de marzo de 2014

Amigos que encuentran amor - II -

Ya en la discoteca, la liberación fue total. Cada persona iba a pasarlo bien y a no inmiscuirse en lo referente al que tenía al lado. Era un lugar poco acostumbrado por él cuanto menos por ella...era idóneo para pasar desapercibidos. El alcohol ingerido fue haciendo mella en el control de su cuerpo femenino. Se sentía liberada y quería bailar sin prejuicios de ninguna clase. El llegó con dos copas. Entrelazados se tomaron el primer sorbo como celebración de su noche. A continuación, un beso certificó que era hora de divertirse. La música la llevaba. Por su interior notaba ríos de optimismo que la hacían eximirse de su entorno, de su trabajo, de su marido...sólo tenía ojos para su acompañante. En un momento su baile sensual se detuvo para acercarse a él. Ahora la lentitud de su contoneo provocaba un ostentoso deseo. Sin contemplaciones él la atrajo hacia su cuerpo y comenzó a acariciar su espalda, su cintura y esos glúteos que no dejaban de contonearse. Ella, sin discreción, puso su pierna en la entrepierna logrando la excitación de su amigo. Los movimientos iban en aumento como el calor corporal que se apoderaba de su control. El frenesí se le notaba en sus ojos. Radiaba sensualidad por toda su persona....
Su amigo ya no pudo contenerse y la besó con descaro mientras las luces menguaban sus destellos. El flash los encubría de cierta manera, aunque, a ellos poco le importaban. Los toques corporales se intensificaron. Eran víctima de un conjunto de estímulos que nos conducían al descaro total. El joven , más centrado en sus actos, la tomó de la mano y fueron a parar a un reservado en la oscuridad. Allí el desenfreno fue dinamismo sexual puro. Mientras el besaba sus labios, ella quería desabrochar el pantalón. La locura los envolvió en una promiscuidad exuberante. Si por la mujer fuese sido, allí mismo fueran tenido sexo...notando que podían ser el centro de las miradas, volvieron a la pista de baile. Ella se dejaba llevar por la melodía tan atrayente de la música. Su cuerpo estaba sin tensión y desarrollaba movimientos propios de una bailarina del sexo. Con desplome lo abrazaba incitándolo a que sus labios fuesen besados por la boca de su acompañante. Tomaba sus manos e iba recorriendo su escultural cuerpo. Sus gestos faciales eran erotismo puro que tenían desarbolado al joven. La veía en ese estado y su miembro se endurecía. Su deseo era penetrarla y tener sexo cuanto antes. Su ofrecimiento lo acataba. Tomándola de sus glúteos, la serenidad mantenida se perdió. En ese momento era seducción por completo porque ambos expresaban con sus cuerpos los deseos que tenían. Era como tener sexo pero sin desvestirse...
   La noche fue transcurriendo con normalidad. Ellos disfrutaban de su baile y de las caricias que se propinaban. Cuando la lucidez volvió a su cabeza, la incitó a irse ya para su piso. Allí continuarían la fiesta programada. La mujer no puso contra ninguna. Tenía ganas de follar y cuanto antes llegasen las ansias se liberarían.
  En el coche los besos no se hicieron derogar al igual que los tocamientos corporales. El tocaba los pechos de ella y ella , con un desliz vivaz, desabrochaba la cremallera del pantalón y propinaba una masturbación plena al miembro excitado del joven. La tentación los llevaba a quedarse allí inmersos en sus acciones. Las oleadas de placer les llegaba como torrentes de pasión. El fuego le corría por la sangre y no deseaban detenerse. Ahora se veían en un punto culminante...el descontrol había aparecido y ella besaba el pecho desnudo de su amigo con dirección hacia abajo en busca de su pene. Cada mamada lo desorbitaba; esto acompañado de las caricias en los testículos, provocaban una agitación en todo el cuerpo de él. Su enardecimiento fue acompañado de las caricias a los pechos de ella que ya aparecían desnudos. Uno estaba inmerso en el otro. Cada mamada era un punto de explosión en él; cada vez que pellizcaba los pezones de ella, su cuerpo entraba en un delirio estremecedor ya que uno de sus puntos sexuales más profundos era sus pezones. Exaltados por el deleite sensual y sexual no se percataban de la gente que podía entrar en el aparcamiento.
   El control vino en él cuando una ráfaga de luz le advertía si iban a salir o quedarse. Fue ese momento cuando puso en marcha el motor del coche para salir. Ella elevó su cuerpo, sin embargo, no dejaba de masturbar aquel pene cuya erección era un destello de alegría. Una vez en la carretera, volvió a su cometido. Conduciendo desfallecía de gusto y el advenimiento de su semen se acercaba.
- ¡ Sigue, cielo, me voy a correr de gusto !-
Esas palabras resonaron en sus oídos con firmeza y más dedicación infligía a aquel miembro que estaba enrojecido. Su resistencia iba disminuyendo. El cuerpo se le debilitaba fruto del placer infringido...las últimas convulsiones le llegaban y un grito dio constancia de que se estaba corriendo. Ella recibía el semen en su boca. Al acabar de echar toda aquella leche acumulada, se elevó relamiéndose los dedos y los labios.
- ¡ Cuando te tenga en la cama, te voy a follar como nunca te han follado !-
Un gesto de aceptación en su sonrisa confirmó lo que la mujer había dicho. Mientras llegaban a su piso, las piernas de la mujer se abrieron y ella misma comenzó a masturbarse. Recuperado del sufrimiento placentero, él depositó su mano en la vagina de su dama de la noche. El frotamiento intenso llenó de placer el cuerpo femenino. A más intensidad, más desfallecimiento iba logrando. Así permanecieron un rato hasta que los gemidos finales de ella verificaron que el orgasmo estaba cerca.
    Antes que descargase todo lo acumulado, giró el coche para la oscuridad de un callejón. Sin interrupción, ella se subió encima de él. Cada movimiento desfloraba su vagina. La atracción los llevaba a un desbordamiento emocional hasta que la consumación se hizo realidad. Por la boca de la mujer salía gritos y jadeos...era la culminación de lo perseguido con tanta insistencia.
   Ya más calmados pusieron rumbo a su hogar y allí vivirían el resto de la noche.