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viernes, 28 de junio de 2013

El calor del verano- y III -

   Amaneció un día soleado iluminando tanto el cielo como toda mi habitación. Debía llevar unos papeles a la empresa que me había contratado y luego disfrutar del día libre pues hasta el lunes no entraba a trabajar. Era un buen día para buscar nuevamente piso aunque debía de ir escogiendo pronto porque mi horario era muy diferente al de mi amigo y su esposa. Tampoco quería ser una carga para ellos.
   En el desayuno, mi amigo se aventuró a hablar el primero y hacer que se evaporase el silencio de nuestros labios. Se dirigió a mi con su cordialidad : - hoy no puedo ir contigo a ver pisos, tengo unas cosas pendientes aunque , ella puede ir si le apetece; además, hace un día estupendo para salir y así os conocéis mejor sin mi presencia - .
Aquellas palabras hicieron que las miradas tanto de ella como la mía se cruzasen sin saber que contestar. Un momento de tensión acogió el silencio. Ella , rápidamente , salió al paso diciendo que no le importaba pues también tenía que realizar algunas compras. La miré. Aquel gesto de sus ojos penetró en mi cuerpo llenándome de dudas.
¿ Por qué lo había hecho ?
   Ya en el coche, nos despedimos de mi amigo. Con calma me habló mientras se adentraba en la carretera dirección hacia el centro-ciudad : - Tranquilo hombre, que no te voy a comer.
¿ Por dónde quieres que empecemos a buscar ?.
Sólo mirarla me excitaba con su pelo suelto y llevado por el aire que entraba por la ventanilla del coche. Estaba radiante y hermosa...¿ Hasta cuando me contendría sin acariciarla o darle un beso ?.
Tanto las compras y la entrega de papeles fueron rápido porque todo estaba en la misma zona, lo que más se demoraba era el piso. Unos muy grandes y caros, otros baratos y sin acondicionamiento. Llegado mediodía y tomando un refresco, el teléfono sonó en el bolso de ella. Con cara de aprobación, de sentirse agraciada y cómo si fuese ocurrido algo que deseaba, me dijo que su marido no iría a comer a casa. Inmediatamente reaccionó con ese gesto que ya lo conocía: - le he dicho que nosotros entonces, almorzamos fuera también. Así que hasta la noche.
Tras sus palabras se acercó a mi. - ¿ Qué te apetece que hagamos ?- Su pregunta me desconcertó y mucho más cuando su mano se posó en mi entrepierna. Su sola presencia ya me ponía eufórico, al tocarme fue como un estimulante desenfrenado. - Te voy a llevar a un piso. Lo ves y tu decides si te gusta. Es de una amiga y , si te gusta, ya veremos el precio que te hace. Igual te hace una rebaja -.
Aquella palabras dieron a entender muchas cosas o mi suposición divagaba por las conjeturas. En aquel piso podría ir ella cuando quisiera y , además, su amiga podría obtener también un favor a cambio de un bajo precio...todo era real pero tan maquinado, tan orquestado por aquella mujer que me descontrolaba mi raciocinio.
   Hasta ese instante no se había abalanzado hacia mi, pero fue llegar al ascensor y sus brazos me agarraron como unas tenazas amorosas. Sus besos me desorbitaban, su lengua quería llevarla cuanto más adentro mejor y me lamía los labios. Descargaba toda la pasión que contenía. Sin dudar, se agacho y abrió la cremallera para sacar mi pene que erecto estaba. Mi mirada se poso en los números que marcaban los pisos. ¡ Qué mala sensación si se abriese la puerta del ascensor y nos pillasen en aquella acción ! El gusto era tremendo. Lo mismo me la chupaba que me masturbaba con la mano. Su cara era de una fiera sexual que tiene agazapado a su presa. Ella me tenía inmovilizado. Me chupaba mi miembro con intensidad, mis huevos...¡ no sabía si aguantaría o descargaría allí mi líquido seminal !
Tras pensar si me correría o no, ella intensifico el movimiento. Ya no podía contenerme y me corrí en su boca. Me chupaba mi pene con satisfacción hasta que salió las últimas gotas de leche.... Allí estaba yo con la mujer de mi amigo sin saber hacía dónde me encaminaba , aunque lo suponía; sin encontrar piso y retorciendo mi cerebro en lo que estaría pensando mi amigo.
Se levantó, sacó un papel para secarse la boca y sólo insinuó : - ¡ Nene, esto acaba de comenzar, hoy vamos a disfrutar !.
El piso era amplio y viendo el confort tanto en mobiliario como en distribución se diría que aquello no entraba en mi presupuesto. Al mirarme, comprendió lo estupefacto que estaba: - Te digo que ya tienes piso. Está en una zona muy aceptable y te coge cerca de tu trabajo.
Era una mujer calculadora . Como si ya conociese todo por antelación...una llamada confirmó lo del piso aunque se alcancé a escuchar que si el tipo estaba soltero, sin compromiso y que se dejaría catar. Con su cara de aprobación dijo que todo estaba correcto. Se dirigió a mi para decirme que todo estaba hecho con respecto al piso y que sólo tendría que hacer alguna cosita por su amiga.
Con pasos sugestivos y contoneo provocador se acercó a mi. Ahora se mostraba dulce, tierna, sensible y sensual. Sus besos me llevaban a desearla más y más. Le acariciaba su cuerpo, sus pechos, sus gluteos...besaba el cuello y absorbía aquel perfume que tanto me cautivó la primera vez. No sabía hacia donde iba pero estaba con ganas de tener sexo con ella.
La gire y quedó de espaldas a mi. Mis manos tocaban todo su cuerpo y por la cintura la atraía a que notase en su culo la extensión de mi pene. Estaba excitado. Con tranquilidad fui quitando su camisa.  Botón por botón fue descubriendo aquellos pechos que era mi deleite. No eran grandes pero tampoco pequeños, su medida era maravillosa para ser bonitos y apetitosos. En ese momento no llevaba sujetador y más fácil quedó desnuda en su parte corporal. Tras tocarle los pechos y los pezones, cintura abajo fui desabrochando la cremallera para dejarla con su tanguita negro. Era toda una belleza verla desnuda. Sólo quedaba por cubrir su coñito y eso duraría poco. Una vez desnuda se tiró sobre la cama : - ¡ Ven, demuéstrame lo que tanto querías hacerme !. Aquellas palabras si que eran una provocación sin medida. Lo más rápido que pude me quité la ropa. Estábamos cuerpo a cuerpo, ¡ cómo había soñado con aquel momento en las noches anteriores !. Los besos fueron la apertura al sexo deseado. Su mano me masturbaba mientras que , con su lengua en mi oreja, me decía : -¡ Te voy a sacar toda la leche que tenga !.
Dicho y hecho, la intensificación manual hizo que, tendidos, eyaculase sobre su cuerpo. No importó porque seguimos con los precisos besos. Poco a poco fui deslizándome por su piel hasta llegar a su vagina. Con suaves movimientos le tocaba su clítoris percibiendo los primeros estímulos sexuales. Mientras que con una mano le provocaba un frenesí inmenso en su clítoris, con los dedos de la otra mano penetraba su vagina y su ano. Ahora si su éxtasis la abordaba de una manera descomunal Jugaba con su vagina con mi palma de la mano para que la llevase a un delirio maravilloso. La excitación iba en aumento. Su corazón bombeaba sangre acaloradamente lo que le hacía tener un fuego incalculable que le salia por su entrepierna. Los gemidos era sobrecogedores. Mis manos fueron a buscar sus pezones. La agarré fuerte. Sus pezones estaban duros y le daba suaves movimientos y ternura mientras que mi boca le chupaba su coño y su clítoris. Ella se agarraba a mis brazos, En su fuerza notaba el gusto que poseía...de pronto, un chillido surgió de su boca y cerró las piernas. Había alcanzado su primer orgasmo.
   Me deslicé para estar frente a ella y mirarla. Sus ojos estaban cerrados fruto del placer encontrado. Estaba preciosa. Me acariciaba mi pecho, metía sus dedos en mi boca y me besaba calurosamente. Era como si en sus actos me diese las gracias por lo que le había suministrado.
Abrió los ojos y nuevamente me beso. Su mirada lo decía todo, estaba extasiada, llena de placer.
La tarde concurrió follando sin tregua. Los orgasmos se sucedían y cuando la miraba me decía que llevaba razón pues estaba dispuesta a dejarme sin leche en mi interior.
   Al paso de las horas, el agotamiento se apoderó de nuestros cuerpos. Había sido una intensidad plena y agotadora, allí tendidos sobre la cama quedamos como exhausto y sin fuerzas.
Ella se dirigió a mi aunque sin levantarse de la posición que tenía: - ¿ Tenías ganas de follarme, ehhh ?
Mi sonrisa habló por mi y ella lo comprendió inmediatamente. Ahora quiero que prestes atención : - El piso es de una intima amiga mía. A mi marido sólo le dirás que has encontrado un piso compartido, qué está bien y que te coge lejos de tu trabajo. También quiero que sepas que te costará algo de dinero aunque no el precio que estipula mi amiga pero....un favor tienes que hacerle -.
Alcé mi cuerpo para mirarla a la cara : - Tema sexual supongo -
Con su cabeza fue a confirmar lo que presuponía. Ella se aventuró a hablarme : - Aquí estarás encantado de la vida y sólo tendrás que echar un polvo con ella en algún momento que lo desee. Ella vendrá aquí y encima hasta te recompensará porque tiene dinero, así que ya tienes piso.
Me quedé mirándola sin saber que decirle aunque por mi gesto fue ella la que habló : - Sobre lo que has vivido estos días conmigo, ha sido maravilloso aunque no me puedo arriesgar a que te enamores de mi porque no sería bueno para ambos. Alguna vez vendré a visitarte como amiga o incluso, ya veremos llegado el momento pero no quiero que me pidas citas, ni teléfono ni nada. Yo te daré el de mi amiga y ella me informará sobre como te va. Sería doloroso tener una relación entre ambos.
Aquellas palabras me llevaron a un profundo silencio. Nos vestimos y salimos del piso como si tal cosa. Al llegar a su casa, mi amigo aún no había regresado. Al llegar le contaría sobre las compras, el piso y el trabajo sin levantar sospechas. Me marcharía de aquella casa al día siguiente porque ya veía en ella algo superior y mi corazón la deseaba. Antes que llegar a enamorarme , me iría hacia mi nuevo hogar comenzando una nueva aventura con aquella mujer que me había dado el piso.

FIN

domingo, 23 de junio de 2013

Diario de verano - II -

Pensativo subía aquellas escaleras que me llevaban a la planta de arriba. Mi dormitorio me espera. Las cavilaciones me trasladaban a esos pesares de los que no quieres albergar. Aquella mujer me había metido en un dilema muy profundo...¿ Por qué había actuado así ? ¿ Qué pretendía ?.
La noche pasó con el acaloramiento de lo vivido en la cocina e intentando sofocar aquel calor que hacía imposible capturar el sueño. ¿ Cómo podía dormir mi amigo de esa manera sin notar el fuego que estaba cayendo ?. Entre divagaciones como esa y lo que estaría haciendo su mujer en la cama, se pasó la madrugada antes de lo esperado. Los primeros rayos de luz fue un alivio. De pronto las ganas de ir al baño se apoderaron de mi cuerpo. Al abrir la puerta, allí estaba ella nuevamente en dirección al baño.
-¡ Pasa tu primero que yo puedo esperar !. Aquellas palabras me sonaron a sarcasmo. Sus ojos se había puesto con la mirada hacia mi cuerpo pero en su parte inferior. Había notado que mi pene estaba en un estado de excitación suprema fruto de las ganas de evacuar. El líquido ingerido había que dejarlo salir.
Al  pasar yo, cerré un poco la puerta. Ella muy astuta no dejó que se cerrase completamente y al notar las primeras gotas fue abriendo despacio la puerta. La posición del servicio hacia que estuviese paralelo a la puerta de entrada. En un movimiento rápido, ella entró y encajó la puerta. Era como una loba en celo. Se relamía al ver el miembro erguido.
- ¡ Estamos bien por la mañana, ehhhh !- No mencioné palabra alguna hasta concluir. Sin decir nada, cerré la puerta y la agarré por sus brazos desnudos. Me posicioné con mis labios muy cerca de los suyos. Quise besarla aunque me contuve.  La respiración se intensificaba. El morbo se apoderaba de la situación pues a mi amigo le podía suceder también igual que a mí y venir al baño. Allí nos encontraría medio desnudos y las conjeturas se apoderarían de su pensamiento. La situación era crítica se podía decir pero, ¿ quién daba el primer paso para irse ?
Las miradas se cruzaban. Tenía ganas de tocarle los pechos, esos pezones que se mostraban duros. Deseaba meter la mano entre sus piernas y darle gusto hasta que estuviese caliente para meterle todo mi pene. Su olor era provocación; era un aroma a mujer pasional, deseosa de sexo y provocativa... ya era la segunda vez que me estaba poniendo cachondo. Sin llegar a toca más que sus hombros tenía ganas de darle la vuelta, bajarle su tanga y poseerla hasta que un placentero orgasmo le cubriese todo su cuerpo. Como si me leyese mi pensamiento, ella se giro mirándome a través del espejo. Al acercarme, me paró con su mano entre mis piernas. Su movimiento me estimulaba todo mi cuerpo y la erección era máxima. Sin contemplaciones me puse detrás de ella. La dureza de mi pene se clavo en sus glúteos y un primer suspiro, daba entender que le gustaba lo que le estaba haciendo. Era como una señal a que continuase en mi cometido. Ahora era ella la que se movía magistralmente con una forma sexual que hizo que perdiese la noción del tiempo. La miraba. Su cara no variaba de gesto. Era morbosa, sensual y cautivadora...lanzaba un beso y lo recogía en mis labios. Me relamía. Ella mientras seguía contoneándose junto a mi miembro sin permitir que la tocase con mis manos.
La observaba y más me incitaba a hacerle el amor allí mismo , a pesar de que su marido estaba a unos cuantos pasos. Ya no podía más e intenté abrazarla y en ese estado bajarle su tanga para penetrarla pero una vez más intuyó lo que pretendía. En un movimiento arrebatador consiguió liberarse de mí y giró mi cuerpo para que tomase yo su posición. Su cometido no lo sabía. Miraba al espejo para verle los ojos y saber qué haría. De pronto, noté como su mano me bajaba mi calzoncillo. Me cogía mi pene tratando de masturbarme. Las primeras sacudidas me dolieron un poco pero al ver mis gestos moderó su acción. Ahora era más dulce, más pacífica....así si me gustaba. No sé que pretendía ni por lo de la noche ni en este momento pero me estaba llevando a un delirio estupendo. Intensifico el movimiento y me besó la espalda. Suspiraba y jadeaba a la vez. No podía gritar ya que mi amigo aún estaba acostado...
Cuando ya la masturbación llegó a su punto álgido, no pude contenerme. En el lavabo puse mi pene para que descargase toda la leche que había en mi interior. Estaba acogido por una sensación maravillosa, esplendida. Ni mi mente absorbía lo vivido, ni yo reaccionaba a lo que me había hecho aquella mujer tan espectacular...Tras levantar la cabeza para seguir viendo a aquella preciosidad de mujer, un asombro me recorrió el cuerpo. Dónde estaba si hacía segundos que me había echado la mejor paja que en tiempo me había hecho. Ni yo lograba esa agradable sensación en mi pene ya flácido fruto del esfuerzo realizado.
Entre tanta cavilación, escuché unos pasos. Era mi amigo que se acercaba. Rápidamente eché agua al lavabo para limpiar la leche y permanecer en la naturalidad. Comprendía que ella lo había escuchado y se había ido como un rayo.
Saludé a mi amigo con la normalidad después de levantarse. Charlamos un poco pero no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado. En la noche se me escapó, en la mañana me había dado un tremendo placer aunque también se había ido por otras circunstancias....¿ qué pasaría en otro momento ?.

martes, 18 de junio de 2013

El calor del verano - I -

El calor se dejaba notar en la madrugada. Un fuego intenso invadía toda la casa, hacia insoportable capturar ese sueño que te llevase a descansar. Era tal la fatiga corporal que me levanté a tomar agua fresca de la nevera y seguidamente, ir a tomar un baño de agua fría para llegar a la cama con el cuerpo mojado y , así, intentar sofocar ese calor de verano.
No podía quejarme mucho ya que había sido acogido como si estuviese en mi propia casa. Mi amigo, al auxiliarme, mostraba toda la amistad que, desde jóvenes hasta esta edad que uno no la dice, teníamos. Siempre te quitas años para parecer joven aún...aunque los 40 o más no se podían ocultar del carnet de identidad. Durante unos días estaría en su casa. Había sido bendecido por la gracia de Dios y en unos días firmaría un contrato de un trabajo que me había salido. Debería de buscar alojamiento también....así que él se ofreció a darme una habitación unos días.
Aquella noche se torno agobiante. Por mi cuerpo desnudo bajaba cantidad de sudor asfixiante. La sensación se mostraba peor que si estuvieses haciendo el amor en un lugar cerrado y sin ventilación.
No era por la comida ni las copas después en una tertulia discurrida entre los tres: él, su mujer y yo. Sin hacer mucho ruido, bajé hasta la cocina. En la nevera había botellas de agua que se presuponía estarían listas para tomar y paliar la sed. Al coger la botella me sobrecogió la felicidad...¡ por fin me quitaría la sed !.
Seguía con la costumbre de no ponerme pijama aunque si los calzoncillos...Estando en casa de mis padres dormía sin ellos pues me gustaba dormir completamente desnudo.
Estando en la cocina, apareció ella. Su pelo largo y moreno estaba enredado...revuelto diría por un continuo movimiento. Deliberé entre si ella tampoco podía dormir o habría estado follando con mi amigo. No había percibido nada aunque su habitación estaba un poco alejada de la mía...¡ todo era un misterio !
Escaleras abajo se escuchaba los ronquidos de mi amigo; él si disfrutaba del sueño aunque estuviese metido en un volcán. Al percatarse de mi presencia, ella reaccionó de forma fue dubitativa. No sabía si irse o quedarse. Aunque traía puesto un conjunto de verano, su gesto inicial fue de volverse para ir a cubrirse el cuerpo con algo o volver cuando no estuviese. El color de su vestimenta era blanco puro...todo se le transparentaba. Teníamos confianza aunque tampoco era situación de, en su primera noche, aparecer con aquella ropa ante mí. Su mente voló muy rápida. Lo mismo que pensó que ella podía ruborizarse ante las miradas de aquel hombre, ya que sus pezones se le notaban erectos y sus pechos se marcaban por ser una camiseta ceñida al cuerpo; pensó que a él podría producirle esa situación de irse o quedarse.
Sin querer mirarla directamente la contemplaba...era una mujer llena de fantasía sexual además de bellísima. Su cuerpo era un conjunto de hermosura digno de la más guapa diosa del amor. Quedé hipnotizado y sujeto al mutismo.
Ella fue la que rompió el silencio diciendo que la calor hacía que nadie durmiese, aunque con esa sonrisa burlona y picarona dijo que su marido caía en la cama y le daba igual calor que frío; dormía como un recién nacido. Sus palabras me sacaron de duda. Esa noche no habían estado follando, me dije.
Al principio, el reparo corrió por mi sangre cargado de un poco de vergüenza pues yo sólo tenía mi calzoncillo donde se notaba toda la fortaleza que tiene el miembro llegado el amanecer. Al iniciar una pequeña conversación sobre el calor, todo fue amainando y nos hallamos en una situación de normalidad. Ni ella dijo nada sobre la desnudez ni yo tampoco.
A pesar de la cordialidad en las palabras mientras tomábamos ese agua que combatía a la sed, no podía remediar contemplarla como lo que era. Cada gesto me provocaba una sensación que iba desde los pies hasta mi boca. Me podía el deseo por eso mi mente no pensaba. Ese sentido femenino diferente al de los hombres hizo que ella se percatase de la situación. No rehusó a lo que presenciaba, ni se contuvo en nada. Se acercó más a mí. Ahora era su dedo el que recorría mi pecho mientras su sensual boca emitía palabras sobre mi complexión física. Su acercamiento hacia que mi miembro se elevase más. El bulto era inmenso y ella lo notaba. Seguía hablando de lo saludable del deporte... a mi me entraba ganas de hacerle el amor allí en la cocina. Ese dedo provocador pasó a las mejillas y de ahí a los labios. No me contuve. Abrí los labios . Gesto que captó inmediatamente para, sin titubear,  introducir el dedo dentro de mi boca.
Su mirada era lo más sensual posible. Aquellos ojos me habían embrujado hasta llevarme a un estado en el cual no era yo ni mi raciocinio actuaba. Sólo contemplarla ya me evadía de la realidad y quería a toda costa hacerle el amor o besarle los labios, o los pechos....todo su cuerpo.
Estaba tan cachondo que había olvidado que era la mujer de mi amigo. Ella sabiendo mi estado y situación más me provocaba. Ahora era un tirante de su camiseta el que se había caído del hombro.
 Aquello hizo que una parte de su teta quedase al descubierto. Sin prisas se lo puso sobre su hombro. Su objetivo lo iba alcanzando con una seducción perfecta. Veía en mis ojos la voracidad de un lobo hambriento de sexo. La excitación se apoderaba de mi. Me iba acercando más a ella, quería estar completamente pegado a su cuerpo y desnudarla allí mismo . Sólo me venía a la mente la escena de la película " El cartero siempre llama dos veces " cuando se ponen calientes en la cocina...aquello lo quería notar en mi cuerpo, deseaba vivirlo con aquel ángel pasional que había venido a darme un fuego distinto al cual me había despertado en la madrugada. Estaba ya tan excitado que hasta la veía desnuda incitándome a que la follase en la mesa. Era todo tan real...hice intención de ir a por ella pero se me escapó como una presa de su cazador. Había conseguido su objetivo de ponerme cachondo al máximo y ahora la veía irse por donde había venido.
Se despedía con esa forma entre burla y picardía. ¿ Su juego hasta donde era cierto ? ¿ Por qué lo había hecho ?...preguntas que me resonaban en mi mente sin hallar respuestas lógicas. Pasados unos minutos, tomé gran cantidad de agua. Subí las escaleras hacia mi habitación. Sólo pensaba en lo cerca que estaba  la habitación de aquella mujer que me había provocado, excitado, seducido y hasta había jugado conmigo. Esperaba dormir aunque después de lo acontecido, cualquiera dormiría.

miércoles, 5 de junio de 2013

Mi princesa del amor.

   Sólo deseaba una ducha fresca. La jornada había concurrido con un trabajo duro e intenso calor. Todos los músculos de mi cuerpo querían relajarse, estar aliviados de tensión y saborear una calma que me hiciese dormir profundamente... Requería que el frescor de la casa calmase la agobiante jornada por la que había pasado..
Mi princesa estaba en casa al llegar con mi fatiga. Me recibió como cada día con la grandeza de su corazón. Después de besarme , le dije que me apetecía ducharme.
El agua caía con una exquisitez maravillosa . Cada gota acariciaba mi cuerpo dándole un idílico orgasmo sensual. Si por mi fuese, estaría allí hasta que me tuviera que ir al trabajo...De pronto llegó al baño para entregarme mi ropa.
Salí con mi cuerpo desnudo .
-¿ Cielo , vendrás cansado pero tu polla viene fuerte o es que te has tocado ?-
Me puse frente al espejo para peinar mi pelo . Ella no se contuvo y se posicionó detrás de mi. Sus manos recorrían mi espalda...Si, me había masturbado un poco mientras me bañaba pero aquella suavidad que subía desde mi cintura hasta los hombros hacía que mi pene no decayese en ningún momento.
    Las caricias no se detenían. Su acercamiento lo notaba ya que su aliento lo iba notando en mi espalda pues ahora eran sus labios los que recorría mi desnudez.
Juntos y unidos hasta la muerte. Siempre nos unió este lema muy nuestro pero estaba cansado, y a pesar de estar mi polla deslumbrante de excitación, notaba mi cuerpo cansado. Sus manos acariciaban mi pecho, mi vientre hasta que llegaron a mi pene que más erecto se había puesto. Las primeras sacudidas fueron extenuantes. Mi pensamiento me llevaba a querer descansar pero... ¿ Quién se iba en aquel momento ?
Cada caricia enaltecía mi corazón y me sobrecogían exquisitamente. Mi pene no sabía de trabajo se sentía fuerte y con un vigor intachable...Su masturbación me hizo cerrar los ojos. Me estaba dando un gusto maravilloso y cuanto más rápido lo hacía más placer alcanzaba.
   Sus besos en mi cuello me excitaban también. Eras la princesa más linda que me hacía sentir el verdadero amor. Los movimientos se intensificaron . Sabía como conseguir sacarme todo el jugo sexual de mi cuerpo.
¿Verdad que te gusta , mi amor ?- ¿ Cierto que te masturbo mejor que tu mismo ?-
Suspiraba, gemía, no articulaba palabra... todo era una explosión de placer que me llenaba todo mi cuerpo de una opulencia sexual digna de la mejor película porno.
¡ No pares , no pares !- Era lo único que podía articular mejor mi boca.
- ¡ No hables, cariño, sienteme como si estuvieses dentro de mi !. ¡ Siente como mi mano es mi coño que te da un elixir de diosas lujuriosas !.
¡ Mi amor, no puedo más , me corro , me corro !.

   El movimiento se aceleró en mi polla al escuchar ella mis entrecortadas palabras. Sin poder resistirme más, salia mi leche caliente como la lava de un volcán. La ducha fría de poco había servido. Mi excitación me había vuelto al principio y ahora debería ducharme de nuevo.
Con un beso en la boca , me dijo: en la cocina te espero, que me tienes que ayudar.
Después de ducharme, me puse ropa cómoda y me dirigí a la cocina. Estaba tan bonita con la falda y su camisa que no pude resistir abrazarla para decirte : ¡ Te quiero !.
   Ahora eran mis manos las que querían complacerla por cuanto significaba para mí, por todo el amor que me daba y la gran mujer que tenía a mi lado. De espaldas sobre el fregadero, le tocaba tus grandes tetas que me volvían loco, acariciaba su piel que era mi playa encantada donde disfrutar del rico sexo. Mi polla quería abrirse paso hacia su culo restregándose por el vestido. Ese perfume a agua de rosas me volvía a llevar a un paraíso de aromas divinos. Parecía que en ese momento me estuviese esperando porque tenía ganas de follar o estuviese caliente pues tenía un aire de belleza maravillosa.
Le fui quitando los botones de la camisa para dejar fuera sus pechos. Estaba sin sujetador. Sabía que así me gustaba que estuvieses en casa. Así no tendría que pararme a quitártelo y me ponía verla con los pezones duros señalados en su camisa o vestido.
No podía contenerme en pellizcar sus pezones y que sorpresa , fui hasta su coño, estaba sin braguitas también. Metí mis dedos en su vagina y eso la puso cachonda. Su quejido salió por su boca en señal de la agradable sensación que había recibido.
¿ Qué deseas: follarme o que te haga de comer ?. Sus palabras llevaban misterio picante y sus ojos incitaban a que la follase allí mismo.
   Levanté su falda y la penetré por detrás. Le gustaba tanto que pronto comenzaron tus gemidos. Levanté su pierna para así penetrarla mejor... para que mi polla se adentrase más hasta que tuviese toda dentro de aquella abertura de placer incansable. Mis movimientos iban en combinación con los gestos de su cara. Si la veía con los ojos cerrados y gimiendo desproporcionadamente, menguaba un poco la intensidad para que no se corriese tan pronto ni yo tampoco; luego, al verle la cara con esa satisfacción maravillosa, intensificaba el movimiento hasta verla cubierta de ese placer que nos gustaba hallar... solo quería darle lo que le encantaba hasta que se corriese. Quería verla siempre feliz; sin follar o follando .
   Nuestro gozo fue encantador cuando me corrí dentro de su coño calentito. El olor que desprendía su piel era un aroma reparador como la comida que estaba preparando.
Satisfecho por un excelente polvo y una comida deliciosa... me sumí en un sueño intenso. Ella, frente a mi, veía una película de las románticas que tanto te gustaban.
   De pronto, me desperté. Con mis ojos medio abiertos, vi en la pantalla de la televisión una escena de tierno amor. La miré. Estaba desnuda y se tocaba lentamente todo su cuerpo y su vagina. No mencioné palabra alguna. Me gustaba mirarla cuando se masturbaba.
   Al notar que la miraba, con más ganas se iba tocando... Con una seducción total me miró fijamente. Era como una llamada a calmar el fuego que la absorbía. Su coño abierto me estremecía. Estaba afeitado y me gustaba mucho. Se seguía tocando mientras me miraba y sonreía.
En mi pensamiento sonaban palabras que parecían transmitidas por su mente: ¿ Quieres que siga ?...
Yo le decía que si, que me estaba poniendo cachondo. Dos dedos de su mano se introducían por tu raja húmeda. El estremecimiento se iba apoderando de su cuerpo. Sus pechos al desnudo se presentaba muy lindos y los pezones erguidos daban una vista maravillosa. Su juego hacia efecto pues mi polla estaba deseando de salir de mi pantalón. Seguía tocándose y tocándose. Metía su dedo humedecido en su boca para llevarlo de nuevo a su coño y follarse.  ¡ Que frenesí al verla masturbarte !..
Me gustaba verla lo hacía. En su deseo , estaba mi amor... Con intensidad se introducía sus dedos para jadear que se corría.
Sin poder remediarme, me incliné hacia ella y le comí toda aquella raja humedecida que se abría ante mis ojos. Le lamí sus labios vaginales, tocaba su clítoris que parecía insaciable. Metía mi lengua en la profundidad de su vagina.
¡ Mi amor , me corro, me corro !. Sus alaridos fueron ciertos y un liquido viscoso emergía para dar fe que se había corrido de placer.
Juntos nos pusimos a ver la película. Abrazados y satisfechos por el amor dado. Tanto esfuerzo me hizo sucumbir a la llamada del sueño. En su pecho me quedé dormido sin notar lo que acontecía a mi alrededor.
Llegaba cansado del trabajo y en casa tenía que seguir dando ración doble de trabajo. Si el primero me gustaba y remuneraba dinero... el trabajo sexual me hacía quererla y amarla y me excitaba de tal manera que no me cansaba follar con ella. Eras mi princesa del amor ....