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sábado, 29 de diciembre de 2012

Quiero hacer el amor - I -


   Triste apareciste. Cansada de un día sin sentido y sin emoción, todo te seguía siendo monotonía de la que apacigua al más divertido ser...
En nuestro primer encuentro, tras unas palabras, lo que pronunció tu boca fue : "quiero que hagamos el amor". Inmediatamente contesté que si; que me apetecía mucho estar entre tus brazos y darte todo mi calor de hombre, mi cariño, mi consuelo y ese frenesí que nos haría sentirnos liberados de los pesares del día y de muchas más cosas. Mi amor te regaría todo el cuerpo para que sintiese que el día no concluía en la más absurda apatía.
Tu vida era todos los días igual... la familia, el trabajo, cocina, casa...las sonrisas sin saborearlas y practicar sexo con alguien que no te hacía sentir lo que requerías. Todas las fantasías se te habían ido.
- Tengo un lugar que igual te gusta y es una zona muy tranquila ó ¿ Tienes tú un lugar concreto donde contarnos nuestras tristezas ? -
Aquel lugar fue siendo nuestro secreto, la intimidad y encuentros tanto sexuales como compartir palabras. Estaba cargado de pasión. Lo disfrutábamos algunos días a la semana; era dónde nos encontrábamos relajados y felices. Entre esas cuatro paredes nos regocijábamos de un sentimiento mutuo. Esos instantes te hacía convertirte en una mujer deseosa de placer y alejarte de una convivencia que , por momentos, no deseabas. Al llegar a casa te sentías con más edad de la que tenías realmente.
   La relación con tu marido no pasaba por los mejores momentos ... El amor se había perdido para convertir la vida diurna en continuas discusiones. Ni amor, ni sexo, ni relación...nada encontrabas en aquel hombre que tenía a su lado por las noches en la cama. Así tu tristeza iba aumentando a pasos muy continuos.
   Estabas en aquel bar en el que solías tomar café por las tardes antes de ir a recoger a sus hijos del colegio.  Yo te miraba y notaba tu tristeza por tu forma de tomar el café y dar la calada al cigarro pues la desgana se notaba a la legua. De pronto te dije: - ¡ Perdona, tienes fuego !- Con insignificancia y sin mencionar palabra, me diste tu mechero . Encendí mi cigarro y te dije : ¡ gracias !. Seguía sin mencionar palabra pero cuando me iba , me llamaste :-¡ Perdona , no he estado correcta !, ¿ Quieres tomar un café conmigo ?, - ¡ Tengo ganas de hablar y no sé en cual depositar mi tristeza !.
- ¡ Ya somos dos entonces porque ya he dicho que no iré al casa por motivos de trabajo !-
- Después del café quiero que hagamos el amor -. Mi respuesta fue sin premeditación y sustentando el deseo de copular con una bellisima mujer.

continuará...

sábado, 22 de diciembre de 2012

La nueva conquista - y II -


   Con gran maestría, fue desnudando a su joven presa de placer. Ella no paraba de contemplarlo con la mirada fija en aquel torso varonil digno de Apolo.
Las caricias la estaban desbordando hacia un estado morboso, le hacían sentirse embriagada de amor, sus besos alentaban todos los poros de su bellísimo cuerpo y , ante aquel fuego impetuoso y agradable que le recorría por su interior, se sentía saciar una parte de lo que deseaba. La lengua juguetona de su nuevo amante rozó la piel de su sexo y se estremeció de gusto… los cuerpos desnudos se fundían en un momento de sentimiento apasionado.
   El estremecimiento fue en aumento cuando sus dedos se incrustaron en su vagina. Su lengua lamia su clítoris y sus dedos se adentraban en su vulva….
- ¡ Sigue, sigue… me gusta . Me vas a matar de gusto !. - Susurraba con los ojos cerrados.
   Ella iba sintiendo como su orgasmos iba caminando por su adentro con la única intención de satisfacerla. Sin mencionar palabra se giró para meterse el pene de su chico en la boca… no deseaba que sólo ella sintiese placer . Allí estaban ambos como un juego muy placentero. Una postura elegante ante los ojos del fuego seductor que salía por ambos cuerpos.
El orgasmo caminaba ya muy aprisa por todo su cuerpo excitado…
   El hombre se giró. Buscó los labios de aquella fuente excitada y besó nuevamente la boca humedecida de la joven. Al mismo tiempo, con un sigiloso movimiento, le abrió las piernas. Introdujo su pene en aquel delirante sexo de amor y ambos sucumbieron a los espasmos del gusto mutuamente encontrado. Sus movimientos eran lentos por momentos. Cuando aceleraba, le proporcionaba sensibilidades que le provocaba gemidos descontrolados acompañados de gritos por la profundidad que alcanzaba en su vagina humedecida. Era recorre todo un firmamento de explosiones sexuales en su cuerpo. Los gemidos de ambos invadían la casa, el frenesí llegaba al calor…
Quiso cerrar un poco las piernas pero el hombre la volcó para contemplar su culo. Nuevamente le abrió las piernas. Tanto su vagina como su orificio anal estaban radiantes por recibir placer.
   El se postró encima de ella, y tendidos, gozaban como animales sedientos de amor. Encontrados en lo pretendido, disfrutaban del sexo. Ambos estaban entregados dando todo cuanto anhelaban...La joven emitía gemidos pero encontraba en ellos el orgasmo deseado…Lo mismo recibía el imponente miembros por su vagina que por su ano. Cada penetración la volvía loca. Su sumisión era una entrega absoluta. Era lo que deseaba desde que le presentaron a aquel joven... Sus manos estremecían el cuerpo de ella. Una le tocaba los pechos y otra se adentraba en su vulva mientras era penetrada por detrás. Notaba como eran tres corrientes sexuales que le recorrían su piel. Era un baño de excitación lo que estaba recibiendo. Sus latidos se descontrolaban y sentía como su corazón vibraba con pasión.
   El hombre no contuvo más su frenéticos movimientos y se corrió en el culo de la joven. El líquido seminal le ardía en su espalda, unque él , sin apenas fuerzas, seguía moviendo sus hábiles dedos en el coño de la joven. En un gemido intenso encontró ella su orgasmo deseado. Le corría unas gotas por su vagina que le produjo un éxtasis inmaculado. Su encuentro había valido la pena.
Frente a frente, quedaron inmóviles. En sus miradas y ,sin mencionar palabra, encontraron la satisfacción de haber pasado unos momentos maravillosos.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Una nueva conquista I


   Sentaba en aquel amplio sofá, esperaba a su acompañante. Invadida por el deleite de la música se dejaba evadir con la vista puesta en aquel hombre que hacía poco había conocido tras un choque fortuito. Como cosas del destino, allí estaba en su casa cuando , después de la ultima decepción, se había dicho que nadie volvería a entran en su cama. Era como un sueño tan perfecto que su excitación iba aumentando a cada segundo que pasaba. Su nuevo amigo iba preparando dos copas para hacer del encuentro un certero camino de amistad o de lo que se presentase.
   Al estar de pie junto a la barra del bar que tenía en casa, lo imaginaba completamente desnudo, con su pene entre sus piernas, no erecto, pero si con esa densidad suficiente para complacer a cualquier mujer... lo miraba de arriba abajo. El se sentía observado. Algo que le estaba produciendo sonrojo y alterando la calma de su pene. Ella, sentada sin moverse, tuvo la tentación de ir a su encuentro y saborear toda su boca, todo el esplendor de su cuerpo y hacer el amor en aquella barra americana.
   La realidad la bajó de aquel pensamiento que la había cubierto de lujuria. Con solo mirarlo, ya notaba su intimidad sexual con un principio de humedad pues mientras el preparaba las copas, su mano no había cesado de acariciar su entrepierna. El gusto le florecía ya que no llevaba tanga ni braguitas puestas.

¡ Ten una deliciosa copa de mi creación …Estaba exquisito !.
 
   Tenía sed y de un trago se lo bebió sin mencionar palabra alguna. El quedó estupefacto pues era un cóctel dulce pero con alcohol. El trago fue acalorando la garganta hacia abajo. La sensación del fuego le fue cubriendo. Unas risas hicieron del momento algo más apetecible el encuentro. Su falda estaba un poco levantada lo que hacía ver unas piernas preciosas.. El hombre ante la mirada indiscreta de la chica le acarició la cara, y, a continuación, sin decir nada, la besó. La emoción misteriosa les fue cubriendo. Se separaron, aunque no emitieron palabra alguna. Las miradas lo decían todo. Tras una pausa, ya no era solo un beso, era un conjunto pleno que los hacía llevar a un estado extenuante. Las lenguas de ambos se buscaban para así absorber todo el placer en el cual estaban envueltos e iba fortaleciendo esos instantes. La separación sobrecogió a ella. Con su dedo puesto en la boca en señal de que no dijese nada, la incitó a que lo acompañase.

- ¡ Ven y cierra los ojos. Confía en mí, no te haré daño !–
 La joven se entusiasmó y obedeció. Le gustaba esa excitación que producían los juegos de misterio en cuanto a descubrir cosas nuevas en el sexo siempre que no fuese algo perverso ni de pervertido.
La sentó en unos grandes cojines que ella tenía y  la colocó en la pared contigua a una chimenea que hacia el deleite de aquel lugar. El calor corporal se le iba subiendo fruto de la incertidumbre, de la seducción y de cuanto fuese a hacerle aquel tipo. Sentía el cuerpo con los músculos tensos, la piel vibrante y sus pechos más crecidos que nunca, sus pezones estaban deseosos de ser lamidos . Sentía como el juego de aquel hombre le excitaba todo su cuerpo. La música se volvía cada vez más afrodisíaca por la sensualidad que mostraba.
Un estremecimiento le estremeció su piel. Unas malos suaves subían por sus piernas para arriba. Su sexo emergía en calor, mucho calor…. Sin más dilaciones, una mano invadió su vagina . El quejido no se hizo esperar. Comenzaba a ser acariciada por lo que tanto había deseado mientras preparaba las copas. Dos dedos penetraron en su interior. Del quejido se pasó a relamerse los labios.
Su suspiro fue un susurro de pasión. Por su cuerpo corría unas sensaciones innombrables y deseaba que sus pechos fueran lamidos por aquella boca sensual . No deseaba abandonar aquella masturbación que le estaba provocando. Él, puso su boca en la boca de la joven y la besó apasionadamente. El juego de sus lenguas la llevaba a claudicar a cuánto quisiera hacer. El sabor era maravilloso, Su aliento un baño de placer. Quería tener para ella toda aquella saliva.... se derretía sin más contemplaciones.
   Con un cauteloso gesto, se separo de los labios de su entregada acompañante.El dejó su boca para llevar su lengua a los lóbulos y darle bocados suaves que la volvieron loca. El éxtasis la llevaba a no dejar de acariciarlo…. En ese instante le susurró: - ¡ Abre los ojos , mi amor ¡ -

continuará...

domingo, 16 de diciembre de 2012

SUSURROS DE PLACER


.
Las asmáticas: Son las que durante el acto de amor solo se escucha, "ahhhh, ahhhh!, ahhhh", parece como si les fuera a dar un ataque de asma.

Las matemáticas: Son fáciles de reconocer, ya que suelen repetir en la cama: "MAS, MAS!, MAS!!"...

Las piñateras: Son aquellas quienes durante todo el acto amoroso, (entre ahogos, jadeos y suspiros) sólo exclaman: "Dale! Dale!", "Más duro!, Dale, Dale!" como si usted estuviera en una fiesta infantil dándole palo a una piñata.

Las religiosas: Hablan poco al principio y durante el acto, pero al momento de alcanzar el éxtasis exclaman frases tales como,"Oh Dios", "Ay, San Gonzalo, que buen palo", "San Benito, que buen pito".

Las maestras: Te dicen cuándo, cómo, por dónde... y con una voz pastosa suelen decir frases como: Esssoo es!!! derechiiito, con cuidadiiito, bieeen, muy bieeen, así eees!... por lo general terminan gritando: así!, así!, asííí!.

Las exigentes: Son las que suelen decir: ¡Dame mas!, ¡Dame mas! ¡Damelo toodooo!

Las asesinas: Viven repitiendo: Si me lo sacas te mato!!! Si me lo sacas te mato!!!

Las preguntonas: Las que primero te gritan ¡Haaay, me matas! y luego te preguntan ¡Cuanto te dieron por matarme! ¿¡Cuanto te dieron por matarme!?


Las que regresan: Aquellas que suelen repetir... me vengo!!!, me vengo!!!

Las sensitivas: Las que se la pasan preguntando o diciendo... ¿me sientes?, ¿me sientes? o... como te sieeento! como te sieeento!!

Las hijitas: Las que te dicen... ¡Así papá! ¡Asípapá! ¡Papiiito!

Las mudas: Son las que empiezan haciendo mmmmm!, mmmmm! y despues siguen con mmj!, mmj! mmj! y terminan con agh, agh!, agh!!, agh!!! como queriendo decir algo, pero como no pueden articular palabra.

Las exorcistas: Estas por lo general son gritonas y hacen como si trajesen un dulce en la boca, pero su principal característica es que voltean los ojos al revés!

Las verduleras: Serían las que se la pasan diciendo: que lindo pepino tienes, como disfruto tu plátano, quieres mi papaya!?

Las vulgarcitas: Se distinguen por su lenguaje soez, corriente y vulgar, les gusta decir: ¡chingame! ¡Si, chingame cabrón, me gusta como me cojes!

Las pinches: Estas mujeres son las que se hacen de la boca chiquita y te piden... Nomás la puntita, Nomás la puntita! y terminan diciendo Ayyy cabrooón!!.

La chiiinga tu madre: El nombre a esta clasificación se origina por lo que decimos nosotros, y esto se debe a que cuando, tú buena onda, las dejas que terminen primero (varias veces por supuesto) y cuando tú estas por llegar oyes la pinche frasesita... "No te vaya a venir adentro"

jueves, 13 de diciembre de 2012

Te quiero



Te miro y siento como reluces en la mañana. 
Tu cuerpo calmado por los delirios de la noche
 reposa en tu cama lleno de un gozo enriquecedor. 
Aun se reflejan los besos en tus senos y la señal de mi lengua en tu cuerpo. 
¡ Qué ímpetu mostraste en esta noche ardiente !.
Excitado me sentía al abrir mis ojos. Excitado y deseoso 
de hacerte el amor, pero ver tu cuerpo desnudo es correrse de gusto. 
En tu desnudes, se encuentra la excitación, 
se sufre los espasmos y los suspiros, los gemidos silenciosos y el placer. 
Verte como te veo 
con tus pechos rozando la sábana ,me hace desear besarte
pues mi pene se pone grande tan solo con mirarlos. 
Tus pezones se notan erguidos y alentando a ser lamidos...
pongo mi mirada hacia tu entrepierna y tu vagina se abre de par en par 
como deseando volver a disfrutar de una noche que nos supo a iluminación. 
Ahora te veo despertar y con tu beso quieres iniciar lo que dejamos 
cuando nuestros cuerpos 
cayeron sucumbidos por las corridas de nuestras intimidades...
¡ te quiero !. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Era tan bonita...

Desperté en la noche tras un escalofrío en mi cuerpo desnudo. Sin embargo, allí seguía ella con la belleza aglutinando todo el reflejo de la luna y sin notar esa brisa que yo había percibido. Notaba su calmada respiración en mi cara...era una impresión tan maravillosa que valía la pena contemplarla.
Tras mirar su cara, no pude contenerme en ver todo el esplendor de su desnudez...¡ era todo un sueño mirarla !. La hermosura de sus pechos dieron la tentación de acariciarlos. Cada caricia acontecía con una combinación de ternura y placer furtivo. Con el dedo indice rodeaba el pezón que a las dos caricias se fue irguiendo. Estaba duro. Mi deseo era lamerlo aunque no quería que despertase de aquel magnifico sueño que la cubría.
   El roce clandestino de mi lengua en su piel llevó a un apretón inconsciente. Ella se tambaleo. Se giró con un susurro sin angustia. Abocada a un éxtasis penetrante; el suspiro no se demoró. En ese estremecimiento, mi deseo no se contuvo e inmediatamente mi boca succionó aquel maravilloso pecho. Tiraba de los pezones tanto con mis labios como con los dedos para seguidamente mordisquearlos suavemente.

   Ella comenzó a moverse aunque sin abrir los ojos. La notaba como si aquello que le estaba sucediendo fuese producto de un sueño erótico.

    Su instinto sexual la iba llevando a querer más de aquella agradable sensación que estaba recibiendo. El flujo le emergía fruto de mi boca incansable en su pecho y de una mano calurosa que exploraba aquella vagina ya ardiente. Quería conducirla a un desbordamiento de amor donde sucumbiese a un cauce descontrolado de placer. ¡ Estaba tan bonita que me sentía enamorado de ella !
   Con sus movimientos, se le notaba conducida a un impetuoso estado donde le comenzaba a vibrar todo su interior nuevamente...la respiración fue dejando de ser normal para alterarse sucesivamente hacía unos primerizos gemidos  que verificaban que ya era consciente de la realidad. Se regocijaba en la alteración, notaba como su piel se volvía sedosa, como estaba siendo sometida a una perturbación por las zonas sexuales de su cuerpo. Se encontraba exultante en esos momentos...
   Sin contemplaciones, ella , con sus manos, atrajo poderosamente mi cabeza a sus labios. El beso nos hizo estremecer. Su lengua recorría mi boca, el juego bucal hacía hallar una explosión maravillosa. Mientras, mis dedos penetraban hacia el interior de su sexo.
 
   Fue el momento que su estremecimiento la hizo abrir los ojos. Nos miramos lentamente. Una tenue sonrisa nos acogió. Toda aquella muestra de cariño sería el camino al pletórico amor del cual estábamos disfrutando desde el día anterior.
 
   Una marea jugosa nos condujo rápidamente a vernos inmersos en el juego sensual y sexual que requerían nuestros cuerpos al amparo de los rayos de luz que entraban por la ventana.
Dirigí mis labios a sus senos. No podía dejar de pensar en ellos a cada momento por su belleza... Iba de uno a otro sin detención ninguna. La calma se fue perdiendo y me sentía poseído por aquella fantasía femenina que eufórico me tenía. Su embrujo me cautivó desde días previos y aún no podía saciarme de él lo que me llevaba a poseerla a cada momento.
   Su vagina ya estaba acalorada con una humedad intensa . Con la reanudación de la pertinaz masturbación de mis dedos, sufría un descontrol y unas convulsiones que la llevaban a querer ser penetrada sin más preámbulos. Mi pene erguido esperaba su turno.
   Abrió los ojos nuevamente. De su boca las palabras resonaron llenando mi corazón de pleno cariño. Sus manos agarraron mi cabeza para besar unos labios que la deseaban. El beso albergaba todo lo que quería recibir en ese instante. Estaba a su merced. En sus ojos notaba la excitación, así lo decía también su pelo alborotado. Ahora, las miradas se paralizaron fijamente pero su mano recorría mi pecho encaminando su suavidad hacia mi sexo. Lo agarró y lo introdujo en su vagina. El fuego que desprendía hizo alterar mi sangre desde pies a cabeza. La esencia de aquella mujer me tenía en una osadía lujuriosa.
   Con los primeros movimientos, la erección fue floreciendo. Ella iba notando como algo duro se habría paso en su interior. Lo notaba erecto, fuerte, desgarrador pero no quería precipitarse. Suaves contoneos era su dedicación junto a sus besos en mi cara, el cuello ; sensaciones que me deleitaban. Sus dedos estiraba mis pezones para después chuparlos ininterrumpidamente...volvía a estar en sus manos, en su sutileza, en el sublime poder de su belleza.
   Tras unos preliminares movimientos, su gozo fue aumentando hasta ingerir más rapidez a sus acciones. Ahora mis gemidos salían por mi boca. El gusto llenaba todo mi cuerpo...con la intensidad no pude contenerme y un fuerte abrazo nos sumió en el orgasmo requerido. Le di un beso. Ella lo recibió con grato placer y allí quedamos con las miradas encontradas esperando los primeros rayos de luz que nos dijese que el nuevo día había llegado.
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

El juego sexual le apetecía...


   Se sentía vulnerable a los estímulos, su respiración se alteraba debido a las caricias de aquel desconocido. Sucumbía a un estado alentador, maravilloso, repleto de regocijo y en su entrepierna, la agitación más perseverante, la transportaba a intensos suspiros pasionales. El recorrido de aquellas manos por su espalda provocaba un descontrol de emociones; estaba sumergida en un mundo de satisfacción donde su deseo era tener sexo con aquella joya que había encontrado...
 ¡ Si, aquel si era ese hombre que la hacía sentir extasiada. Su juego sexual le apetecía ! .
Sus yemas de los dedos le administraban una vibración sutil al contacto con su piel. Notaba un escalofrío que le sabía a embriaguez sexual y los besos de esa boca la embadurnaba de una tensión en toda su desnudez. ¿ Por qué no lo habría encontrado antes ?
   Esas arrebatadoras manos, que suavemente propinaban una delicia inusual, fueron encaminando su ternura hacía los glúteos de ella. El se detuvo. En ese instante quiso contemplar toda la belleza de una piel perfecta , seductora, un jardín donde perderse...¡ suspiraba ! Su pensamiento estaba puesto en cuanto deseaba hacer con aquella mujer que estaba sumisa a su deseo.
Aquel insinuante trasero no se detenía en los movimientos. Quería ser manoseado combinando intensidad y dulzura. Unas palmaditas la hicieron gritar y la llenaron de gusto. Al girarse, sus ojos expresaron que deseaba más de aquella clase de caricias. Su mirada incitaba a que siguiese . Esa acción estimulante le había provocado una vibración por todo el cuerpo y necesitaba más de lo mismo. Sus pezones comenzaron a estar erguidos...¡ quería más, mucho más !.
   El pequeño dolor continuado la agitaba, le producía punzadas en sus labios vaginales, su clítoris estallaba en una humedad desorbitada...¿ Cómo conseguía hacerle llegar a ese momento frenético con solo caricias y aquellas palmadas en su trasero ?. En sus deliberaciones no se paraba mucho, puesto que estaba con todos los sentidos en lo próximo que le fuese a entregar.
   En aquella posición, una mano se fue deslizando en busca de su vagina. Cada caricia era una sensación sobrecogedora y su corazón parecía que se le iba a salir fruto del diluvio placentero al que estaba siendo sometida. Las sensaciones fueron incrementándose, corrían como la sangre de su interior. Seguidamente, sus  incipientes dedos penetraron en su vagina. Fue algo estremecedor. Frunció la cara con un repentino cerrar de ojos e instintivamente cerró las piernas. Por su piel corría un calor que la tenía desplomada en la cama. Un jugoso estado que le daba emociones indescriptibles. No podía contenerse y los gemidos, así lo hacían ver...La mano masculina estaba atrapada en su vagina aunque ella no quería que fuese a salir del lugar que se encontraba.
   Mientras más impulsivos eran las penetraciones de los dedos, más intensos se volvían los gemidos. Por un momento paró su ímpetu  Abrió la chica los ojos y las miradas se cruzaron. Una sonrisa los acogió. Estaban  con esa calma que da el amor.
   Lentamente se acercó a ella, besó su boca y con la lengua fue humedeciendo sigilosamente unos labios que  poseían el ansia de no querer separarse de ellos. El notaba como su mano estaba mojada debido al flujo femenino. Había provocado la excitación  a su compañera y era un volcán en erupción.
   Ahora , con su boca puesta en los pechos, hacia que la lengua trazase espirales desde los pezones hacia fuera. La respiración de ella comenzó a alterarse. Emitía un aliento caliente como si por la boca saliese el fuego intrínseco. El placer volvía a su estado ardiente. Las extremidades no recibían fuerza alguna. Todo estaba concentrado en su vagina y en los pechos. La seducción la iba notando sin apresuramiento. Cada momento era administrado con la intensidad precisa para alcanzar el orgasmo requerido...