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jueves, 5 de diciembre de 2013

Pasión en la Universidad - 8 -

   El encuentro para la despedida fue más que doloroso. Mientras paseábamos, pocas palabras interrumpieron al silencio, ya que tendría que pasar muchos meses para que yo volviese al pueblo. Era una verdadera tortura ese paseo unido de las manos, pero nada se podía hacer y las clases en la universidad se reanudaban en dos días. Me iba con antelación para ordenar mis cosas y pensar...necesitaba pensar mucho porque estaba metido en un círculo de amor que no sabía como salir. Mi compañera de trabajo estaba deseando volver a quedar para pasar la noche juntos, la joven, en cuanto supiese que estaba ya de regreso, querría que nos viésemos, y, en el pueblo, dejaba a la mujer por la cual sentía, de verdad, algo profundo. La separación costó lágrimas a ambos, aunque, le prometí que volvería en cuanto pudiese y que estaríamos en contacto por medio de las redes sociales o, incluso, me podía llamar o yo a ella. Todo el trayecto hasta donde tenía mi residencia fue un constante ir y venir de premisas y conjeturas. De repente, sonó el teléfono. Era ella. Su boca se expresaba con palabras entrecortadas y ese moquear era evidencia de que estaba llorando. Su voz sonó: - Te quiero y estos días han sido maravillosos -
   Un poco tiempo estuvimos hablando y le reafirmé lo que le había dicho. Un adiós cariñoso fue la despedida junto un hasta pronto que sonó a puro amor. Fue colgar el teléfono cuando un mensaje me alertaba. Al ver su nombre no sabía como actuar. Esta vez era la joven diciendo que cuando llegase a la ciudad que si nos podíamos ver. La lucidez me llevó a decirle que llegaría tarde y que iría a descansar porque habían sido unas vacaciones muy ajetreadas. Mi tranquilidad fue que no volvió a sonar el teléfono hasta el día siguiente para avisarme que había que ir a trabajar.
   Como el primer día, el ir y venir de gente me tenía aturdido...sólo que todo desapareció cuando la vi llegar. Sus amigas dieron los buenos días pero avanzaron más aprisa con el fin de dejarnos solos. En el tren nos sentamos juntos y veía en sus ojos las ganas de besarme y darme un abrazo intenso. Fue bajar e, inmediatamente, me insinuó a los servicios. No pude contradecirle y allí nos dimos todos los besos que deseaba. Me hablaba de lo mucho que me había echado de menos, que fuese querido hablar conmigo, que había llorado por mi ante la ausencia...un sin fin de cosas que me hizo calmarla y decirle que era hora de clase y que después ya hablaríamos en mi casa.
   Aún me esperaba el encuentro con mi compañera...fue pensarlo y allí frente a mi estaba. Dos besos aconteció en el saludo y con un guiño se despidió diciendo que después nos veríamos porque tenía que contarme muchas cosas...El lío ya estaba de nuevo formado, aunque, ahora era de más calibre por el amor que me había dejado en el pueblo.
   Las horas fueron pasando y el primer encuentro fue con mi compañera. Como sabía mi horario, no me dejó mencionar palabra...- ¡ Vamos a tomarnos algo y me cuentas como te fue ! - La conversación fue discurriendo con tranquilidad hasta que noté como su mano iba buscando mi paquete. Su descaro me enrojecía y me estaba poniendo mi polla para estallar. Tras tomarnos la cerveza, de nuevo, a la universidad. Nos faltaba un rato para iniciar nuestras clases y allí no se contuvo...¿ Ven que te voy a enseñar una cosa ?
Me llevó al baño de profesores. Sin más contemplaciones se agacho y comenzó a chuparme mi pene. Sus lametones eran intensos, insinuadores...la puse de pie, la abrí de piernas y la penetré por detrás. Sus suspiros ya eran intensos lo que hacía que estuviésemos en peligro de ser escuchados follando. Sin detenerme a nada, infligí más ritmo hasta que pasado un poco tiempo me corrí. Ella se quedó de pie, mientras yo me senté. Ahora era yo la que le chupaba su vagina y metía sus dedos. Con mi mano libre me masturbaba...el gusto me venía de nuevo al igual que a ella. Sin poder aguantar más, ambos nos corrimos satisfactoriamente. Con discreción salimos deseando no ser vistos...tal cual lo pensamos, así aconteció. El cambio de clases se produjo y ahora debería enfrentarme a mi otra debilidad...la chica joven.
   La clase transcurrió mejor de lo previsto. Tras terminar, ella se acercó a mi y me dijo a la hora que estaría en mi casa. Acepté porque de todos modos iba a ir. Con el pensamiento puesto en ella pasaron las horas hasta que se presentó a la hora indicada. Al abrir la puerta ni un saludo ni nada, un beso fue el saludo. Por la cintura la cogí entrandola hacia el piso. Cerré la puerta rápidamente...siempre hay alguna vecina mirando a ver quién sale o entra de mi casa. Tras cerrar, los besos continuaron. Lloraba de alegría por estar de nuevo conmigo. No decía palabras, solamente estaba en el afán de desnudarme. - ¡ Quiero follar ! -
   En la cama gozamos deliciosamente. Nuestra entrega fue maravillosa dando cada cual su placer máximo. Tras copular frenéticamente, quedamos tendidos en la cama. Nos cubrimos con la ropa y quedamos unidos en un tierno abrazo. Ahora, ella si hablaba. Me contaba todo lo pasado en sus vacaciones y que un chico le había propuesto tener una relación. Que en fin de año, ese mismo amigo le propuso follar y ella se negó porque solo deseaba estar conmigo. En su rostro se reflejaba la felicidad de aquella jovencita que se había enamorado de mi. Con ella si estaba metido en un laberinto porque no quería que sufriese. Quise contarle lo que había pasado realmente, pero, no me atreví a llenarla de dolor.
   Así terminó el primer día, ya el segundo fue con más tranquilidad aunque la joven me buscaba a cada momento. En la noche tuve la satisfacción de hablar con la chica de mi pueblo. Aquello si me produjo un placer enorme. Fue ella la que me llamó y la charla fue estupenda....dormí aquella noche como no hacía tiempo pues recordaba su voz melosa y me llenaba de entusiasmo.
Pasaron los días con la agitación de clases y exámenes...la rutina no cambiaba nada y los días pasaban. Llegó la primavera y la sangre alteró a todo el mundo. Se veía a la gente con ganas de disfrutar el buen tiempo, de llenarse de sol y disfrutar las tardes en parques y terrazas. Yo seguía encontrándome con la joven y le hacía comprender que todo no era sexo en la vida ni en la relación de pareja. Hacer el amor era distinto a tener sexo y tener una relación había que combinarlo con hacer el amor cuando ambos tengas esas ganas. No se debía de formar a ninguno para hacerlo porque se haría sin ganas y no serviría de nada el encuentro.
 
Un día, casi finalizando la clase, me llamaron para que fuese a la sala de profesores. Las dudas me aterraban pues no sabía a qué venía aquella llamada... al entrar, mi sorpresa fue mayúscula. Mis padres habían venido a verme y para mayor sorpresa, ella estaba también. Sin corte de ninguna clase la abracé y nos besamos calurosamente. Estaba sorprendido y aquello había que celebrarlo. Tomando café explicaron que tenían ganas de verme y ella se unió a la expedición. Les dije que me quedaba una clase y que tras ella ya nos podríamos ir y disfrutar juntos.
   A la salida de la clase, ella me esperaba en la puerta. Una vez dentro, a solas, nos besamos...en ese momento entró la joven. La situación para mi fue engorrosa. Como pude le dije que si deseaba algo a lo cual contestó que quería saber las horas de tutoria cuando eran para consultar unas dudas. Al recibir su cuestión, cerró la puerta y corriendo se fue. Con sus pasos llevaba el dolor y las lágrimas. Yo lo notaba. Mientras estuvo mi amor en la ciudad no insinuó nada. Nos veía juntos, incluso, besándonos...sabía que cuando se fuese ella y mis padres tendría que dar muchas explicaciones.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Pasión en la Universidad - 7 -

Los días se sucedían con la presunción de que no debió pasar lo que pasó y que, tras un tiempo, algo podía resurgir. Cada encuentro era una mutua satisfacción. Los sentimientos se adquirían con la forma de decir las palabras, con la ternura de las caricias y con esa distinta forma de hacer el amor. No era puro sexo lo que había en cada encuentro sino que nos podía la felicidad y anteponíamos el querer a la práctica sexual. No deseábamos tener sexo y luego, pasar inadvertidos como dos personas que no se conocen. Nos acogía una sensación agradable y en ella nos regocijábamos. El pasado quedó atrás. Por las circunstancias juveniles, por los estudios, por cosas que surgen en la vida, te desvinculas de un camino y no ves con certeza lo que tienes a tu lado...ahora, estaba comprendiendo que un amor de una vida mi corazón abría y feliz me sentía a su lado.
   Llegado el día 31 de diciembre. Quedamos para disfrutar de los acontecimientos típicos de la marcha del año viejo y entrada de un nuevo año. Tras la celebración con las uvas y el champán, lo siguiente era los correspondientes besos pasados los segundos previos de un año que se deseaba fuese algo mejor que el que se había ido...después de los saludos, quedaba disfrutar de la noche. Por todo el pueblo había fiestas y, aunque, algún pub estaba abierto, no había la diversión que se esperaba.
Nos invitaron a una fiesta de amigo míos y allí asistimos...después, nos acercamos a otra de los amigos de ella. La noche fue transcurriendo entre bailes, cantes...tomar copas y disfrutar de aquel día tan señalado en el calendario. El acercamiento nos llevaba a querer algo más. Aunque cada uno estaba en su diversión, siempre había ojos que controlaban la situación. De allí podía salir muchas habladurías, a mi no me preocupaba pues me iría al pasar día de Reyes, peor situación sería para ella por quedarse allí en el pueblo soportando las cosas que se podían decir.... la imaginación volaría , aunque, no dirían nada de lo que no hubiese pasado.
   Como pasando inadvertidos, salimos a una terraza grande que daba a un patio. La verdad que hacía frío, pero más calor llevaba en mi cuerpo y quería transmitírselo. La terraza nos llevaba a un pasillo con habitaciones. Como un regalo del cielo, nos adentramos en la última. Allí solos estaríamos. Su timidez y el peligro de ser pillados in fraganti tenía en tensión su pensamiento. Le besaba los ojos, sus labios, sus mejillas...su cuello. Mis caricias la incitaban a que la tranquilidad fuese recorriendo su cuerpo. Le decía que nadie pensaría en nosotros o que se imaginarían que estaríamos follando, así que, nosotros debíamos disfrutar el momento.
   Los besos fueron ahuyentando al miedo. A la intensidad, se unía la dulzura. Los juegos bucales daban un calor reciproco al unirse nuestras lengua e ingerir en los deseos mutuos. Tanto mis caricias como las de ella iban con dirección a nuestros sexos. Una vez dejó al descubierto mi pene, la incité a que me lo chupase. Sus movimientos me producían un gusto increíble... la tuve que detener porque me corría antes de empezar. Su dedicación era máxima.
-¡ Calma, cariño, queda mucha noche! -
Mis besos le llegaban a su cuello...tal era el furor que tenía que le propiné un bocado. El mordisco la llevó a gritar con pasión...me miró y más frenesí había en sus ojos. Con su mirada firme, comenzó a quitar los botones de mi camisa y dejar mi pecho al aire. Me chupaba mis pezones, los pellizcaba y, al igual que hice yo con ella, me mordió en mi cuello. Fue ese instante que la llevé a una pared. Mis manos se abrían paso entre su vestido buscando su sexo. Llegado a su entrepierna, mis dedos fueron rozando aquel tanga que humedecido iba apareciendo. Sin das más tregua, se lo quité y me incliné ante ella. Mi lengua recorría su abertura sexual, era un gozo chupar aquel coño tan maravilloso. Su olor me seducía y era como una llamada a la posesión inmediata.
   Entre mis dedos, que entraban y salían, y mi lengua que alteraba a su clítoris, fue acumulando un calor intrigante y que le hacía entrar en un estado gustativo maravilloso. Ya nada pensaba sino en disfrutar del momento...fue tal su deseo que sin más preámbulos solicitó ser follada con vehemencia y poderío. Ante su reclamo, la subí de cintura y me acoplé a ella. Como si ya fuese maestra en la acción, cogió mi polla y la posicionó frente a su vagina. - ¡ Follame, follame hasta que nos corramos de placer ! -
   El amor fluía por nuestras venas. La pasión nos conducía por esas sensaciones que se notan cuando te corre el placer por dentro, el actor sexual nos incitaba a no separarnos y disfrutar juntos. Embriagados de gusto consumíamos la noche. De esa posición pasamos a otra. Me senté en la cama y toda desnuda ella, se puso de espaldas. Abrí mis piernas. Sus manos se acoplaron a mis muslos y comenzó a moverse suavemente. Ya no era la aterradora mujer que deseaba follar rápidamente por miedo a ser vista...el gusto que corría por su cuerpo la había sosegado y la inquietud había desaparecido. Deseaba aquella polla que tenía dentro y que tanto placer le estaba dando. Sus gemidos eran un cantar en su boca y así estuvo un rato sin detenerse. Suspiraba y suspiraba; suplicaba más rapidez....yo caí en la cama. Ella aprovechó mi debilidad para cambiar de postura y ponerse encima de mi. En ese instante, su habilidad fue suficiente para meterse mi sexo nuevamente en su vagina. No quería perder momento alguno....quería llegar hasta lo más profundo de la lujuria y ser atrapada por un amor verdadero. Sus manos me acariciaban mi pecho. Notaba como estiraba, de nuevo, mis pezones y, a la vez, como caía con todo su peso en mi polla hasta llegar a saciar la
profundidad de su coño abierto. La satisfacción me abordaba. De mi boca salía un quejio placentero. Sin decir nada, el ritmo se hizo más intenso. Se inclinó hacia mi para su dedicación resultase más eficiente. Tocaba sus pechos, sus pezones, la besaba...hasta que ya no pude contenerme más y con un grito le dije
que me iba a correr.
Rápidamente cambió de postura. Quería recibir mi leche en su boca y que yo notase la humedad de su entrepierna. Si ella chupaba con intensidad, yo lamía con la misma dedicación y metía dos dedos en su vagina...no pasó mucho cuando ya no pude más y me corrí en su boca.
- Sigue, sigue, sigue...ya me viene, ya me viene - sus súplicas me hicieron persistir en la masturbación hasta que el placer la hizo correrse también.
- ...qué gusto mi amor -
Ambos quedamos complacidos, exhaustos y abrazados. Los besos eran sensibles como nunca fueron. Las miradas sostenían el verdadero amor que había brotado. Eramos una fuente de pasión unidas sin miedo a nada ni a nadie.
   Cuando nos vestimos, nuestro regreso se hizo de la manera más natural. Lo que había pasado allí era asunto de nosotros. Tras tomar unas copas la besé delante de todo el mundo. Allí nadie estaba pendiente de nadie y más a esas horas de la madrugada que el alcohol y las drogas solo piden diversión...Llegando el amanecer, ella estaba cansada. Fue lo suficiente para decirle que yo también y que podíamos ir a tomar café y churros para luego ir a dormir. Dicho y hecho...me despedí de dos o tres amigos y ella igual y nos marchamos. Tras desayunar, la dejé en su casa. - Nos vemos mañana, verdad -. Su afirmación fue recibida con felicidad en mi corazón que estaba como hacía tiempo no había estado. Al llegar a casa caí rendido en la cama...¡ Nunca hubiese planeado pasar un año nuevo como lo había pasado !.
    El alcohol no dejó mucha resaca al despertarme. Un poco dolor pero cosa que se podía controlar. Era 1 de Enero y había quedado con ella para tomar algo...Estando juntos, unos cuantos amigos mutuos se presentaron y dijeron que ya había reservada mesa. Dos no significaría ningún problema y que todos nos íbamos a almorzar fuera. La comida fue excelente, la conversación fluida y, aunque nadie quería decir nada, las miradas deambulaban como diciendo que nosotros ya estábamos saliendo o era el principio de una relación más intima...
Aquellas suposiciones quedaron ahí porque luego nos fuimos a tomar unas copas. Ni a conciencia nos habíamos reunido ya que todos éramos pareja...así que todo era más ameno y las risas eran bien vistas por todos. De las risas surgió una voz...¿ Por qué no vamos a cenar a ese sitio que me han hablado muy bien ?. Allí junto al fuego estábamos las 4 parejas. Era una situación extraña pero confortable. Después de cenar y la última copa, era momento de despedida porque al día siguiente muchos trabajaban.
Yo me despedí de mi bella mujer. Las sonrisas hablaban por si mismas. Los besos eran de
cariño...Quedamos en vernos en la mañana. Sería mi último día en el pueblo. No quería separarme de ella pero vi como sus manos se marchaban de las mías...¡ estaba tan feliz que me fuese ido con ella al fin del mundo !.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 6 -

   Los días iban pasando. Cada encuentro lo vivíamos de una manera diferente con el consabido riesgo en el que estábamos inmersos. Ella, era una joven que había descubierto un mundo de amor no vivido antes y yo, un hombre de cierta edad que había vivido sus experiencias y ahora, estaba atrapado por unas circunstancias de locura. Un amor que me podía causar fatales consecuencias. Sólo pensaba cuando la noche me acogía entre sus brazos y la luna me hacía ver la realidad de los hechos. Cuando estaba con ella, mi mundo se obcecaba en su mirada, en sus ojos, en su boca, en su alegría...su juventud me hacía ser joven a mi mismo. El estado de dependencia iba obsesionándome y veía que en mi trabajo no rendía como era de suponer. Nadie se había cruzado en nuestro camino, por lo cual, vivíamos los días con pasión, amor, intensidad y sexo. Todo parecía tan perfecto que ninguno de los dos pensaba en más allá del próximo encuentro.
   El trascurso del tiempo nadie lo detiene y llegó ese tiempo de vacaciones. La separación era inminente pues yo quería estar con mi familia en las navidades...Ella, con lágrimas en los ojos, reclamaba mi instancia en la ciudad porque ante mi marcha, sola se sentiría. La despedida fue amarga y en su rostro las lágrimas eran ríos de pena. Con esa misma amargura la vi quedarse en la estación hasta que me acoplé en mi sillón. Fue ese momento que comenzó mi mente a cavilar. Quería sus besos, tener su cuerpo y hacer el amor durante todas las vacaciones, sin embargo, notaba que lo que estaba viviendo con esa joven se me escapaba de las manos. Era un deseo que me paralizaba. Estaba ansioso por terminar la clave para ir en su búsqueda, el solo mirarla, me tranquilizaba. También me preocupaba esa acción que me iba atrapando y que no había sabido nunca de ella: los celos. Una amalgama de cosas me corrieron por mi cabeza en el transcurso del camino.
   Ya en casa todo fue pasando, aunque, no completamente. El estar con algunos amigos hizo que momentáneamente todo persistiese, luego, también estaba esa amiga que fue pero nunca llegamos a nada. Ella se mantenía en su soltería y fue un placer volverla a saludar después de un cierto tiempo sin saber de ella. Siempre habíamos dicho de quedar para recordar viejos tiempos; nunca llegaba esa ocasión de encontrarnos solos ya que se acoplaban amigos de ambos y esa intimidad no florecía.
    Pasados algunos días si se dio ese acercamiento pues la invité a cenar. Ella conducía y le dije que mejor sería fuera. No por lo que fuesen a insinuar quien nos viese juntos, sino para que nadie se nos uniese y así se perdiera la intimidad de un rato charlando a solas...Todo fue magistral en la cena. Ambos hablamos hasta por los codos como se dice y quedamos enterados de la vida de cada cual. Ya de regreso a altas horas de la noche, yo la miraba mientras ella conducía. Recalé mis palabras en lo guapa que se mantenía...la intimidad de lo que pudo ser y no fue salió a flote. Sin premeditación, toqué su pierna. Aquellos muslos seguían firmes. Mi atrevimiento condujo a un acercamiento...Ella detuvo el coche. Me miró y nos besamos con una prolongación adecuada. La separación nos hizo respirar intensamente. Nos miramos y ya no pudimos detener nuestro deseo. Palpaba sus glúteos mientras la besaba pero quería ir más adentro; mis ganas era llegar a su sexo y meter mis dedos para que la excitación la fuese conduciendo a un placer adecuado y así hacer el amor allí en el coche. Ella, fue directa a mis partes. Fácilmente bajó la cremallera y comenzó a masturbarme provocando en mi cuerpo unas sensaciones estupendas. De esa manera estuvimos un rato hasta que la incité a que me la chupase. No dijo nada, su boca recibió mi pene erecto y comenzó a jugar...sus acciones me fascinaban. Mi mano mientras buscaba la desnudes de sus pechos.

   Por unos momentos se detuvo. Se desabrochó el sujetador y dejó sus tetas al amparo de mis manos. Ella se acopló de nuevo a mi pene y a su labor. Tocarle los pezones la llenó de unas sensaciones imperiosas. De su boca salían pequeños gemidos significativos de que le gustaba lo que estaba haciéndole.
De repente la detuve: -¡ espera, quiero follarte !. Con un gesto de aprobación nos embaucamos en la acción que nos llevaría a lo que tanto deseábamos. Corrí los asientos para atrás, tumbé los sillones y tanto ella como yo nos quedamos desnudos de cintura para abajo. Una vez tendido, se dedicó a seguir chupando mi pene. Al ponerlo duro nuevamente, se alzó y se subió encima de mi. Con calma se lo fue metiendo en su vagina apareciendo gestos en su cara que pasaban del dolor al gusto. Mis manos se las puse en su cintura e inicio el movimiento. Yo la acompañaba. No quería que fuese rápido....quería disfrutar de aquel momento aunque la posición no fuese lo más cómoda posible. El descontrol iba apareciendo al paso de los minutos y la intensidad florecía. Sin dejar que se saliese de su vagina, acometía movimientos más rápidos...ya iba notando como le subía el placer y quería recibir más éxtasis en todo su cuerpo.
   Como el gusto la iba llevando a extremos tentadores, se tendió para estar cuerpo a cuerpo conmigo. La abracé y más intensidad ponía yo también. Mientras ella bajaba su cintura, yo que subía mi polla hacia arriba. Al impacto de los cuerpos, los gemidos de ambos afloraban. El calor era desbordante y la pasión nos tenía presos uno contra el otro. Llegado a un punto de excitación suprema, la incité a que volviese a su sillón.
La animé a que siguiese masturbándome a la misma par que yo la masturbaría a ella. Así quedamos unos instantes hasta que ambos ya no pudimos soportar más aquella arrebatadora masturbación mutua. - ¡ Chupamela, chupa, cielo - Sin decir nada, su boca se acoplo a mi pene y tras no muchos lametones me corrí intensamente. Al ponerse en su sillón, aunque sin muchas fuerzas, metí mis dedos en su vagina. Con intensidad máxima la masturbé hasta que no pudo contenerse. Cerró las piernas y los quejios aparecieron con unos gestos en su cara de gozo esplendoroso. Después me tendí en mi asiento y allí quedamos ambos disfrutando aquel momento.
   Con las sonrisas en nuestras bocas, nos incorporamos. Nos vestimos a pesar de los inconvenientes del lugar y todo quedó como si allí no fuese pasado nada. Un beso nos unió nuevamente. Una sonrisa de agradecimiento fue ese momento que sin palabras eres capaz de decir más que si abres la boca.
    Tras un cierto tiempo sin fumar y al ofrecimiento de ella, me fumé un cigarro disfrutando de la tranquilidad y al amparo de las estrellas. Comenzaba a hacer frío y la noche no se detenía:- Es hora de irse - La música amenizó el regreso. Ya dentro del pueblo comenzamos a hablar de lo pasado y lo bien que habíamos cenado en aquel lugar. Sin dejar que dijese nada, le dije que en la mañana estaría ocupado, a pesar de eso, la llamaría para luego decirle que si deseaba un café o dar una vuelta.
Ella lo aceptó perfectamente. Con un hasta mañana nos despedimos, aunque en nuestros rostros, se deseaba un beso eterno. Esa sonrisa que salió de sus labios me lo transmitía....y de igual manera se lo hice notar yo.
La madrugada continuaba sus pasos acompañada de un frío intenso. Yo nada notaba, al contrario, estaba con felicidad en mi cuerpo...sabía que la noche no me daría malos sueños.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 5 -

  El día de clase transcurrió cabalgando en lo correcto o incorrecto, en si debía continuar o parar lo iniciado con aquella alumna...las deliberaciones enajenaban mi pensamiento y estaba abstraído tanto de las clases como de los saludos a los compañeros. Sin embargo, los labios de la joven parecía que aún me besaban todas las partes de mi cuerpo, su respiración jadeante la tenía en mi fruto del placer que recibía cuando la penetraba, su tacto por mi piel hacía desequilibrarme...no podía quitarme de la cabeza su virginidad, su inocencia al masturbarme. Me sonreía ante las ganas que tenía de ser mujer y entregar su inocencia. En sus ojos vi lo que había visto otras veces; era amor lo que reflejaban sus ojos y, ahora, transcurrida media mañana, me inquietaba por muchas cosas que surgían: - su juventud, ser su profesor, la diferencia de edad, las habladurías que podían surgir...todo era un comedero de coco que me tenía desquiciado.
   Ya iba con predisposición de decir que me encontraba mal y deseaba irme a casa cuando un resplandor me dio las energías precisas para recobrar el ánimo, ese vigor que te fortalece de cualquier mal lo tenía delante, sus ojos eran la vitalidad que necesitaba.
- Buenos días. Espero que tu noche halla sido muy buena.
No sé si había contado a su amiga lo que había vivido por su cumple, pero, su sonrisa picarona delataba que algo sabía. Ella se mantuvo con ese gesto sonriente que dignifica al amor. Fue verla y el ánimo llegó a mi alma con una fuerza desproporcionada.
   Iba a contestarle más que el simple buenos días, pero en ese momento, mi querida compañera salía de una clase. La joven al verla se marchó con esa sonrisa de burla, me había dicho que no le gustaba para nada porque se le notaba mucho que estaba loquita por mi. Al verla, también me sonreí, aunque tuve que disculparme después.
   En nuestro encuentro dictaminó que tenía ojeras y que si había pasado buena noche. Simplemente contesté que me quedé hasta tarde con cosas de clase y viendo una peli. Ella insistía en quedar, no obstante, me salvaba la providencia, cuando iba a decirle algo, siempre se presentaba un alumno con algún interés o algún profesor para ir a tomar café u otra cosa....yo aliviado me iba corriendo. No era momento para relaciones con una profesora y más sabiendo de su divorcio y tramites de separación, aunque no renunciaba a una noche de locura con ella...
  El resto de clases ya lo fui pasando mejor y más cuando la última la tenía con mi adorable jovencita. Ya me iba acostumbrando a su presencia y no me intimidaba tanto, a pesar de todo, era mirarla y el calor me entraba desde pies a cabeza. Al llegar la hora de salir, ella se demoró. Sabía que algo me quería decir.
La tarde era maravillosa. Estar a su lado me causaba un enorme bienestar...era una situación que cada vez más ahondaba en el cariño, en los sentimientos, en la pasión y en el amor. Junto al río nos deteníamos en un banco. Allí nos besábamos con las sugerentes caricias como compañeras a los besos. Ella deseaba más, al final lo conseguía como todo lo que insinuaba. Después del río, nos dirigíamos a un centro comercial para ver una peli....en esta ocasión no sucedió de la misma manera y mirarla a la cara ya sabía lo que pensaba hacer. Nos dirigimos a los baños. Entró, al no ver nadie, me llevó al último de los servicios y allí nos encerramos. De los besos pasamos a las caricias. Sus pechos firmes me volvían loco y solo deseaba besarlos, chuparlos, lamerlos....Sin más dilaciones, mis manos buscaban tocar su sexo. Sus braguitas desaparecieron rápidamente, - estás será un recuerdo para mi -. Tal cual lo pensé, así la puse en mi bolsillo para que no se me olvidase.
    Ya con su sexo descubierto, mis manos acariciaban sus muslos, sus glúteos y su entrepierna. Muy suavemente fui introduciendo mis dedos en su vagina, a lo que respondió con un intenso suspiro. Seguidamente me beso. Allí quedamos unos instantes; yo la masturbaba y ella a mi. El gusto nos iba pudiendo. Los gemidos aparecieron aunque los besos sonorizaban un poco lo expresado por el cuerpo. Sin demora, se agachó. Se introdujo mi polla en la boca a lo que le susurré: - ... y eso que la primera vez no querías -. Ella seguía en su asunto. Me tocaba mis testículos y , a la vez, los chupaba...su intensidad me llevó a gemir por la agradable acción que me estaba dando.
- Espera, no quiero correrme aún -. La detuve para seguidamente sentarme. Ella vio mi postura, se abrió de piernas y cogió mi pene para meterlo en su coño. Comenzó con movimientos rápido...su ímpetu le proporcionaba un descontrol. La calmé para que lo hiciese suavemente y absorbiendo las gratas sensaciones que daba el hacerlo con secuencias más apacibles. Así actuó ella. Se movía más despacio y metiéndose toda mi polla en su vagina.
   No se si era el lugar donde lo estábamos haciendo o era saciar la morbosidad que daba pero el placer era máximo. Los movimientos se hicieron estimulantes y ahora le dije que era el momento de más intensidad. Se giro para besarme mientras yo le tocaba sus pechos descubiertos. La concentración en el acto nos llevó a no percatarnos de que podía entrar gente. De repente escuchamos a varias mujeres que entraban. Una toco. - Ocupado- la respuesta hizo desistir a la mujer. Fue un momento de risa contenida....al escucharlas marcharse continuamos con nuestro afán.
 Para más alivio, ya que la postura era un poco incomoda, la puse de espaldas a mi. Primero la penetré por su vagina. Comencé con suavidad acompañando mis movimientos con caricias en sus glúteos  y en la espalda. Unas palmaditas de gustaban con el correspondiente grito de placer. Me eché encima de ella, seguía con hincapié penetrándola pero además, le iba acariciando su clítoris. Estimularlo fue llevarla a un deliro descomunal. Nuestra capacidad de disfrute nos llevaba a ser poseídos por la lujuria más plácida. Me detuve un momento...- ¿ Qué ocurre ? -. La impaciencia le hacía perder el control. Saqué mi pene con la intensión de echar saliva y así no se resecase, también, pondría saliva en su clítoris para que no hubiese fricción. Así notaría más gusto que dolor.
   Allí seguimos con nuestro empeño en pasar la tarde follando en un lugar inusual. Ella lo requería y así lo complací yo...era para mí lo más bonito que había conocido y tenía que tenerla contenta y darle todos los caprichos.
   Con la rapidez de movimientos, llegó la extenuación. Sabía que pronto me iba a correr, aunque , seguí un poco más con las envestidas. Quise penetrarla por su culito, pero fue meter un poco de mi polla y los gritos ser más intensos. El dolor le podía me decía, lo que hizo que desistiera de mi deseo. Se giró y comenzó a chuparme mi pene. Poco tardaría en correrme pues notaba como el semen iba lentamente subiendo por mi conducto seminal. Cuando ya no pude contenerme más, un grito salió de mi boca : - me corro -. Ella mantenía mi polla dentro de su boca. Allí recibió el semen calentito. Cogí su cabeza y que mi polla no saliese. El gusto me invadía. Recorría mis venas con sensaciones maravillosas...
   Un beso fue a corroborar lo bien que lo habíamos pasado. Tras vestirnos, había que actuar por si venía alguna mujer, por suerte, ninguna se presentó y salimos a la calle para recibir el fresco de la tarde. Nuestros cuerpos se sentían conformes con lo desarrollado. Sólo fuimos a follar al centro comercial y salimos satisfechos de lo conseguido.
   Ahora llegaban momentos que se hacían cada vez más dolorosos. La separación era inminente.
- Nos veremos dentro de un rato, verdad, aunque no será igual -
Mi afirmación tranquilizó un poco a mi joven amor. Un beso, dos, tres...no nos fuésemos separado pero ella tenía que irse por haber rebasado un poco el horario que le habían marcado en casa.
Al ver como se iba, su tristeza me la había traspasado. Fue ese momento en el que te preguntas multitud de cosas, sin embargo, no hayas respuestas. Ves un ser que quieres, que deseas y con el cual estás en perfecta armonía irse y quisieras compartir con ella toda la noche.
   Tras la cena, mi espera dio resultado ya que pronto estaba viéndola de nuevo. Hablamos de los vivido y de muchas más cosas que nos quedaba por vivir. Sus insinuaciones me provocaban y me levanté para decirle que ya estaba excitado nuevamente. Su suplica fue que me masturbase, ella lo haría también, y , aunque no sería igual, ambos notaríamos el placer que nos damos en cada encuentro. El fin de la acción fue corrernos uno frente al otro. El gusto estaba pero faltaba el cuerpo, las sensaciones y el estar unidos....
Unos besos se cruzaron para despedir la noche. El día pronto llegaría, para así, estar de nuevo juntos.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 4 -

   Los encuentros se fueron haciendo más usuales por la coincidencia del transporte, incluso, a la hora del desayuno, tanto uno como el otro, hacíamos por vernos...en cada encuentro iba surgiendo esas sensaciones de aproximación que hierven la sangre. Cada mirada se hacía más jugosa y la serenidad pasaba , a veces, a un extremo no muy pacificador. La atracción se iba concretando de forma paciente, pero muy eficaz, lo que hacía que la amistad fuese surgiendo más allá del recinto de la universidad.
   Como persona más adulta, vi que tanta unión en la cafetería podía levantar sospechas o habladurías que no quería más siendo con una alumna. Ahora cambié la situación. Haciéndole ver las consecuencias, le dije que si quería podíamos tomarnos ese café por la tarde y así resolver alguna duda que tuviese...sería su profesor en la universidad y profesor particular para ampliar conocimientos en mi disciplina y en otras materias. Ella comprendió todo y aceptó mi propuesta.
   Otro frente tenía abierto con Leonor. Ella quería quedar más veces y repetir la noche vivida. No quería una relación formal, aunque , si quería esa persona que la consuela cuando tiene ganas de sexo y compañía. Yo podía acceder a tu petición...estaba soltero. Después de pensarlo alguna noche, vi que aquello sería más placer que compañía para salir y divertirse, así que decidí explicarle la situación desde mi punto de vista y añadí que me habían propuesto dar clases de ayuda a alumnos que lo habían solicitado... ingenioso en aquel momento que surgió. No lo había pensado pero fue una salida que lo aceptó de buenas maneras, de todos modos, le dije que iríamos a cenar, a pasear en cualquier momento, y pasar una tarde estupenda siempre que no tuviese esas clases. Ella lo aceptó comprendiendo que también necesitaba de horas extras para equilibrar los gastos económicos del año...conforme con lo dicho, no puso reparos a un próximo encuentro. Por mi parte encantado, ya se sabe que las personas no somos de piedra y en cualquier momento, necesitamos de una caricia, un beso, y esa compañía que te libere de las tensiones diarias llevando los sentidos a un placer nocturno. Así quedó sellado y así se haría...
    Mientras, mi pasión era aquella criatura que en cada reunión saboreaba su belleza y toda la juventud que llevaba en sí. Era una chica dulce, amable, educada, divertida...gustaba escucharla hablar. Sus momentos de inocencia afluían , a la vez, que esos instantes de madures. Estaba encantado y en mis ojos, mis mejillas y mi corazón se notaba. Los primeros momentos transcurrieron con esa normalidad que dicta la coherencia de un profesor de 45 años y una alumna de 25 años. Sorprendido quedé al decirme su edad, ya que pensé que era más joven por su cara de ángel divino.
   En un momento de la clase diaria en la universidad sonó el teléfono. Aquel instante me sorprendió...¿ Quién podía ser ?. Ante el abucheo de los alumnos, tuve que asumir la culpa y que un alumno leyese el correspondiente mensaje o washap...así lo habíamos convenido en la clase y así se estaba ejecutando con rigor estrictos. Esta era la manera de no interrumpir la clase...esta vez me tocó a mi, aunque, primero lo leí yo vaya que fuese algo que no pudiese leerse delante de los alumnos. Se decía solamente el mensaje aunque no el remitente. Aquello creaba unos momentos de risas que no entorpecían la clase y todo se controlaba de mejor manera. ¿ Quién desea decir lo que le mandan ?...de esa forma se apagarían los móviles por una hora...pero esta vez me tocó a mi. - ¡ HOY ES MI CUMPLE, ME GUSTARÍA VERTE LUEGO !-
Tras leerlo comenzaron los típicos comentarios y vi como algunas amigas de ella se sonreían a su lado. Ella llena de vergüenza se ocultaba...poca gente sabía su cumpleaños, aunque los que lo sabían le gastaron bromas.
   El encuentro fue con mucho entusiasmo. Tres días sin quedar daban mucho para contar y más siendo su cumpleaños. Un fuerte abrazo y dos besos en sus mejillas fue el previo. Fue una agradable sensación. Quería ir a un sitio donde no hubiesen ido y que fuese especial. Yo no sabía mucho pero si alguno más intimo...al estar allí un rato comentó que le había dicho a sus padres que lo pasaría con unas amigas y que se quedaría a dormir con su mejor amiga. A la vez que hablaba, iba cogiendo mi mano de forma afectiva y se acercaba hacia mi. No era una situación incómoda , aunque , de cara a la gente que estaba en aquel lugar, podía dar indicios de sospecha de algo que no pasaba realmente. Ella me hablaba de lo bien que lo pasaba conmigo y de lo que iba surgiendo entre ambos...todo fue subiendo de tono hasta que no se lo pensó dos veces y dijo que quería hacer el amor. Sería el mejor regalo que le hiciese porque sería con el primer hombre que se acostase...mi respuesta sólo fue en lo último expresado: - ¿ Eres virgen ?- Mi pregunta la intimido. Se sonrojó y dejó de tener su mano en la mía. Vi su rechazo y no quería que se sintiese dolorida. La giré hacia mi para hablarle. Fue en ese instante cuando, sin premeditación, me besó. No le rechacé el beso, sin embargo, no lo hice durar mucho tiempo. Mirándola estaba sin saber qué decirle. Ella con su cara de felicidad estaba radiante.
   Terminada la cena, no sabía qué decirle, aunque, deseaba estar a su lado. Le hice ver la dimensión de todo lo que me había explicado y todo lo que quería. En un fuerte abrazo y en un beso más prolongado me dio su respuesta. Ahora no me separé de ella como dentro del local. Fue un beso donde la lengua jugaba con su lengua, donde las caricias no cesaban en su cuerpo...tenía ganas de tocar aquellos pechos , si no muy voluminosos, eran de un tamaño estupendo. Me separé un momento de ella: - ¿ De verdad quieres pasar la noche conmigo ?- Ella habló sólo con su gesto de afirmación...Ya en casa, su impaciencia refrendaba su deseo. Desabotonó con rapidez mi camisa y llenó de besos mi pecho. La miré por un momento, mi conciencia dudaba el seguir...¡ era tan bonita !. Sin más contemplaciones quedamos desnudos en la cama con las caricias y besos secundando nuestra explosión pasional. Tocaba su cuerpo provocando en mi un deseo intrínseco que me llevaba al estremecimiento y a engrandecer la virilidad de mi pene. Con vehemencia me masturbaba, me besaba y me pegaba bocados en mis pezones que erguidos estaban. En su cara se reflejaba las ganas que poseía. Ante la situación presentada, mi calma la relajó un poco al decirle que teníamos toda la noche. Nada de prisas y que recordase aquel momento como algo bonito en su vida.
 
Mi boca la llenaba de besos. Un mordisqueo en los labios la llevaba a una ola de gusto que se combinaba con la dedicación que ponía en sus senos pellizcando sus pezones. Hacía círculos en sus pechos buscando la dureza de los pezones y que notase como esas caricias de mis yemas le regaban su cuerpo de un emocionante regocijo. Despacio la hice girar...su espalda era un mar donde llenarse de belleza. Desde su nuca hasta su trasero fui rociando su piel de un gusto sublime proporcionado por mi lengua. Su anatomía femenina me había cautivado desde el principio y ahora, estaba entregada a mis deseos. Quería satisfacer sus ganas de sexo pero haríamos el amor con esa docilidad que lo recordase siempre. No quería follar y que notase el dolor que provocaba perder la virginidad...quería que fuese el mejor regalo que le podían hacer en ese día de cumpleaños.
   Al llegar a sus glúteos, la incité a que abriese sus piernas. Su sexo rapado era una belleza maravillosa. Sin llegar a penetrarla, mis dedos fueron apretando la entrada de su vagina y abriendo sus labios. Ella notaba aquellas sensaciones....unos gemidos pequeños lo decían. Mi mano pasaba por su coño en unas caricias estremecedoras. Tocarle su intimidad me llenaba mi cuerpo de gusto, al igual, que mi pene florecía con intensidad para penetrarla. Muy suavemente, mi dedo corazón fue penetrando en su vagina. Aquello no era nuevo pues ella se masturbaba, aunque , el gusto le llenaba porque se contoneaba plácidamente. Pasados unos segundos, quería girarse y tenerme frente por frente. Así me lo dijo. Accedí, aunque , la seguía penetrando con mis dedos. Ahora ya era también con el indice. Estaba encendida en emocionantes sensaciones y eso se le notaba en la cara...el dolor le iba llegando al meter más profundo mis dedos. Ella, deseando mi cuerpo, me llamó con sus brazos.
    Ya encima de ella, me susurró que deseaba ser follada y notar como mi pene se metía en su vagina. Quería notar ese dolor que su amiga le había dicho que padeció cuando lo hizo por primera vez con su novio. La besé para seguidamente decirle que la haría feliz en aquella noche.Suavemente la fui penetrando. Mi pene ya no era un dedo, aquello era ya más grande y conforme iba introduciéndose, sus gestos fueron cambiando. Los movimientos se sucedían a la vez que ella gritaba y me abrazaba fuertemente. Cada vez que la penetraba, el dolor salía por su boca pero seguía insistiendo en que no cesase de follarla que se sentía muy a gusto. Se abrió más de piernas lo que hizo que ya se la introdujese toda. Fue un momento fantástico porque los movimientos se hicieron más intensos. Así lo requería ella. Al poco tiempo, la note húmeda pero no nos detuvimos a nada. Quería encima de mi y la complací...estaba a lo que ella quisiera. Una vez pasado el dolor, el gusto le corría por todo el cuerpo...de esa manera me lo dijo y más intenso fue la penetración. Le besaba su boca, sus mejillas, su barbilla. Acariciaba sus pechos, su cintura, su cuerpo....todo perfecta armonía para hacerla feliz. El ritmo fue más intenso...¡ sigue, sigue...que un gusto muy grande me viene !. La respiración se volvió más delirante. Tanto en su cuerpo como en el mio, las estimulaciones llegaban a todos los puntos sexuales...todo fue delirante y fenomenal. Los espasmos sensoriales fueron apareciendo tras la intensiva dedicación a la que le daba y mi polla ya estaba cargada del semen para ser expulsado como la lava de un volcán.

   La última postura nos llevaría al encuentro del orgasmo deseado. La penetré en pompa. Fuertemente la agarre de su cintura y los movimientos la hacían gemir sin contemplación. Ahora notaba el verdadero sexo que deseaba en un principio y lo poco que decía era : - sigue, sigue, no pares de follarme -
El fuego que tenía en mi cuerpo ya debía de salir. Estaba sudando tras un largo rato con plena dedicación al acto sexual. Ella tenía su cuerpo también sudoroso...todo estaba perfecto para hallar el orgasmo perfecto. Tras unos finales movimientos incesantes comenzó a gritar que se corría, que se corría...a mi me llegó la misma frecuencia y me corría también. Saqué mi polla y comencé a masturbarme. En una acción rápida, se giró e hizo que yo declinase en mi acción y fuese ella quién lo hiciera. A la misma vez, ella me masturbaba. Se la puso en la boca y allí recibió todo el semen. No dejaba de masturbarse....un gemido final fue la explosión de lujuria requerida. Al igual que me había corrido, ella había hecho lo mismo.
   Rendidos quedamos en la cama con nuestras miradas puesta al servicio del amor y la pasión. Sin hablar transmitíamos los mayores deseos. El frenesí estaba en nuestros cuerpos...¡ Gracias por estos momentos que me has hecho vivir !. Sus palabras me emocionaron y con un abrazo la recompensé.
   La calma fue llegando a nosotros. Ya eran de noche, pero no me preocupé porque ella dijo que pasaría la noche con su amiga festejando su cumpleaños.
   Se levantó con sobresalto dirigiéndose al baño. Al llegar yo, la vi como se lavaba su sexo. Los síntomas de la virginidad habían desaparecido...me miró con ternura y agradeció que fuese sido conmigo esa intimidad tan propia de mujeres. Con un beso se lo agradecí de nuevo y la llamé a bañarnos juntos...
  La noche fue muy especial y, de nuevo, hicimos el amor. Una noche maravillosa donde verdaderamente saboreamos el amor y el sexo. En la madrugada, quedamos abrazados hasta despertar de igual manera y ver llegar el día.
 

martes, 12 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 3 -

   Poco trayecto había desde la ciudad a la universidad pero fue ponerse en marcha y los ojos se me cerraron. De pronto, una dulce voz me llamaba y me movía el hombro. Ante la agitación, abrí los ojos alejando de mi mente aquel sueño en el cual me encontraba. Mirarla fue ese baño agradable que sosegaba el cansancio de mi cuerpo por la noche vivida.
- ¿ Se encuentra bien ?-
Sus palabras dieron calma al sobresalto inicial. Me sentí aliviado por la sonoridad de aquella voz que se preocupaba por mi estado. Volvía a mirarla y al contemplarla veía el más grato despertar de un día maravilloso.
   Ante su preocupación, contesté que si estaba bien, sólo que había dado una cabezada pues la noche no había sido muy apropiada debido a la comida. Me excusé con esa ocurrencia para salir de la curiosidad de la chica. Mis palabras calmaron a la joven, aunque , no se movió ya de mi lado hasta llegar a la estación de la universidad. Su acercamiento me había despertado. El olor que desprendía era algo formidable con su perfume expandiendo naturaleza viva.
- ¡ Gracias por despertarme a tiempo. Todos se habrán reído mucho al verme dormir !-
Tanto ella como su amiga se sonrojaron dando muestra de que había sido así. Ella contestó que no había que darle importancia. - ¡ Hay mucha gente que se queda dormida y los mismos alumnos lo despiertan en solidaridad !... La bonita sonrisa volvió a llenar su boca.
Sin pensarlo le mencioné tomar un café. No sabía si tenían clase...después reflexioné, - ¿Tenéis clase ?- . Ella dijo que no e hizo callar a su amiga con una mirada asesina...su amiga, visto con el énfasis que lo dijo, comprendió lo que deseaba, a lo cual respondió que ella tenía que ir al lavabo y a sacar unas copias..
-¡ ahora regreso !-
   Como sabiendo bien la lección, la joven no regresó. Ella tomó un zumo de piña mientras yo me tomé un café doble para alejar de mi el sueño. La dejé que preguntase primero: - ¿ Qué cenó para que le causase el malestar ?. Antes de nada, le dije que no se dirigiese a mi con el tratamiento de usted pues me hacia mayor y era una situación incómoda.
La conversación fue sucediendo con sonrisas y un ambiente grato. Su simpatía fluía y a mi me llenaba su juventud en general. Todo era perfecto hasta que vi llegar a Leonor...allí estaba como había dicho. En cuanto llegó ante nosotros, me excusé echando esas mentiras que no son molestas pero te hacen pasar del momento de angustia... a la joven la veía como se sonreía y se llevaba la mano a la boca para detener la tos que le entró. Sabiendo que estaba de más, se disculpó diciendo que tenía que ir al baño y hacer copias para la siguiente clase...la vi marcharse y me guardé las ganas de decirle:  Te quiero.
   La jornada transcurrió con la normalidad de todos los días. El sueño, llegada cierta hora, me podía y tuve que cambiar el ritmo de la clase para no quedarme dormido... La última hora no había clase por unas circunstancias que ni me enteré ni quería enterarme. Sólo quería volver a mi casa y dormir un buen rato. Ya de vuelta, esta vez tomé el tren...mi amiga Leonor tenía que quedarse a cumplimentar unas cosas y no regresaría hasta más tarde.
 
En el tren me encontré con ella. Iba sola en esta ocasión...para mi fue como despertar del letargo en el cual me hallaba. Comenzamos a charlar y el trayecto se me hizo demasiado corto...Sin pensar mi pregunta, me lancé a decirle que si deseaba tomar algo antes de ir a su casa. Ella aceptó. Su mirada era intensa y penetrante. Me provocaba ganas de besarla cada vez que tomaba la palabra...era una joven con unos pensamientos muy amplios y con rotundidad en cuanto a lo que decía y opinaba.
   Cuando estás bien, que ligero pasa el tiempo....
Ella reaccionó al ver el reloj. Ya debía de estar en casa...quise acompañarla pero sus palabras fueron que vivía cerca de allí y que no había peligro en ese lugar ya que todo era muy tranquilo. La vi marcharse....de nuevo mi deseo era decirle que me había embrujado. Me contuve nuevamente. Llegué a mi piso para caer rendido en la cama...me dije que no me levantaría hasta que mi cuerpo sintiese la fatiga de estar en la cama.
La chica se giró para despedirse. Ella sentía en su adentro algo que no había percibido en otros días, ahora si le volaban esas mariposas en el estómago que tienen un significado concreto.
   Al llegar a casa, la normalidad de siempre revoloteaba por la paredes. Almorzó y decidió echar una siesta. Aunque no durmiese, estaría tendida que es lo que le apetecía. Su pensamiento sólo iba en mi sentido. Negaba con la cabeza, aunque , el corazón la incitaba a buscarme nuevamente. Se encontraba en una relajación tan estupenda que se evadió de la realidad. Al mismo tiempo que nos uníamos en una isla paradisíaca, su mano comenzó a deslizarse por el cuerpo desnudo. Se pellizcaba los pezones y apretaba toda su teta al completo por una mano que no cesaba en propinar un gusto estremecedor en ella. Culminada la acción, las dos manos se dispusieron en acariciar el cuerpo desnudo de la joven. En las caricias, veía mi imagen sobre ella. Al masturbarse , noto gran placer como si mi pene fuese entrado en su cuerpo...tenía ganas de estar a mi lado y también, de besarme. Dentro le hervía la sangre lo que la llevaba a masturbarse con más ímpetu. Los sudores le llenaban su piel .Con delicadeza se infringía un placer fuera de lo común...en un movimiento se alzó para coger de su mesa de noche un consolador, ya hacía tiempo que lo tenía y le encantaba meterselo. La punta del aparato lo restregaba por su clítoris para después llevarlo hacía la abertura que ya tenía su vagina.
   Cuanto más se daba, más frenesí iba alcanzando. Los movimiento los intensificaba con el consiguiente suspiro jadeante que salia por su boca. No paraba de meterse aquel consolador...la humedad de su coño no tardo en aparecer y dar síntomas de la pasión que le estaba entrando. De su vagina pasó, de nuevo, al clítoris, y de ahí, a su trasero. El orificio anal esperaba ser penetrado con el furor del momento que iba transcurriendo. Con gemidos intenso se contenían. Ella aplicaba más intensidad hasta que quedó rendida, exhausta y con gran deseo en su rostro...tras padecer aquel delicioso acto lujurioso, calló rendida en la cama. Su sueño divagó por el sexo a mi lado haciendo el amor en todas las posturas que más satisfacción nos daba a ambos.
   Así se pasó la tarde. Al bañarse, otro tanto de lo mismo pues quería que estuviésemos fundidos cuerpo a cuerpo haciendo el amor. Ella se masturbaba. El agua la hacía correr por su cuerpo para notar las mejores sensaciones y llenarse de placer. La cena la pasó sin mucha participación en la unidad familia y tras hacer los deberes, se puso a buscarme por las redes sociales. Mi nombre aparecía en Facebook y twitter. Al verme, la alegría le encendió los ojos e inmediatamente pidió ser agregada. Si rápido me encontró, más rápido fue aceptada....Hola apareció en el chat. Ella quedó sin saber que hacer hasta que contesté a mi saludo. La conversación fue comiéndose las horas hasta que hubo que cortar porque era bien tarde.
   Con gran alegría, ella comenzó su intento de dormir. Fruto de la euforia, sus manos no pararon de tocar su cuerpo desnudo. La masturbación la hizo caer rendida...el sueño al final le pudo y quedó saboreando un día que para ella había sido maravilloso.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 2 -

  El nuevo día acontecía brillante. Mi respiración estaba más serena y los nervios, aunque se resignaban a marcharse, estaban controlados. El ajetreo en el tren me llevó a otear los perfiles femeninos...no hallé lo que buscaban mis ojos. Mi expresión fue que las casualidades sólo surgen un día y luego, todo pasa inadvertido.
   El tren no se hizo esperar. La diversión en las caras de los jóvenes me hacían recordar mis momentos de estudiante...en ese pensamiento estaba cuando a lo lejos vi tres chicas que corrían desesperadas. El tren debía salir. Mi impulso fue apretar el botón de abrir la puerta y así que se detuviese. Con ahinco advertí a  aquellos jóvenes que venían corriendo. Una sonrisa en mi adentro me hizo cambiar mi opinión sobre las casualidades... Dos gestos de agradecimiento entraron por la puerta, pero una sonrisa bonita, un " buenos días " y la palabra " gracias " salió de la cara de aquella joven que me había quitado el sentido en la noche. Con una señal le señalé mi asiento. Sólo fue la sonrisa la que habló con negación al ofrecimiento y sus ojos dieron a ver que iba con sus amigas que estaban de pie al otro lado.
   El rumor corría por aquellas jóvenes y , seguro, que hablaban de mi acción para que no perdiesen el tren y por ofrecer el sitio a su amiga.
Las clases transcurrieron con el sentido propio de los inicios. Cada vez que tocaba dar clase a aquella cara bonita me costaba porque en mi corazón se producía algo que no llegaba a comprender...los días fueron pasando. Algunos días nos encontrábamos con el saludo pertinente y otros no, aunque, eran los menos. Siempre estaba ella esperando a las amigas y, otras veces , estaban juntas como esperando a que yo llegase para entrar conmigo o un poco detrás...¡ en sus conductas se veía claro su espera !.
   Mientras, la relación con los profesores iban sucediendo, en especial, con una profesora, de nombre Leonor, que vivía cerca de mi casa y mi calle, era su paso obligatorio. Cuando supo dónde vivía, se ofreció para llevarme en la vuelta. No suponía ninguna molestia, también llevaba a otra compañera. En la mañana, nuestro horarios diferían, por lo cual, no podía irme con ella , así que el tren era mi medio más rápido, cómodo y barato...además, tenía ya el aliciente de ver a aquella princesa juvenil.
   La primera reunión de profesores tuvo lugar a los dos meses de iniciado el curso escolar. La noche se nos presentó sin esperarlo. Algunos profesores, sobretodo los solteros, decidimos ir a cenar y tomar una copa. Al final quedamos los tres que siempre íbamos de regreso en el coche. El ambiente creado fue extraordinario y de lo que menos se hablaba era del trabajo. Aquella reunión había surgido de la nada y no era el tema del trabajo la mejor conversación para amenizar esas horas de descanso. Al estar dos mujeres y yo solos, ya surgieron temas más personales, familiares e íntimos. Ellas preguntaban buscando saber sobre mi estado, de mi personalidad....saber en un conjunto global de como era mi vida y como había llegado a aquella ciudad siendo de un lugar tan opuesto al lugar que nos encontrábamos.
   La charla se hizo amena. Ellas contaban de sus circunstanciales vidas y más morbosa se hizo la conversación cuando una dijo que estaba divorciada. Su pasado había sido fatal con su pareja y que ahora llevaba 6 meses divorciada. El cambio de universidad le había venido bien. No tenía hijos lo que le hacía estar más tranquila. Su familia en cualquier momento podría venir a visitarla o al contrario. La otra era todo lo opuesto pues había dedicado su vida a estudiar y sacar las oposiciones de profesor que es lo que le había gustado desde un principio, aunque también, influenciada por su padre.
   Entre preguntas y respuestas la medianoche acababa con un día para comenzar otro. La mujer divorciada que era la del coche fue la que mencionó que el trabajo no sabía de juergas nocturnas. Una vez en el coche explicó que primero me dejaría a mi y luego a la otra compañera...así era lo pactado. La conversación siguió. En un momento dado le dije a mi compañera que mi calle se la había pasado, ella, muy sorprendida y echando la culpa a la noche, se excusó diciendo: - cambio de planes ; primero dejaré a Sonia  y, después, te dejaré a ti, Dario.
   Poco conocía a Leonor, pero intuía que aquello lo había hecho deliberadamente...Tal como lo dijo lo hizo. Cuando nos despedimos de Sonia, me miró: - ¿ una última copa te apetece ?-
Su mano fue a mi pierna y la insinuación sólo llevaba un camino....¿ En tu casa o en la mía ?. De mi boca salieron las palabras que Leonor esperaba , aunque, no sabía si era lo correcto.
   A esas horas en la calle no había nadie. Entramos en silencio con dirección al ascensor. Ya dentro, las miradas se fusionaban hacia algo que ambos deseábamos. El acercamiento no se hizo esperar. Con gran intensidad aparecieron los besos y las primeras caricias en todo el cuerpo. Su boca me mordía los labios y seguidamente el cuello. Sentí que el bocado estaba marcado. El suave dolor así me lo decía. Sus manos no paraban hasta que la cremallera de mi pantalón se bajó. Noté como su mano tocaba mi pene. Ante las intensas sacudidas, la erección aumentaba...allí mismo se inclinó y lo metió en su boca. El sudor me corría por la frente con el pensamiento puesto en lo que estaba haciendo y con el temor de que cualquier vecino quisiera coger el ascensor. La situación sería muy comprometida ....
   La parada nos hizo ver que estábamos en mi piso. Los besos volvieron a intensificarse. Ella me reclamaba apasionadamente. Mientras metía la llave y abría la puerta, no paraba de tocar mi polla que fuera estaba. Ya dentro todo fue diferente. Antes era ella la que me buscaba...ahora, era yo la que desabrochaba su camisa y el pantalón que llevaba. Mi mano entró en su coño y noté humedecida su vagina. Mi boca buscaba sus pezones y en ese camino, mi lengua iba llenando su piel de saliva. Ya en sus pechos, con mi otra mano libre,  quité su sujetador. Sus tetas eran como todo en ella: una hermosura en todos los sentidos. La hora de dirigirse a la cama no llegaba. En el pasillo ya se encontraba con su cuerpo superior desnudo. En el suelo había tanto ropa de ella como mía.
    Si antes ella me había lamido mi polla, tras desnudarla completamente, era yo el que le chupaba su húmeda vagina. Su rajita de placer estaba rapada y más gusto me daba lamerle todo aquel coño que era para mi en esta noche. Le metía la lengua hasta todo lo que daba decir. Las lamentaciones surgieron con un descontrol tanto en su interior como en el mio. El disfrute la llevaba a pedir más. Ante su respuesta, metía un dedo para después meterle dos y moverlos rápidamente, a la vez, que le metía mi lengua en su clítoris.
   Así, de forma pausada, llegamos a mi habitación. No pensamos ni en la copa que nos íbamos a tomar ni nada...lo mejor era estar follando toda la noche y que el día aconteciese de la forma que fuera.
 
Ella se tendió en la cama y con sus manos me llamaba. Pronto estuve a su lado ya que mucha ropa no me quedaba encima. Desnudos nos fundimos en un abrazo intenso. Sólo notar nuestro cuerpo a cuerpo, la tentación llevó a engrandecerse mi pene. Ella lo notó en su piel...con suavidad fue bajando de mis labios hacia mi pecho. Su lengua jugaba con mis pezones . El gusto era extenuante. Me llegaba unas sensaciones agradables, aunque, más gusto noté cuando , de nuevo, su boca recibió a mi polla. Cada mamada me hacía cerrar los ojos. Echaba el pellejo hacia atrás y la saliva, que salía de su boca, se esparcía por mi capullo que comenzaba a enrojecer. A continuación, con la palma de la mano lo volvía a extender lo que me producía más satisfacción. Mis deseos era que ya se montase encima y follar...pero ella llevaba el control de todo y con calma me apaciguaba.
   El 69 fue ese momento maravilloso en el cual sentimos que uno estamos dentro del otro. Si ella me masturbaba rápido o lentamente, al igual, hacia yo en su coño. Pasados un tiempo....las desbordantes acciones iban tomando furor interno.
    Fue en ese instante cuando si se posó encima de mi. Su vagina se abría de forma cauta al ir entrando mi polla. Sin llegar a cubrir toda la profundidad, comenzó a moverse. Hacia delante, hacia atrás...haciendo círculos e , incluso, los compaginaba haciendo un ocho que cuando lo culminaba más intensamente subía para después bajar con más rapidez. Mis manos tocaban su muslos, la cintura y unos pechos que estaban con unos pezones duros y grandes. Cerraba los ojos para disfrutar de los movimientos que me daba. Cada vez iba con más rapidez. Los suspiros cambiaron a jadeos. Ella gritaba como poseía por el dios del placer. Cogí sus manos apretándolas fuertemente y que las sensaciones se transmitieran de su cuerpo a mi cuerpo y de manera adversa. Su voz entrecortaba me suplicaba que quería más, más, más....
   Me elevé abrazando su cuerpo. Mi boca chupaba sus pezones y los mordisqueaba...Cambiamos de posición para penetrarla por detrás. Su mano agarró mi polla para masturbarla y así que no decayese...tras su acción se la metió. En aquella posición, era yo el dominante. Le daba palmadas en su culo a lo que correspondía con un gemido intenso y con la petición de más...Dejé de sostenerla por la cintura....ella debería ser la que se moviese buscando la profundidad y el movimiento que desease. Sabía en el sexo, su dedicación fue plena por buscar a cada momento la culminación de los sentidos. Lo mismo iba suavemente que la penetración la intensificaba, lo mismo se movía de un lado a otro que solo era a dentro y fuera. El ritmo lo ponía ella...su respiración se volvía por momentos acalorada al igual que la mía.
   La noche iba pasando sin saber cuando caeríamos rendidos por el disfrute al que estábamos entregados. El ritual de la posición lo cumplimentamos...buscamos otra postura que nos llevase a un final que no se hacía esperar...ya iba notando como ese placer que hacia soltar el semen iba llegando. Ella tendida y yo encima buscábamos follar intensamente. Nuestros sexos estaban acalorados por la impetuosidad administrada. Los espasmos complacientes aparecieron.
   Ella con sus manos en mis brazos apretaba con furor. Cerraba los ojos fruto del regocijo y gritaba de forma delirante. El ritmo se hizo más perseverante y mis palabras alentaron a mi compañera....¡ me voy a correr !. Ella, con rapidez se posicionó en la postura del 69. Mientras me chupaba mi polla, yo hacía lo mismo con su sexo...la explosión máxima del placer no se hizo esperar mucho y ambos quedamos complacidos cuando mi semen se quedó en su boca y ella tenía su coño humedecido de un flujo interno.
   Al volver al abrazo y al beso gratificante, las miradas se cruzaban sin salir palabra alguna de las bocas. Los labios se unían en besos de cariño como regalo de lo vivido.
- ¡ Perdona, no te he dejado correrte dentro de mi porque .... ! Con el dedo de mi mano silencié sus palabras. Comprendía lo que hizo y no había que darle más vueltas. Yo sabía que no tenía preservativo puesto y que igual ella no tenía ninguna protección ...ni tomando nada y el riesgo podía ser elevado. Aquel asunto pasó como un relámpago y allí en la cama quedamos mirando la noche.
 
Después de un periodo de tiempo, ambos sucumbimos al sueño. Todo había sucedido tan rápido que nada tenía explicación. Pronto me desperté y miraba su cuerpo. Era una mujer con firmeza, con valor y gran personalidad. Mi evaluación me llevaba a verla posesiva y siempre sabiendo lo que hacía...Al sentir un escalofrío corporal, se giró y sus ojos se abrieron. Ninguna palabra dijo aunque los besos volvieron a comenzar. La noche seguía su caminar al igual que nuestro empeño en disfrutar de la pasión a la que nos habíamos entregado. Nuevamente estaban nuestros cuerpos en la lujuria, deseosos de hallar el máximo placer por parte del otro...así conseguimos llegar casi al alba hasta caer fulminados nuevamente tras correrme en su cuerpo esta vez. Seguidamente la misma acción, el sueño aunque esta vez, sólo yo fui el que quedó bajo un dormir intenso. Cuando desperté ella se fumaba un cigarro mirando tras la ventana como la ciudad iba comenzando su quehacer diario. Tras fumarse el cigarro volvió a la cama. Sus palabras fluyeron como en la cena...en ese preciso instante ya me contó más de su vida que no había contado antes y sus problemas con su ex. Así nos llegó la hora de bañarnos, vestirnos e ir a clase....Un nuevo día nos esperaba. Este sería agotador por la falta de sueño y por el desgaste concebido.
   Al montarse en el coche, un nuevo beso fue como dar las gracias. Ambos lo tomamos así. Debía darme prisa para coger el tren...ella tendría que ir a su casa, preparar alguna cosa que tuviese e irse también para la universidad pues la diferencia conmigo era de una hora.
- ¡ Hasta luego, en la cafetería nos vemos !. Un guiño fue el adios...y con el recuerdo de lo vivido vi como se marchaba el coche. No podía quedarme pensativo porque el tren no espera....

sábado, 2 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 1 -

   Con la designación de mi nuevo lugar de trabajo quería encontrar más tranquilidad, aunque, también deseaba sentirme más abierto al entorno repleto de gente. En ese mundo loco de ir y venir me hacia sentir más realizado. El estar tan prisionero en lo que supone un lugar pequeño me producía un ahogamiento profundo, y yo, quería sentirme en libertad y con independencia. Ahora, impartiría la enseñanza en una ciudad que poseía de todo, tanto en comunicación como es distracción en las horas libres. Además, quería pasar más desapercibido que, al fin al cabo, era mi deseo...
   Aquel primer día fue como el comienzo de un trabajo nuevo. El nerviosismo lo llevas por dentro...Al ir a sacar el billete de tren, pues la universidad quedaba a las afueras de la ciudad, tropecé con una muchacha joven. Con todo mi respeto le pedí disculpas y ya le pregunté sobre qué tren coger. Su perfil daba a entender que estudiante era. Muy amablemente me indicó. En sus ojos vi el mejor despertar en mucho tiempo. Era brillante su mirada, ojos azules, pelo largo...era una belleza hecha mujer, aunque su edad rondaría los 20 años. Las indicaciones fueron perfectas y, con el pensamiento en la chica, trascurrió mi entrada en la sala de profesores. Las presentaciones y la cordialidad fueron perfecta...al poco tiempo comenzó " mi calvario ", la hora de enfrentarse a mi primera clase. Ese nerviosismo que se había paliado con la visión de la joven, se acrecentaba y ella no estaba. Al entrar, todo fue rutina. Había 34 personas, aunque en la lista que me facilitaron debía haber 40. Para no entrar en materia, poco a poco, fue paseando por el aula y haciendo que los alumnos dijesen su nombre y el por qué de la elección de la asignatura de Historia.
Cada cual decía su opinión mientras yo iba viendo los perfiles de cada cual. Uno me llamó la atención. ¿ Era o no era la chica que me ayudó en la estación de tren ? Sin duda, al girarse comprobé que era ella. Su iluminación me deslumbró y aquellos ojos me producían un estremecimiento que no lo había conseguido cualquier mujer. Con la sutileza de una dama pronunció su nombre y su interés en la materia.  Su voz me cautivaba, era como una caricia en mi corazón. No sé si se notaría pero mi acaloramiento se fue elevando fruto de verla como una chica poseída por la delicadeza de la primavera...Con mis ojos puestos en ella transcurrió la clase. Cuando salía, mi impulso fue llamarla. ¿ Macarena, puedes venir ?...Al acercarse, mi corazón latía a un ritmo desorbitado. Le agradecí su colaboración en la estación...ella con un gesto amable lo agradeció y se marchó por la puerta con otras amigas. En el pasillo, tanto ella como sus amigas se giraban con esa sonrisa juvenil. A la chica le decían cosas y ella se sonrojaba...
   El día transcurrió ya dentro de la normalidad. El regreso fue muy esperado, aún tenía que colocar libros y algunos enseres en su piso alquilado. Al no tener mucho que preparar para el día siguiente, la tarde la pasé paseando y conociendo más cosas de aquella ciudad que me producía mucha admiración. La noche se hizo derogar...el tiempo había cambiado y aunque anochecía un poco antes, aquel día parecía como si no
quisiese llegar la noche. En la cama recordaba lo vivido en todo el día y allí estaba presente aquella joven que me había deslumbrado. Con tanto debatir con lo hallado, la tentación no la pude contener. Primero fueron unas simples caricias en mi pene cubierto. Seguidamente, y al calor que estaba entrando en mi cuerpo, la masturbación no se hizo esperar. Suavemente me tocaba. Veía la cara de la chica y eso hacía que más intensamente me tocase. El placer iba adentrándose en mi cuerpo desde pies a cabeza. La imaginación se echó a volar viéndola a mi lado en su desnudez completa. Notaba como ella era la que me masturbaba con una suavidad tan agraciada que me producía un gusto desorbitante.
   Su dedicación me tenía encendido mi interior. De su boca salía saliva para echarla en mi polla y así no se resecase mi glande. Al notar la lubricación, el gusto se hizo más intenso. Por mis testículos corría unas sensaciones maravillosas, por mis piernas subían unas corrientes nerviosas que me tenían ido el conocimiento, a mi corazón llegaban cantidad de espasmos desequilibrantes que hacían que estuviese entregado en cuerpo y alma a aquella joven que me masturbaba de forma espectacular.
   La masturbación la acompañaba con chupadas que ya  me desmoronaban. Cuando la sentía en su boca, el equilibrio mental se desparramaba totalmente y me sumergía en la plenitud de la pasión. De los movimientos rápidos pasó a un movimiento apacible....Su mirada se posaba en mis ojos. Las palabras no surgían pero los ojos hablaban por si solos. Las pautas las marcaba ella porque yo me encontraba en una situación que tenía tensos todos los músculos.
   De nuevo, de su boca salió saliva. Ahora la ponía en sus yemas de los dedos y tocaba mi glande. El clímax extenuante me mortificaba. La suavidad administrada era el descontrol en los nervios sensitivos de mi adentro. Nuevamente con destreza se aplicó en la masturbación. De mi boca salía suspiros intensos y enloquecedores. Mi concubina me daba sensaciones placenteras que me llevaban a gratificantes oleadas de placer. Tan intensa se hizo su dedicación en mi pene que ya no pude contenerme más. El semen salió como la lava de un volcán. En mi vientre calló gran cantidad...en ese instante la realidad me condujo a abrir los ojos.
Aquel momento lo había vivido tan real y había sido tan agradable que me contuve un rato en aquella posición. Era como esperar que apareciese en ese momento de relajación de mi cuerpo. Su presencia me llenaría de satisfacción al lamer mi leche caliente y que ella me dijese que le gustaba. Después se deslizaría por mi cuerpo hasta mi boca para fundirnos en un beso que nos llevase a un querer interminable...nada aconteció como lo soñado, sino que expandí mi semen por mi vientre y allí exhausto conseguí la llegada del sueño.
   Pronto sonó el despertador...la maldición salió rotunda, pero un nuevo día esperaba y ya había que acometer las clases con dedicación, contundencia y haciendo ver que la Historia era preciosa si se sabe entender.

miércoles, 30 de octubre de 2013

tu en mi y yo en ti.


Aborda mi cuerpo con tus besos
cuando tu cariño quiera entregarse a mi.
En la voracidad del amor,
que tu boca calme las ansias de mis besos.
Me entregaré a ti 
segregando de tu corazón
el impulso para hacer el amor
y hallar el camino del placer
al estar desnudos hasta el amanecer.
Al encuentro de los sentimientos con la luna
miraré tu cara para albergar en mi corazón la belleza de tu piel.
Las caricias aflorarán con suavidad para que sucumbas
ante la ternura que te entrego.
Como mujer sensual que te muestras, quiero hacer de tu pasión
la culminación que nos lleve a un apogeo sexual en toda la noche.
En cada movimiento que nos pida el cuerpo
lograremos alcanzar estímulos vehementes y cubiertos de gozo,
así, el camino del amor nos inducirá a fornicar con un apetito
que nos libere de las tensiones de la distancia.
Tu en mi, yo a tu placer...juntos bajo los efectos del sexo
y conjuntados en la prácticas de las posturas más sensuales.
Tus manos recorren mi cuerpo colmando de un apoteosis sexual  mi pensamiento en ti.
Desfallezco ante tu presencia enamorado de los besos que me entregas
y el amor tan profundo que encontramos cuando tu estás encima de mi.
Tus movimientos son de una excitación palpable y nada de sueños....
te siento en mi adentro
te excita mi penetración y la erección de mi miembro
te lleva a la confesión de que no quieres abandonar el gusto 
que recibes de mi cuerpo.
Avivado de tanto mirarte y con el desenfreno a flor de piel,
el entusiasmo nos lleva al salvaje mundo de sexo.
Es el encuentro de nuestras miradas.....nos fundimos en la pasión,
en el querer, en el cariño, en el sexo y en la lujuria.
¡ ven, atrapame en las redes de tu sexo !
¡ ven para quedar doblegado entre tus piernas !
¡ Enciende la llama que da fuego a tu cuerpo
y dame el calor que llevas dentro !
Doblegados caeremos tras asumir el valor de las miradas incesantes,
de esos labios que me besa y esa boca
que muerde mis pechos.
Tu en mi, yo en ti
la pasión nos une, nos lleva a desearnos.
Hagamos que el silencio se marche
y en la habitación, los susurros de amor
se expandan por las paredes.
Tu en mi y yo en ti
te quiero, mi amor.

jueves, 24 de octubre de 2013

Tu acción es pura tentación.

Sentado en el sillón veo amanecer. Los primeros rayos de luz iluminan tu cuerpo desnudo tendido en la cama. Un baño de satisfacción es contemplarte mientras me fumo un cigarro en la calma de la habitación. Huelo el perfume que ha dejado la noche de pasión de nuestros cuerpos entregados al amor. Tu torso desnudo me recuerda los momentos pasionales en la noche y mi deseo se agudiza con tentaciones que me cubren toda mi desnudez.
   Al estar fundidos en el acto sexual, hemos encontrado la liberación de los sentidos y nos hemos desahogado de ese tiempo sin tener caricias ni besos. El tiempo nos ha llevado a la ausencia, aunque cada unión la viviremos como si estuviésemos unidos día a día. Nuestro encuentro será intenso hasta el extremo más lujurioso. Sellaremos con los besos la pasión distante y cuando hagamos el amor, recibiremos los impulsos sexuales más consoladores. La combinación de sexo y amor nos colmará hasta caer rendidos en la noche.
   Entretanto que te miro y en mi cabeza secunda los deseos, te estremeces con un movimiento sutil que descubre al completo tu cuerpo de diosa de amor. El contoneo sobre las sábanas dejan a mis ojos en una desbordante sensación. La provocación iniciada me incita a ir a tu lado al amparo de tu cuerpo ansioso de placer; cuerpo que quiere saborear un nuevo apareamiento y llegar a la extenuación más sublime.
   Ante las insinuaciones, mi control ha prevalecido. Tus manos han recorrido el vacío dejado por mi cuerpo en la fría cama y me llamaban , a la vez, que te ibas acariciando tus pechos que se mostraban con gran esplendor. Bañados los senos en caricias suaves, los pezones han florecido como flores en la mañana....desde mi lugar en la habitación los he visto como se ponían duros. Cubierto de una situación placentera, mi miembro ha iniciado su elevación y por mi interior, una agradable emoción ha recorrido cada palmo de mi piel.
   Al ver que mi regreso se demoraba, tus manos han comenzado en el diestro saber de las caricias estimulantes. Una, de forma vertiginosa, se deslizaba hacia tu vagina; tanto los dedos como la vagina y el clítoris han jugado apasionadamente para alcanzar ese gusto delirante que ha provocado los primerizos gemidos placenteros. La otra, se ha mantenido en tus pechos con camino hacia tu boca para chupar los dedos de tu mano de forma excitante... Una vez más las ganas me impulsaban a ir a la cama y entrar en contacto con tu cuerpo para que las frías sábanas se tornasen en un calor agradable.
 
Sin más titubeos, has comenzado a masturbarte con gran pasión. Ahora, mi mente hablaba a mi corazón diciendo que la calma había merecido la pena. Una de las cosas que me atraían de ti era verte entregada a la masturbación. Mientras alcanzabas el deleite supremo, tus ojos, al abrirse, aparecían más bonitos y en tu cara se reflejaba una ternura que me descontrolaba mi vivir. Verte entregada al consuelo propio, te llenaba de una belleza que me apasionaba....
   Entregaba en tu dedicación, alcanzabas momentos de un regocijo superior que te hacía elevar tu cuerpo de la cama. Te retorcías de gusto con los dedos de una mano penetrando tu vagina y los de otra mano introduciéndose en tu ano. La excitación te cubría toda tu piel de tal manera que te hacía ser la hija de Apolo. Cada envestida que te dabas alcanzaba un estremecimiento alentador. Tus dedos humedecidos los chupabas de forma tan sensual que yo quisiera estar con esos dedos en mi boca....vuelta otra vez a las envestidas ya no te detuviste a más titubeos. Tu dedicación estaba puesta en llenar tu cuerpo de éxtasis y correrte de gusto con el flujo que saliese por tu vagina.
    La masturbación intensa hizo que los gemidos se intensificasen hasta que un grito impetuoso recorrió las paredes de la habitación. La respiración era profunda y susurrabas palabras de satisfacción. Ahora si era el momento de levantarme e ir hacia ti. Me eché en la cama, te entregué mi abrazo y te dije lo mucho que me excitaba verte masturbarte. El intenso beso nos unió. Abrazados quedamos viendo como el sol daba brillantez a un cielo azul como los ojos de mi chica. El día nos esperaba...era hora de disfrutar de otro placer.