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jueves, 5 de diciembre de 2013

Pasión en la Universidad - 8 -

   El encuentro para la despedida fue más que doloroso. Mientras paseábamos, pocas palabras interrumpieron al silencio, ya que tendría que pasar muchos meses para que yo volviese al pueblo. Era una verdadera tortura ese paseo unido de las manos, pero nada se podía hacer y las clases en la universidad se reanudaban en dos días. Me iba con antelación para ordenar mis cosas y pensar...necesitaba pensar mucho porque estaba metido en un círculo de amor que no sabía como salir. Mi compañera de trabajo estaba deseando volver a quedar para pasar la noche juntos, la joven, en cuanto supiese que estaba ya de regreso, querría que nos viésemos, y, en el pueblo, dejaba a la mujer por la cual sentía, de verdad, algo profundo. La separación costó lágrimas a ambos, aunque, le prometí que volvería en cuanto pudiese y que estaríamos en contacto por medio de las redes sociales o, incluso, me podía llamar o yo a ella. Todo el trayecto hasta donde tenía mi residencia fue un constante ir y venir de premisas y conjeturas. De repente, sonó el teléfono. Era ella. Su boca se expresaba con palabras entrecortadas y ese moquear era evidencia de que estaba llorando. Su voz sonó: - Te quiero y estos días han sido maravillosos -
   Un poco tiempo estuvimos hablando y le reafirmé lo que le había dicho. Un adiós cariñoso fue la despedida junto un hasta pronto que sonó a puro amor. Fue colgar el teléfono cuando un mensaje me alertaba. Al ver su nombre no sabía como actuar. Esta vez era la joven diciendo que cuando llegase a la ciudad que si nos podíamos ver. La lucidez me llevó a decirle que llegaría tarde y que iría a descansar porque habían sido unas vacaciones muy ajetreadas. Mi tranquilidad fue que no volvió a sonar el teléfono hasta el día siguiente para avisarme que había que ir a trabajar.
   Como el primer día, el ir y venir de gente me tenía aturdido...sólo que todo desapareció cuando la vi llegar. Sus amigas dieron los buenos días pero avanzaron más aprisa con el fin de dejarnos solos. En el tren nos sentamos juntos y veía en sus ojos las ganas de besarme y darme un abrazo intenso. Fue bajar e, inmediatamente, me insinuó a los servicios. No pude contradecirle y allí nos dimos todos los besos que deseaba. Me hablaba de lo mucho que me había echado de menos, que fuese querido hablar conmigo, que había llorado por mi ante la ausencia...un sin fin de cosas que me hizo calmarla y decirle que era hora de clase y que después ya hablaríamos en mi casa.
   Aún me esperaba el encuentro con mi compañera...fue pensarlo y allí frente a mi estaba. Dos besos aconteció en el saludo y con un guiño se despidió diciendo que después nos veríamos porque tenía que contarme muchas cosas...El lío ya estaba de nuevo formado, aunque, ahora era de más calibre por el amor que me había dejado en el pueblo.
   Las horas fueron pasando y el primer encuentro fue con mi compañera. Como sabía mi horario, no me dejó mencionar palabra...- ¡ Vamos a tomarnos algo y me cuentas como te fue ! - La conversación fue discurriendo con tranquilidad hasta que noté como su mano iba buscando mi paquete. Su descaro me enrojecía y me estaba poniendo mi polla para estallar. Tras tomarnos la cerveza, de nuevo, a la universidad. Nos faltaba un rato para iniciar nuestras clases y allí no se contuvo...¿ Ven que te voy a enseñar una cosa ?
Me llevó al baño de profesores. Sin más contemplaciones se agacho y comenzó a chuparme mi pene. Sus lametones eran intensos, insinuadores...la puse de pie, la abrí de piernas y la penetré por detrás. Sus suspiros ya eran intensos lo que hacía que estuviésemos en peligro de ser escuchados follando. Sin detenerme a nada, infligí más ritmo hasta que pasado un poco tiempo me corrí. Ella se quedó de pie, mientras yo me senté. Ahora era yo la que le chupaba su vagina y metía sus dedos. Con mi mano libre me masturbaba...el gusto me venía de nuevo al igual que a ella. Sin poder aguantar más, ambos nos corrimos satisfactoriamente. Con discreción salimos deseando no ser vistos...tal cual lo pensamos, así aconteció. El cambio de clases se produjo y ahora debería enfrentarme a mi otra debilidad...la chica joven.
   La clase transcurrió mejor de lo previsto. Tras terminar, ella se acercó a mi y me dijo a la hora que estaría en mi casa. Acepté porque de todos modos iba a ir. Con el pensamiento puesto en ella pasaron las horas hasta que se presentó a la hora indicada. Al abrir la puerta ni un saludo ni nada, un beso fue el saludo. Por la cintura la cogí entrandola hacia el piso. Cerré la puerta rápidamente...siempre hay alguna vecina mirando a ver quién sale o entra de mi casa. Tras cerrar, los besos continuaron. Lloraba de alegría por estar de nuevo conmigo. No decía palabras, solamente estaba en el afán de desnudarme. - ¡ Quiero follar ! -
   En la cama gozamos deliciosamente. Nuestra entrega fue maravillosa dando cada cual su placer máximo. Tras copular frenéticamente, quedamos tendidos en la cama. Nos cubrimos con la ropa y quedamos unidos en un tierno abrazo. Ahora, ella si hablaba. Me contaba todo lo pasado en sus vacaciones y que un chico le había propuesto tener una relación. Que en fin de año, ese mismo amigo le propuso follar y ella se negó porque solo deseaba estar conmigo. En su rostro se reflejaba la felicidad de aquella jovencita que se había enamorado de mi. Con ella si estaba metido en un laberinto porque no quería que sufriese. Quise contarle lo que había pasado realmente, pero, no me atreví a llenarla de dolor.
   Así terminó el primer día, ya el segundo fue con más tranquilidad aunque la joven me buscaba a cada momento. En la noche tuve la satisfacción de hablar con la chica de mi pueblo. Aquello si me produjo un placer enorme. Fue ella la que me llamó y la charla fue estupenda....dormí aquella noche como no hacía tiempo pues recordaba su voz melosa y me llenaba de entusiasmo.
Pasaron los días con la agitación de clases y exámenes...la rutina no cambiaba nada y los días pasaban. Llegó la primavera y la sangre alteró a todo el mundo. Se veía a la gente con ganas de disfrutar el buen tiempo, de llenarse de sol y disfrutar las tardes en parques y terrazas. Yo seguía encontrándome con la joven y le hacía comprender que todo no era sexo en la vida ni en la relación de pareja. Hacer el amor era distinto a tener sexo y tener una relación había que combinarlo con hacer el amor cuando ambos tengas esas ganas. No se debía de formar a ninguno para hacerlo porque se haría sin ganas y no serviría de nada el encuentro.
 
Un día, casi finalizando la clase, me llamaron para que fuese a la sala de profesores. Las dudas me aterraban pues no sabía a qué venía aquella llamada... al entrar, mi sorpresa fue mayúscula. Mis padres habían venido a verme y para mayor sorpresa, ella estaba también. Sin corte de ninguna clase la abracé y nos besamos calurosamente. Estaba sorprendido y aquello había que celebrarlo. Tomando café explicaron que tenían ganas de verme y ella se unió a la expedición. Les dije que me quedaba una clase y que tras ella ya nos podríamos ir y disfrutar juntos.
   A la salida de la clase, ella me esperaba en la puerta. Una vez dentro, a solas, nos besamos...en ese momento entró la joven. La situación para mi fue engorrosa. Como pude le dije que si deseaba algo a lo cual contestó que quería saber las horas de tutoria cuando eran para consultar unas dudas. Al recibir su cuestión, cerró la puerta y corriendo se fue. Con sus pasos llevaba el dolor y las lágrimas. Yo lo notaba. Mientras estuvo mi amor en la ciudad no insinuó nada. Nos veía juntos, incluso, besándonos...sabía que cuando se fuese ella y mis padres tendría que dar muchas explicaciones.

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