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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Pasión en la Universidad - 5 -

  El día de clase transcurrió cabalgando en lo correcto o incorrecto, en si debía continuar o parar lo iniciado con aquella alumna...las deliberaciones enajenaban mi pensamiento y estaba abstraído tanto de las clases como de los saludos a los compañeros. Sin embargo, los labios de la joven parecía que aún me besaban todas las partes de mi cuerpo, su respiración jadeante la tenía en mi fruto del placer que recibía cuando la penetraba, su tacto por mi piel hacía desequilibrarme...no podía quitarme de la cabeza su virginidad, su inocencia al masturbarme. Me sonreía ante las ganas que tenía de ser mujer y entregar su inocencia. En sus ojos vi lo que había visto otras veces; era amor lo que reflejaban sus ojos y, ahora, transcurrida media mañana, me inquietaba por muchas cosas que surgían: - su juventud, ser su profesor, la diferencia de edad, las habladurías que podían surgir...todo era un comedero de coco que me tenía desquiciado.
   Ya iba con predisposición de decir que me encontraba mal y deseaba irme a casa cuando un resplandor me dio las energías precisas para recobrar el ánimo, ese vigor que te fortalece de cualquier mal lo tenía delante, sus ojos eran la vitalidad que necesitaba.
- Buenos días. Espero que tu noche halla sido muy buena.
No sé si había contado a su amiga lo que había vivido por su cumple, pero, su sonrisa picarona delataba que algo sabía. Ella se mantuvo con ese gesto sonriente que dignifica al amor. Fue verla y el ánimo llegó a mi alma con una fuerza desproporcionada.
   Iba a contestarle más que el simple buenos días, pero en ese momento, mi querida compañera salía de una clase. La joven al verla se marchó con esa sonrisa de burla, me había dicho que no le gustaba para nada porque se le notaba mucho que estaba loquita por mi. Al verla, también me sonreí, aunque tuve que disculparme después.
   En nuestro encuentro dictaminó que tenía ojeras y que si había pasado buena noche. Simplemente contesté que me quedé hasta tarde con cosas de clase y viendo una peli. Ella insistía en quedar, no obstante, me salvaba la providencia, cuando iba a decirle algo, siempre se presentaba un alumno con algún interés o algún profesor para ir a tomar café u otra cosa....yo aliviado me iba corriendo. No era momento para relaciones con una profesora y más sabiendo de su divorcio y tramites de separación, aunque no renunciaba a una noche de locura con ella...
  El resto de clases ya lo fui pasando mejor y más cuando la última la tenía con mi adorable jovencita. Ya me iba acostumbrando a su presencia y no me intimidaba tanto, a pesar de todo, era mirarla y el calor me entraba desde pies a cabeza. Al llegar la hora de salir, ella se demoró. Sabía que algo me quería decir.
La tarde era maravillosa. Estar a su lado me causaba un enorme bienestar...era una situación que cada vez más ahondaba en el cariño, en los sentimientos, en la pasión y en el amor. Junto al río nos deteníamos en un banco. Allí nos besábamos con las sugerentes caricias como compañeras a los besos. Ella deseaba más, al final lo conseguía como todo lo que insinuaba. Después del río, nos dirigíamos a un centro comercial para ver una peli....en esta ocasión no sucedió de la misma manera y mirarla a la cara ya sabía lo que pensaba hacer. Nos dirigimos a los baños. Entró, al no ver nadie, me llevó al último de los servicios y allí nos encerramos. De los besos pasamos a las caricias. Sus pechos firmes me volvían loco y solo deseaba besarlos, chuparlos, lamerlos....Sin más dilaciones, mis manos buscaban tocar su sexo. Sus braguitas desaparecieron rápidamente, - estás será un recuerdo para mi -. Tal cual lo pensé, así la puse en mi bolsillo para que no se me olvidase.
    Ya con su sexo descubierto, mis manos acariciaban sus muslos, sus glúteos y su entrepierna. Muy suavemente fui introduciendo mis dedos en su vagina, a lo que respondió con un intenso suspiro. Seguidamente me beso. Allí quedamos unos instantes; yo la masturbaba y ella a mi. El gusto nos iba pudiendo. Los gemidos aparecieron aunque los besos sonorizaban un poco lo expresado por el cuerpo. Sin demora, se agachó. Se introdujo mi polla en la boca a lo que le susurré: - ... y eso que la primera vez no querías -. Ella seguía en su asunto. Me tocaba mis testículos y , a la vez, los chupaba...su intensidad me llevó a gemir por la agradable acción que me estaba dando.
- Espera, no quiero correrme aún -. La detuve para seguidamente sentarme. Ella vio mi postura, se abrió de piernas y cogió mi pene para meterlo en su coño. Comenzó con movimientos rápido...su ímpetu le proporcionaba un descontrol. La calmé para que lo hiciese suavemente y absorbiendo las gratas sensaciones que daba el hacerlo con secuencias más apacibles. Así actuó ella. Se movía más despacio y metiéndose toda mi polla en su vagina.
   No se si era el lugar donde lo estábamos haciendo o era saciar la morbosidad que daba pero el placer era máximo. Los movimientos se hicieron estimulantes y ahora le dije que era el momento de más intensidad. Se giro para besarme mientras yo le tocaba sus pechos descubiertos. La concentración en el acto nos llevó a no percatarnos de que podía entrar gente. De repente escuchamos a varias mujeres que entraban. Una toco. - Ocupado- la respuesta hizo desistir a la mujer. Fue un momento de risa contenida....al escucharlas marcharse continuamos con nuestro afán.
 Para más alivio, ya que la postura era un poco incomoda, la puse de espaldas a mi. Primero la penetré por su vagina. Comencé con suavidad acompañando mis movimientos con caricias en sus glúteos  y en la espalda. Unas palmaditas de gustaban con el correspondiente grito de placer. Me eché encima de ella, seguía con hincapié penetrándola pero además, le iba acariciando su clítoris. Estimularlo fue llevarla a un deliro descomunal. Nuestra capacidad de disfrute nos llevaba a ser poseídos por la lujuria más plácida. Me detuve un momento...- ¿ Qué ocurre ? -. La impaciencia le hacía perder el control. Saqué mi pene con la intensión de echar saliva y así no se resecase, también, pondría saliva en su clítoris para que no hubiese fricción. Así notaría más gusto que dolor.
   Allí seguimos con nuestro empeño en pasar la tarde follando en un lugar inusual. Ella lo requería y así lo complací yo...era para mí lo más bonito que había conocido y tenía que tenerla contenta y darle todos los caprichos.
   Con la rapidez de movimientos, llegó la extenuación. Sabía que pronto me iba a correr, aunque , seguí un poco más con las envestidas. Quise penetrarla por su culito, pero fue meter un poco de mi polla y los gritos ser más intensos. El dolor le podía me decía, lo que hizo que desistiera de mi deseo. Se giró y comenzó a chuparme mi pene. Poco tardaría en correrme pues notaba como el semen iba lentamente subiendo por mi conducto seminal. Cuando ya no pude contenerme más, un grito salió de mi boca : - me corro -. Ella mantenía mi polla dentro de su boca. Allí recibió el semen calentito. Cogí su cabeza y que mi polla no saliese. El gusto me invadía. Recorría mis venas con sensaciones maravillosas...
   Un beso fue a corroborar lo bien que lo habíamos pasado. Tras vestirnos, había que actuar por si venía alguna mujer, por suerte, ninguna se presentó y salimos a la calle para recibir el fresco de la tarde. Nuestros cuerpos se sentían conformes con lo desarrollado. Sólo fuimos a follar al centro comercial y salimos satisfechos de lo conseguido.
   Ahora llegaban momentos que se hacían cada vez más dolorosos. La separación era inminente.
- Nos veremos dentro de un rato, verdad, aunque no será igual -
Mi afirmación tranquilizó un poco a mi joven amor. Un beso, dos, tres...no nos fuésemos separado pero ella tenía que irse por haber rebasado un poco el horario que le habían marcado en casa.
Al ver como se iba, su tristeza me la había traspasado. Fue ese momento en el que te preguntas multitud de cosas, sin embargo, no hayas respuestas. Ves un ser que quieres, que deseas y con el cual estás en perfecta armonía irse y quisieras compartir con ella toda la noche.
   Tras la cena, mi espera dio resultado ya que pronto estaba viéndola de nuevo. Hablamos de los vivido y de muchas más cosas que nos quedaba por vivir. Sus insinuaciones me provocaban y me levanté para decirle que ya estaba excitado nuevamente. Su suplica fue que me masturbase, ella lo haría también, y , aunque no sería igual, ambos notaríamos el placer que nos damos en cada encuentro. El fin de la acción fue corrernos uno frente al otro. El gusto estaba pero faltaba el cuerpo, las sensaciones y el estar unidos....
Unos besos se cruzaron para despedir la noche. El día pronto llegaría, para así, estar de nuevo juntos.

1 comentario:

  1. Tan sensual y apasionado como siempre,entrelazando cosas vividas q vienen a mi memoria,sensaciones maravillosas q jamas olvidare.Bonita historia.tkm

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