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miércoles, 17 de octubre de 2012

Una noche de cumpleaños -III -

   Esos instantes que no la tenía a mi lado era como una espina que se clavaba en mi cuerpo.
- ¿ Dónde estará ?.-¡ Quería saber donde estaba ella !-.
Estar con los ojos vendados creaba malestar en mi cuerpo. De pronto, note como en mis pies recobraba la suavidad de unas manos llenas de ternura. Notaba como una pierna era abierta y amarrada . Estaba siendo atado a la cama con la goma elástica para iniciar esos juegos que me había avanzado. A continuación, la otra pierna para ser atada de igual manera. Su cuerpo desnudo fue recorriendo mi desnudes hasta que elevó mi brazo para ser atado también  De la misma manera actuó con la otra mano. Presentía fascinación, misterio, inquietud, morbo, pasión y juegos sexuales.
 ¡ Todo lo que hiciera me apetecían. Ahora si estaba rendido a aquella mujer cubierta de sensualidad !.
   Su lengua recorrió mis frente pasando por las mejillas. Notaba un cosquilleo por mi contorno tumbado en la cama que me hacía elevar mi miembro. Camino de mi boca, su lengua se detuvo. Ahora eran sus labios los que estaban unidos a mis labios . Su beso fue apasionado, algo superior a lo entregado anteriormente. Fue tan exquisito que no quisiera que fuese dejado de besarme. Saltó de encima de mi cuerpo.
 - ¡ Sigue, me gusta que me beses !-
El eco de mis palabras se perdían en el silencio de la habitación. Esos momentos fueron eternos. El fresco que iba haciendo erizó mi bello . Era como si por la puerta hubiese penetrado el viento. Volvieron las manos sensuales a mi pecho, pero algo no cuadraba en mi mente. Sus manos estaban más frías. Una sensación que percibió mi piel y me hizo cavilar momentáneamente. Todo fue como el rayo en la tormenta. En mi miembro erecto note como su boca daba un frenético placer a mi cuerpo. Su masturbación era más intensa , menos cautelosa pero más delirante, como si quisiera que llegase pronto a correrme. Pasé en unos momentos, de las cavilaciones a estar exultante sexualmente. Me latía el corazón con mas fuerza. Aquella boca administraba una masturbación con más ritmo. - ¿ Sería fruto de esos juegos que decía ? -
   Pasados unos minutos, las manos tomaron el calor adecuado. Mi cuerpo ya rebosaba una efusiva explosión de deseo. De mi mente había desaparecido los pensamientos dubitativos. Me tocaba mis testículos, con la mano me masturbaba intensamente y , a continuación, se detenía. Yo, moviendo mi cuerpo todo lo que daba la elasticidad de la  goma, no podía permanecer quieto. Gemía, suspiraba , echaba la cabeza atrás y sufría deliciosamente toda la abundancia de estímulos que me inyectaba aquella mujer. El estado en el cual me encontraba era enaltecimiento total. Entregado por completo a los deseos de mi misteriosa dama de la noche.
   - ¡ Para, para....que no quiero correrme aún !-
Sin mencionar palabra alguna, se levanto de la posición que estaba y se acopló encima . Abrió sus piernas para situarse en mi cintura. Tomó mis manos. Entrelazadas con las mías las fue elevando para llevarlas a sus pechos. Me encantaba tocarlos. Con mi tacto, notaba aquella piel suave. Tocaba sus pezones. Otra sensación se apoderó de mi. Sus pezones estaban muy erguidos. Como la vez anterior, a cada momento que dudaba , ella era como si lo notase y rapidamente, me llevase a disfrutar de lo que me hacía. Esta vez metió sus dedos en mi boca. Hizo que los chupara mientras que con su otra mano llenaba mi prepucio de saliva. La masturbación declinaba lo pensado. La excitación me hizo gemir de gusto cuando introdujo mi pene en su vagina. Estaba humedecida. Dentro notaba un fuego que iba recorriendo mi desnudez. Sus movimientos no se hicieron  esperar a lo cual pude gritar :
- ¡ Follame ! -.
Ella notaba la dureza pues sus suspiros entrecortados así lo corroboraban. Gratificante era toda su destreza al dosificar los impulsos que salían de mi cuerpo. Al decirle que no quería correrme tan pronto, fue jugando como había dicho. Mientras la penetraba dulcemente, su pelo en mi pecho era como una caricia emocionante. Su boca mordisqueaba mis pezones erguidos. Cada vez que se contoneaba encima de mi, más suspiros salían de mi boca. La respiración palpitaba; era una exhalación de bocanadas de aire lleno de lujuria. El pene erecto quería introducirse más y más dentro de aquella vagina que hacía temblar mis piernas. Podía moverme algo pero esa sensación de estar prisionero o atado, más virilidad me hacía alcanzar.
   Sin sacar mi pene de su agujero de placer, fue girándose.  Aquello ya era mortificante. Enloquecí al contacto en el giro de sus labios vaginales con mi pene. La convulsión hacía estallar todas las neuronas sexuales y el punto de ebullición placentero estaba a punto de rebosar de gusto. Sin detenerse , se movió fogosamente. Su brío me elevaba a estados inenarrables  Cabalgaba con una maestría como si toda la vida fuese estado haciendo ese movimiento...pasados unos minutos , ya no podía contenerme más . Solo pude dejar escapar un suspiro seguido de unas palabras: - ¡ Me corrooooo ! -
    Mi liquido seminal estaba dentro de su vagina. Ella ya se había detenido con sus suspiros pertinentes. No decía palabra alguna pero en los jadeos sonoros se le notaba que también estaba repleta de placer. En un estado de explosión sexual maravillosa. Me pene, sin decaer en la flacidez, lo notaba descargado de intensidad. Llevaba un rato a pleno rendimiento y el vigor había bajado un poco. La chica se levantó. Noté sus labios en mi boca. Sabían diferente pero estaba cubierto de una pócima sexual tan agradable que no deliberé en nada. Los besos seguían sobre mi boca, en mis mejillas, en mi pecho... estaba a su merced. Aquello que hacía me producía un gozo exquisito después de haberme corrido dentro de ella.
   Fue calmándose el prolongado latido allí tumbado. No sabía que hora era y me daba igual. Aquella mujer era mi locura, mi deseo....pero, volví a pensar en sus labios, en sus pezones, sus manos frías...
¿ Cómo podía ser aquello si la chica estaba ardiendo al levantarse. Si la primera sensación fue notar que sus pezones eran pequeños  ?..¡ .no lograba entender nada !...¿ Y por qué antes me hablaba y ahora, después de darme el mayor de los placeres, no articulaba palabra ?. Seguía confundido, aunque ella seguía besando mi pecho...

continuará.

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