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jueves, 26 de septiembre de 2013

Mal destino - I _

Quería dar una sorpresa a la mujer de mi vida. Con un ramo de rosas en la mano y haciendo un esfuerzo grande, abrí la puerta del piso con el mayor de los silencios posibles para que no escuchase mi regreso.
   Al  entrar en la casa, la soledad  me ha recibido con los brazos abierto. No era mi hora de llegada normal, pero unas transacciones aceptables hicieron que todo fuese muy bien en cuanto al trabajo y merecía unas horas de relax. Quería estar en casa descansando mejor que en cualquier lugar de copas celebrando lo conseguido con los empresarios extranjeros. Esos quehaceres burocráticos los dejaba para los jefes que ellos si sabían disfrutar de esos acontecimientos.
Mi llegada a casa tan temprano suponía una situación anómala, aunque, más extrañado me he quedado al ver que ella no estaba. En aquellas horas del día siempre estaba en casa dedicada a sus labores o incluso un rato con Internet. Mi pensamiento evadió cualquier tormento. Me decía que por cualquier circunstancia podía haber salido o podía estas tomando un café con una amiga. No era usual en ella y de hacerlo, me habría llamado como tantas veces había hecho. No debía acoger malos augurios ni entrar en torpes conjeturas. El silencio sepulcral si me conmovía y deseaba que volviese pronto.
 
   Mientras aguardaba su regreso, me daría una ducha. Relajarme era lo que más me apetecía después de la intensidad en las negociaciones. Con dirección al baño, escuché unos sonidos de queja que extraño mi pensamiento. Con paso sigiloso, llegué a nuestro dormitorio. Allí tendida en la cama era una Venus maravillosa. Estaba desnuda completamente. Boca abajo mostraba su espalda y los deseos hacia ella me pudieron...en ese momento se movió, y con la cintura levantada, mostraba ese culo tan perfecto que poseía y se mostraba esa vagina que deseaba ser chupada.
   Vi aparecer su mano por debajo del cuerpo  y comenzar a masturbarse lentamente. Estaba tan preciosa que contemplarla ya era todo un gozo. Con avidez comenzó a tocarse. Su clítoris estaba enrojecido lo que me llevó a pensar que llevaba rato dándose placer o que algo había provocado esa extenuación y humedad tan voraz que mostraba... sus manos acariciaban su entrepierna y recorrían sus muslos. Notaba como sentía un estremecimiento que la llevaba a mover la cabeza en movimientos enloquecedores de gusto. Sus labios vaginales recibían las caricias más suculentas lo que propiciaba que más gruesos y excitados se fuese poniendo... era todo un espectáculo verla allí en la cama tendida.
   Jugaba con su sexo humedecido. Sus pechos deseaban ser acariciados al ver que sus pezones mostraban una fortaleza grande. La piel le relucía en aquel perfecto cuerpo.
   De pronto, mi alma se sobrecogió de tal manera que no veía la lógica ni me explicaba la razón de ser de lo que escuchaba.
Tras la puerta, la voz de un hombre se pronunció : - Cariño, sigue así. Masturbate que yo me estoy masturbando y pronto te voy a follar. Te follaré tantas veces pueda y quiero que hoy me saques toda la leche de mi cuerpo -.
Era la sensación más desagradable que podía esperar. No podía creer lo que escuchaba.
El hombre apareció sin percatarse de mi presencia pues la puerta no estaba completamente abierta. Dirigiéndose hacia la cama, llevó su mano a la húmeda vagina. Al sentirla, ella gritó de forma extenuante y gratificadora. Mas entusiasmo alcanzó cuando le metió los dedos y comenzó a lamerle el clítoris.
- ¡ Sigue así, no te detengas, sigue, sigue !-
Con la otra mano le acariciaba su piel y se alzaba para llegar a sus pechos. Estaba en los pasos previos para follarla y así derretirse ambos en el amor más profundo.
   Inmersos en el juego sexual y con una vehemencia apasionada no se percataron de mi presencia en ningún momento. Os miraba sin saber que hacer ni como actuar aunque la rabia se iba apoderando de mi templanza.
-¡ Amor, follame de nuevo !-
Aquel hombre introdujo su pene de forma impetuosa. De la boca de mi mujer salió un gemido, su sumisión era plena. El placer le recorría por cada palmo de su piel. Su excitación iba en aumento cada vez que la penetraba.
- ¡ Siiii, sigue así, pero quiero que me des más placer. Follame diferente a las veces anteriores y que nos corramos juntos, y esta vez no la saques de dentro !
Yo seguía contemplándola sin dejar de pensar en nuestras horas de amor y en la unión que nos hacía ser una perfecta pareja. Aquel momento que estaba viviendo era más doloroso que si fuese perdido el mejor negocio de mi vida...la perdía a cada suspiro que daba y cuánto más la pasión iba absorbiendo de aquel joven. Me sentía desvalorado, perplejo...el ser que más quería en mi vida me jugaba una de las peores situaciones. Nunca imaginé que fuese a estar con otros hombres mientras nuestro amor reluciese como la luna.
Ahora cada grito, cada gemido, cada suspiro...cada susurro era un puñal en mi corazón, cada embestida que le proporcionaba su amante me ahondaba más en la desgracia...iba comprendiendo su codicia y que sólo le apetecía estar follando a cada momento fuese con quién fuese.
En ese instante en el cual yo me iba perdiendo por lo contemplado, cambió de posición.
-¡ Cambiemos de posición, tesoro. Quiero ponerme encima de ti. Debemos hacer las mejores posturas del kamasutra, así , alcanzaremos la plenitud del sexo !-
Sus gestos, sus movimientos, los gemidos de excitación...verla allí subida encima de aquel tipo que yo ni conocía me ponía en los peores pensamientos. Todo era una agradable visión para el indiferente pero yo iba sufriendo de una manera desmesurada. Aparte de ser una diva del sexo, era mi mujer la que estaba retozando en el placer y la veía con gran pasión como si encima obtuviese más recompensa de aquel tipo joven.
   Estaba más preciosa que nunca con su pelo alborotado y sus pezones enrojecidos fruto de sus manoseos y los que le daba él cuando ponía sus manos en sus pechos. Te contemplaba, y cuanto más lo hacía más excitado me iba poniendo. Quisiera ver sido el que estaba allí tendido en la cama contigo encima. Salí del trabajo con la idea de estar todo el día contigo desnudos por la casa y follando a cada momento. Quería recompensarte por esos días de mi nerviosismo y dejarte a un lado.
 
   Con mucha prudencia fui abriendo un poco más la puerta. Sus gemidos iban incrementándose y el jadeo del hombre se elevaba con más intensidad. Sus ojos seguían cerrados para ser más real el momento y adquirir todo el jugo de amor que le daba la mujer que brincaba encima de él.
- ¡Me corro , me corro ¡- , eran sonidos que emitías con lujuria para que los percibiese tu amante y así que se excitará más .... así te lo decía él también y tu obedecías a todas sus palabras y deseos. Ese gusto que te estaba dando te hacía alcanzar un estado sexual apoteósico... Al intensificar el movimiento, ambos se aferraron al camino del desenfreno total. Ella no podía contenerte y él, agarrado a su cintura con las manos, la atraía severamente para que no se saliese su polla de su coño completamente humedecido.
La frustración me podía. ¿ Cómo podía pasarme esto a mi cuándo le daba todo lo que quería e incluso hacía el amor cuando deseaba, aunque viniese cansado del trabajo ?... Las deducciones no tenían lógica y me iba pudiendo la ira.
 
   Con una dulzura en su boca lo beso pidiéndole que no se la sacase y se corriese dentro de ella... El joven hizo caso y un grito frenético fue la declaración que se había corrido dentro. Ella seguía en su empeño hasta que por fin, le vino ese orgasmo que deseaba y que tanto había buscado.
Calló rendida en la cama. Su sonrisa fue una imagen veraz de lo logrado. El jubilo le salía por todos lados y la satisfacción se le notaba. Vuestras manos se enlazaron en señal de amor mientras mi sangre hervía de dolor.
   Ya que había concluido la sesión placentera, abrí la puerta de par en par. Si la sorpresa de él fue continuada con un sobresalto apabullante, tu cara, al percatarse de mi presencia, fue un cambio radical como si fueses pasado en segundos de la claridad del día a la oscuridad de la noche.
Tenía ganas de cualquier cosa en aquel momento pero mi calma supo sacar la cordura....
-¡ Tú, vístete y vete. No tienes la culpa...No tardes mucho vaya que vea en ti al culpable que eres también !-
El joven a medio vestir salió de la habitación sin abrir la boca.
Después puse mi mirada fijamente sobre ella. A pesar del miedo que le corría por la sangre, parecía tranquila esperando cualquier reacción.
- ¡ Con respecto a ti no sé que hacer ahora mismo. No sé si echarte de la casa y repudiarte o intentar pedirte una explicación y amarte más intensamente para que tu me ames más !-
El llanto no significaba nada. Fui a ducharme y entrar en ese relax que necesitaba. Había vivido unas horas intensas tanto en el trabajo como en mi casa...¡ Fuese sido mejor haber ido al bar a tomarme una copa !. Allí fuese conversado con alguna chica que precisase también una copa o un poco de compañía.. Las palabras volarían hacia los sentido e igual lo fuese pasado tan bien como lo había pasado mi mujer, de esa manera, ambos fuéramos logrado un placer maravilloso y nadie se fuese enterado de lo vivido por cada cual.
  El destino, a veces, juega una mala pasada.

3 comentarios:

  1. Uffff, me suena esa situacion, por desgracia has descrito algo que vivi tal cual, creo que es el mejor relato de bien escrito que he leido, mira que leo a bloggeros que escriben super bien, pero tu escribes como los angeles, buenisimo

    besitosss

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  2. TUS PALABRAS SON TODO UN ELOGIO PARA MI Y ME HACE CAMINAR EN EL MUNDO DE LA ESCRITURA Y LOS SENTIMIENTOS MÁS PROFUNDOS. MUCHAS GRACIAS.

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