Seguidores

viernes, 19 de julio de 2013

Un amor muy primordial - III -

  Desvanecida en aquella gran cama y a todo lujo, se sentía una dama de renombre. Se sentía como le gustaba vivir. La opulencia le absorbía el pensamiento y aquella mujer le estaba entregando todo pero de un modo muy alocado.
   Escuchaba el ruido del agua tras una gran puerta. ¿ Cómo había llegado a aquella cama tan amplia ?. Estaba estupefacta pues sabía que había hecho el amor en el jacuzzi pero que no se había metido en cama alguna. Las dudas le sobrecogían. Se levantó con dirección al baño. Le ardía el cuerpo y saber que la mujer estaba en la ducha le daba morbo. Al abrir la puerta , allí estaba con toda la belleza que atesoraba. Su cuerpo humedecido le provocaron ganas de follar allí de nuevo. Sin reprimirse , los ojos no dejaban de estar encima de ella. Su sumisión era total en tan poco tiempo.
- ¡ Hola , mi pequeña dormilona !- La sonrisa apareció en su cara. - ¡ Cariño, te quedaste dormida en el agua y mi mayordomo te tuvo que llevar a la cama !. ¿ Quieres una rica ducha verás como se te va todo el sueño que te ha tenido ocupada unas horas ?
   Todo acontecía muy rápido. El almuerzo fue ligero pues tenían que ir de compras. De nuevo salieron corriendo con el coche descapotable camino de la ciudad. Ella era la anfitriona de una gran fiesta que estaba organizando y debía lucir un gran vestido. La incertidumbre corría por su cuerpo pero un beso tranquilizador hizo que todo se calmase dentro de la chica. -¡ Quiero comprarte el vestido más lindo para ti !-
   Llegadas a la tienda todo era glamour. Pronto fue eligiendo vestidos. Se probaba uno y después otro...¡ todos era lindos !. En uno negro de brillantes se fijó, al probárselo la mujer entró con ella en el probador. Con el puesto,  la mujer comenzó a tocarla con ostentosas caricias por todo su cuerpo desnudo. La joven la miraba fijamente a los ojos. Se sentía seducida y entregada a cuanto desease su mecenas. Los besos dieron paso a mordiscos en el cuello mientras con las manos levantaba el vestido para tocar su coño e ir metiendo los dedos en su vagina. Aquel tacto la sobrecogía y no pudo contener un suspiro intenso. Por sus caderas subían las manos hasta la cremallera. El vestido calló sin importancia. De su cuerpo emanaba  un gratificante deseo, quería hacer el amor allí. Sus pechos comenzaron a notar el manoseo. Los pezones se irguieron notando su cuerpo llenarse de un clímax clamoroso. Entre tantas caricias y besos, se sentía como evadida de la realidad, aunque, al notar como algo duro se introducía en su coño, abrió los ojos. El beso fue como de agradecimiento por aquello conmovedor que la estaba penetrando plácidamente. Su ansiedad le llevaba a querer desnudar a su amada, pero la mujer la contuvo. Se agachó y besó su coño. Era como decirle que ella era la que debía disfrutar en ese momento.
   Los suspiros se sucedían en su boca. Le vibraba todo el cuerpo pues mientra el consolador la penetraba por su culo, su vagina recibía aquella lengua que le colmaba de placer. Con su mano apretaba la cabeza como pidiendo más, mucho más ....estaba fervorosa, caliente y le temblaba todo el cuerpo. El morbo de ser la primera vez que hacía una cosa de esas en un lugar así le estaba llenando de sensaciones muy apetecibles.
Ante las continuas embestidas y el chupeteo de su coño, hizo que no pudiese contenerse más. Extasiada por las sucesivas penetraciones no pudo contenerse y se corrió. El grito fue acompañado de agarrar a la mujer por su cabeza y aprisionarla en su vagina.
- ¡ Señora , ocurre algo !...No, cielo , tranquila. Le he dado con una uña de ahí su grito.
La dependienta como acostumbrada a sus extravagancias hizo caso omiso y se marchó. La mujer cogió los vestidos. - ¡ Te espero fuera !. La joven mientras se limpiaba los labios vaginales que estaba muy humedecidos, se vestía y se arreglaba un poco el pelo y el maquillaje.
   Ya montadas en el coche, el beso de gratitud fue intenso. En el iba el agradecimiento por los vestidos que le había regalado y cuántas cosas le hacía vivir en el sexo con otra mujer, algo que nunca se le había ocurrido hacer. Las convulsiones aún le corrían el cuerpo y al simple toque de su pierna, la humedad en su coño fue aflorando. Tras continuas tiendas, donde ya se contuvieron, la vuelta a la mansión no se hizo esperar. El viaje transcurrió envuelta en la paralización de los sentidos pues fue montarse en el coche de nuevo y comenzar a provocarle caricias, tocamiento de senos, meter el dedo en la boca y sucesivos movimientos en su vagina que la volvieron a la fogosidad impetuosa de lo vivido en el probador de aquella tienda. El placer la dejaba perpleja. La intensidad se hacía perseverante y su cuerpo era sometido a un ferviente gusto del cual no quería que sucumbiese. Se retorcía en el sillón. - ¡ Cariño, masturbate tu ahora !-.
Sus palabras fueron obedecidas. Se despojó del tanga, se abrió más la camisa y abrió las piernas hasta sentirse cómoda. Mientras se metía dos dedos, miraba a aquella mujer con unos ojos morbosos, deseosos de que ella la follase allí mismo. Su piel suave comenzaba a humedecerse con un sudor intenso. Estaba poseída por el sexo y se daba con vehemencia. Su respiración se hacía jadeante con una descarga pasional que estimulaba a la mujer que comenzó a masturbarse ella también pero lentamente. El gusto les iba apareciendo y complacidas llegaron al orgasmo deseado. Se besaron. El delirio sufrido por dos veces, hizo que la joven se quedase relajada con el consiguiente sueño.
   Al llegar a la casa, se despertó. Medio camino había transcurrido y no se había enterado.
Ya dentro fueron supervisando las cosas para el acontecimiento que les esperaba. Deseaba que todo saliese bien pues muchos amigos esperaban esa fiesta como un día especial en el verano. La joven fue a la habitación para probarse el vestido cuando vio varios. Las dudas comenzaron en ella...¿ Cuál le gustaría a su benefactora ? Ante una llamada, la contestación es que no podía en ese momento atenderla. Ella fue a darse un baño y despojarse de toda la excitación sufrida.
   Ya en el agua, rememoraba todo lo que había supuesto esos dos días intensos. El pensamiento iba dando cavilaciones. Dulcemente se acariciaba la piel percibiendo el buen aroma de los productos de baño. Se extendió y comenzó a masturbarse de nuevo pero con más calma. Se acariciaba las ingles, deslizaba sus manos por su coño y se elevaban hacia sus pechos para tocar los pezones. Su lengua humedecía sus labios...todo era un conjunto de sensaciones que la llevaban a una excitación irresistible. Su estado era tan pacificador que no notó que la mujer había entrado. Ella se sentó en un sillón a contemplarla...
   La joven, con sus ojos cerrados, ponía todo su dedicación en la suculenta masturbación. Empujada por los primeros síntomas vertiginosos del sexo , comenzó a contonearse. El agua era otra fuente de caricias. Estaba abstraída y solo deseaba llegar a la culminación de la felicidad que la albergaba. El éxtasis la abrazó con los pertinaces jadeos... Al abrir los ojos se percató de la presencia de su amada.
-¡ Eres una fuente sexual inagotable y quiero beber de ti todos los días !. Aquellas palabras sonaron a que no se separaría de ella nunca.
- ¡ Jovencita, fuera del baño ya que va siendo hora de arreglarse que los primeros invitados pronto llegarán !
Con besos sucesivos salieron del baño. Los vestidos estaban sobre la cama bien arreglados y con todo preparado para elegir... Estaba en un sueño y no quería despertar. Aquella mujer era maravillosa, primordial y todo un amor. Aunque no se había percatado nunca del amor entre mujeres, ahora que estaba inmersa en ello, se sentía enamorada plenamente por toda la sensibilidad que encontraba en su amante. Notaba su complacencia en todos los aspectos y con ella quería estar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario