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sábado, 22 de septiembre de 2012

Te miro y te deseo.

Desde la desnudez de tu espalda hasta tus glúteos, un baño de caricias es el estimulo que produce mi lengua ardiente deseosa de saborear el amor de tu piel. Es frescura, dulce aroma, belleza y tersa como los pétalos de una rosa. Al tacto de tu cuerpo, me siento delirar. Con besos en tus pechos, me siento inmerso en un deseo que me descontrola en el espacio y en el tiempo.

 - ¡ Despacio, despacio...hazme volar en el más lujurioso placer ! -

Tus palabras se llenan en mi boca al besarte. Mi lengua recorre cada labio y siente la suavidad con que me amas. Congraciado estoy ante tanta belleza pero, aunque siempre te veo preciosa, hoy, te veo más bonita que una ninfa de amor. Sufre mi corazón el palpitar del tacto de tus manos en mi pecho. Cada caricia es un orgasmo sensitivo en mi cuerpo. El sumo placer nos lleva a una batalla de besos y así estar sumisos al calor de los cuerpos involucrados en la tentación seductora.

- ¡ Ahhhhhhhh, está humedecido, verdad ! -

Mis dedos te buscan. Quieren estar fusionados con la plenitud ardiente de tu sexo. Los ríos de placer van surgiendo al derramarse en mi mano. Busco el clímax de tu clítoris con la yema de mis dedos que ansiosos se muestras por una masturbación que me susurras con la voz entrecortada . Te muestras provocadora lo que hace que mi excitación vaya aumentando sin inhibición. Traspaso las regla de la corrección y quiero morderte el cuello, que sientas el agradable dolor del placer que produce mi boca.

- ¡ No te detengas y hazme enloquecer adentrándote en mi !-

Sin más concesiones, tu osadía hace que mi pene vaya introduciéndose suavemente en tu vagina. Se abren unos labios que estaban deseosos de sentir la firmeza de mi cuerpo desnudo. El jugo de la vibraciones nos hace exhalar suspiros e insinuaciones acaloradas por el momento en que nos vemos inmersos. La penetración se hace reiterativa hasta lograr la exaltación de tu delirio. Balanceos que nos llevan a metas agradiadas por la fantasía sexual son el deleite de nuestras gesticulaciones. El sudor cubre nuestra piel. Cada gota resbala por nuestros cuerpos dando veracidad al placer en el cual nos encontramos. Te miro para decirte te quiero. Tu sonries . En la expresion de las sonrisas nos buscamos nuevamente para gozar del apetito sexual. Al llegar al punto de ebullición de nuestros sexos, el frenesí ya nos hace cabalgar intensamente para conseguir la plenitud de nuestro orgasmo.

- ¡ Te amo !-

La respiración se va sumiendo en la calma. Los besos surgen congratulados para dar trasmisión de paz en los cuerpos desnudos. Ahora son las miradas las que se sienten vibrar. En los ojos se refleja la felicidad alcanzada al hacer el amor. Es sexo pero logrado con deseo, cariño y la pureza del quererse mutuamente.

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