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jueves, 13 de septiembre de 2012

Estoy en tu piel...


Te abrazo. No quiero que te marches de mi lado.
Solo requiere mi deseo estar amarrado a tu cuerpo desnudo
y notar la suavidad de tu piel. Sentir como te hierve la sangre
por el encuentro de nuestra desnudez.
Beso tu cuello. Seductor momento que me incita
a no dejar que mis labios se detengan pues es tan bonita tu piel
que parece un mar donde pasaría la vida.
Te acaricio. Noto tus pechos erguidos, firmes y poderosos
fruto de la excitación en la que estamos envueltos.
Ahora te muerdo el lóbulo de la oreja. Un suspiro sale de tu boca.
Una exhalación de placer que me hace no dirigir mi lengua
hacia otro lugar y si recorrer toda la sensualidad que se introduce
en tu adentro para explosionar como susurros al viento.
Cada beso son estímulos excitantes y repletos de ternura.
Posados los besos en tus pechos, me hace estar sumiso a ti.
 Mi boca recorre la firmeza de los pezones. Quiero hacerte
viajar en la elevación suprema de las convulsiones sexuales.
Mis proporciones fálicas aumentan embriagado por tu feminidad
y por cuanta belleza se derrama en mis brazos.

Sigo el curso de tu desnudez . Tu intimidad , tu refugio de placer...
me acoge tus labios vaginales con unos esplendor que me desborda.
Ese rincón de felicidad abre las puertas a las yemas de mis dedos.
Penetro en la candente vagina y se vuelve tu respiración jadeante.
Noto como esos labios humedecidos arden por la descarga sexual
a la que son sometidos . Sin parar de masturbar mi miembro,
me siento unido al delirio que mutuamente nos damos. Tus manos
dan placer a mi pene haciendo que engrandezca.
Ya no me contengo. Estoy en un estado de ebullición orgásmica
que solo me  conduce a penetrarte suavemente .
Explosiono a cada movimiento de mi cuerpo en el tuyo. Tus manos,
abrazadas a mi cintura , me guían por los caminos del amor pasional.
Las intensas pulsaciones se vuelven fatiga por la intensidad suministrada
a la copula anhelada y producto de un ferviente amor.
Te giras. Mis manos en tu cintura te atraen hacia mí.
Mi boca busca tu clítoris para no dejar de humedecerlo y succionar
el jugo de tu cuerpo.

Te penetro y los gemidos se esparcen por el silencio.
Perseverantes movimientos  son los preliminares de un orgasmo
que es la verificación de una noche de pasión y un estado de lujuria.
Se produce el momento culminante cuando ya no se puede contener
un miembro que se descarga por la excitación sufrida. Allí dentro
sigo con suaves movimientos para que llegues al clímax superior.
Enloqueces con el gusto alcanzado. Los movimientos de cabeza
se manifiestan por la fogosidad de tu cuerpo al alcanzar
el orgasmo deseado.
Ahora sucumbimos en la placida cama a la calma.
Permanecemos abrazados y vemos pasar las horas.
Te beso y sonríes. Allí sucumbiremos al amor entregado
hasta la recuperación del cansancio padecido
y volver a claudicar a un amor eterno.

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