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martes, 11 de septiembre de 2012

Te echo de menos...

Respiras con intensidad. Los gemidos te delatan como el sonar de un trueno. La puerta cerrada me infunde a pensar que te masturbas y estás en los márgenes de un orgasmo que te lleva al delirio. Quedo allí quieto, escuchando como hablas sin cesar y te deleitas con la fricción de tus manos en la vagina. Cada suspiro me excita, me hace incrementar el estado de mi miembro y embriagarme del placer en que estás envuelta. Ahora te hundes en la humedad de tu vagina. Cuanto más la estimulas más excitada se pone lo que provoca que tu descarga pasional te lleve a lugares clandestino donde quisieras ser envestida por el miembro más frenético.
Allí expectante de tus jadeos no puedo parar de tocarme mi pene oculto. El grosor que alcanza me lleva a un punto de excitación extraordinario y me incita a entrar. Calmo mis deseos. Ya estás sumisa al orgasmo que te viene  pues tus gritos así lo hace pensar. las palabras te llevan a soñar despierta y persigues que te toquen tus pechos, que derramen el liquido seminal por tus pezones para tu seguidamente chupar....
Integrado en tus palabras, ya no puedo contenerme. En tu cara se refleja el desconcierto pero quedas sin palabras cuando llego hacia ti y te beso. Mis manos ahora son esas caricias que te estimulaban tu vagina. Agarro tu mano para ponerla en mi entrepierna . Tu maestría sabe lo que deseo. Mientras me masturbas, te beso tu cuello, te acaricio los pecho y estiro esos pezones grandes. Sin dejar que se te pase la excitación en la que estabas inmiscuida, te giro para llevarte al lavabo. Mis manos recorren tu espalda y seguidamente me acacho para lamerte tu húmeda vagina. Mi lengua la recorre. De nuevo los gemidos te llegan y yo me excito más y más.
Sin más recreo en tu vagina, me pongo de pie. Me masturbo unos segundos y te penetro. Ahora si sientes lo que es sentir los estímulos que te llevan al placer. Cada sacudida hunde más mi miembro. Tu reacción es no parar de moverte para hallar el requerido orgasmo. Con mis manos sobre tu cintura te atraigo cada vez más a mi cuerpo y te recorro tu cuerpo notando la suavidad de tu piel. Tus suspiros ya son tan intensos que no puedo contenerme más.
¡ Si, mi amor, que placer me das cada día !.
- ¡ Llegué en el momento preciso para así corrernos los dos juntos  !-.
Amor, te echaba de menos y sólo puedo consolarme cuando me masturbo porque noto que estas dentro de mi.

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