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viernes, 27 de julio de 2012

El amigo - FINAL -

Los días fueron pasando con la normalidad que encerraba aquella familia. Cada cual estaba ocupado en sus asuntos menos la madre que tenía el recuerdo de aquella noche que pasó con el amigo de su hija. Cada gesto, cada mirada, cada gota de sudor, cada suspiro...todo se le volvía amor y pensaba que era una insinuación hacia ella para yacer juntos nuevamente a la luz de la luna. Sus palabras acompañadas de una sonrisa hacían desembocar en ella un gozo interior que le hacía sentirse como una jovencita enamorada. Era una ilusión expectante de cada cosa que provocaba su elegancia y su belleza. El se mostraba con un comportamiento correcto lo que cobraba más valor en la mujer. No se separaba ningún instante de su amiga ya estuviese en la playa como si le ayudaba a fregar los platos de la comida. 
El fin de semana llegó con el consabido desorden en la casa. Este se presentaba diferente porque era el último del verano y esto hacía que al día siguiente cada cual se marchase para su lugar de trabajo o sus estudios pertinentes. Aquella noche sería especial porque todos irían a la playa a pasarlo bien en familia. Allí llevaron mesas, sillas y demás complementos para la velada que les esperaba. El mar sería un buen acompañante pues se mostraba con la suavidad que requería el momento.
El padre se lo pasaba en grande.  Veía como su hija se sentía feliz al lado de aquel joven que había sido presentado como amigo pero comprobaba que en las miradas mutuas había algo más que amistad. Sus otros hijos estaban contentos porque ya dejarían de gruñir al volver a estar al lado de sus amigos. Miraba a su mujer y le transmitía todo lo que sentía por ella. Guiños, palabras bonitas y elevarla a la mayor magnitud de halagos hacía que se notase que estaba completamente enamorado de ella como si fuese el primer día.
Las sonrisas, la alegría en el ambiente y la variedad de temas lograba que las horas fuesen avanzando en la noche. Los más jóvenes , deseosos de libertad, hablaron para irse a una fiesta que había en la ciudad que duraría hasta el amanecer motivo del fin del verano. Allí quedaron las dos parejas solas degustando el placer que daba el mar junto con la luminosa luna.
- ¡ Cariño, es hora de ir para la casa y dejar a estas criaturitas solas para que disfruten de la noche ! -
Aquellas palabras fueron como un puñal en el corazón de su esposa pues al instante miró al joven y era como si lo abandonase al amor de su hija. Esta al escuchar a su padre sonrió en forma de agradecimiento.
- Además, cariño, me parece que tu me prometiste algo y todos sabemos que las cosas que se prometen se deben pagar -
El guiño hacia los jóvenes dio a entender lo que deseaba. Ellos quedaron allí unidos por un abrazo y cuando vieron que se alejaban, se besaron con la pasión del amor.
Los padres llegaron a casa. Desde que cerraron la puerta comenzaron los besos y a tocarse todas las partes del cuerpo. Ella no podía resistirse nuevamente y se dejó llevar pensando en las caricias del joven.
En la cama el marido dispensaba todo el amor . Subía a su mujer encima de su cuerpo y la penetraba dulcemente. Con sus manos en la cintura, la guiaba en los movimientos para así dar mayor plenitud en el acto sexual. Le acariciaba los pechos, se levantaba y los besaba. El olor que desprendía la mujer le tenía embriagado en deseo. Ahora la colocaba de espaldas para lamerle la espalda. Recorrer todo su cuerpo hasta llegar a penetrarla con su miembro que estaba erguido deseoso de la humedad de la vagina de su señora. Su respiración era jadeante, el sudor cubría su piel....descargaba toda su pasión en aquel cuerpo que, aunque colaboraba, se veía desbordado por la visión de su hija fornicar con su amigo. El pensamiento la llevo a tomar el mando del ritual sexual. Ella iba marcando las pautas de los movimientos, de las cosas que le gustarían hacer con el joven, solo que era su marido el que estaba gozando de la bravura , de la lujuria que desplegaba aquella mujer. Su objetivo era hacer que su marido se corriese cuanto antes para así dejarlo satisfecho. Se dormiría pronto y ella podría ir a ver que hacían los jóvenes. 
Mientras en la playa, los chicos seguían degustando el amor. En un instante desearon tomar una copa para apaciguar el fuego que desprendían sus cuerpos pero se les había acabado el hielo. El, con la excusa del hielo, se ofreció a ir a la casa. Su pensamiento estaba también en la madre. Si tardaba, a su regreso inventaría una excusa para convencer a su amiga de la tardanza. Al llegar a la casa, lo primero que escuchó fue el silencio y todas las luces apagadas. Subió hacia las habitaciones . Allí , en los últimos peldaños de la escalera, si escucho suspiros y gemidos que les cubrió de intriga. De la habitación de los padres provenían toda aquella cantidad de ruidos. La puerta no estaba completamente cerrada lo que le llevó a satisfacer su intriga por ver lo que hacían . Sigilosamente abrió la puerta un poco lo suficiente para ver que ella estaba tendida en la cama y su marido encima. Los dos permanecían completamente desnudos. Ella deliraba con cada impulso , con cada beso en su cuerpo y le acariciaba la espalda atrayendolo más para que la penetración fuese intensa . Todo entusiasmo hizo que no se percatase de las miradas del joven. Este solo veía a una pareja disfrutando del amor. Como dos cuerpos fervorosos y apasionados gemían de placer en un acto ferviente donde andaban buscando la ebullición indefinida de la lujuria. 
Al abrir los ojos ella, noto la presencia del joven notando en su cara decepción. Con sus manos elevadas quería explicarle pero ya era demasiado tarde porque aquel joven se había marchado.
Cuando llegó ante su amiga, no paró de besarla, acariciarla y pedirle hacer el amor. 
- ¿ Dónde has estado ?-
-¡ Nada cielo, en el baño. He tenido que esperar porque estaba tu padre. No te imaginas, jajajajajja, estaba buscando preservativos ! -
En un abrazo se fundieron. Resultaba raro la explicación pero podía ser, ella no controlaba la cantidad de sexo que tenían sus padres.
Ellos también se embaucaron en la fornicación al amparo de la luna y como testigo el mar con el sonido que los llevaba hacia los actos más puros del querer. 
Así transcurrió el tiempo hasta que se fueron a dormir. Al llegar a la casa, sus padres ya habían cerrado la puerta y disfrutaban del sueño. Todo quedó en silencio. El beso de buenas noches llevó a separar aquel nuevo amor que había nacido en verano.
Es despertar de toda la familia fue entrado el mediodía. Como siempre la madre fue la primera en levantarse. Después siguió su hija para ayudarle y así fue apareciendo cada individuo de la casa. El joven apareció como cada mañana con su sonrisa en la boca. En los buenos días fue a saludar a su amiga con un beso en la mejilla. Sin embargo no hizo ningún gesto como los días anteriores a la madre. El que se levantó con una alegría esplendorosa fue el padre que llegó como si le hubiese tocado una lotería. 
El día transcurrió con toda normalidad. La tarde si se hizo más triste porque la joven y su amigo debían de partir. El saludo del chico hacia el padre de ella fue efusivo lo contrario que hacia la madre. Ella comprobó que el joven si había sentido engañado por tantas palabras que le había dicho aquella noche sobre dejar a su marido por él. 
Antes de montarse en el coche, el joven se giró . Un beso fue acompañado con el gesto de saludo y la sonrisa de cada mañana salió de su boca. Ella percibió que iba para su corazón y comprobó que todo se lo había perdonado.
Con un abrazo, los padres de la chica emprendieron camino hacia dentro del hogar.
- ¿ Iremos pronto a la boda de los chicos ?, ¡ se les ve muy unidos !- dijo el padre mirando hacia la madre.
La madre sin mirarlo contestó: - ¡ ya veremos, por un verano juntos no se van a casar mañana mismo !.


FIN.

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