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sábado, 15 de febrero de 2014

Te miro y me seduces.

Un acaloramiento me recorre cuando me miras con esa seducción tan arrogante. Penetras en mi con sigilo y el escalofrío corre por mi piel tambaleando mis sentidos. Segrego los impulsos sexuales que traes como aura...Me miras con ojos salvajes . Tu cuerpo se contonea y me aborda unas sensaciones que me impulsan hacia ti.
 Mi sudor fluye, me enrojezco...vienes a mí y mordisqueas mis labios. Absorbo la sustancia de tu interior en el beso. Con un juego abrazador, tu lengua recorre mis labios, mi cara; mientras, tu dedo penetra en mi boca. La acción es inmoral pero a ti te vuelve lujuria viva y la calentura en mi cuerpo asciende de manera desorbitada....siento que estoy sumiso a tu disposición. El salvaje ardor se posa en mi cuerpo haciendo palpitar mi corazón con latidos frenéticos.
Abres las piernas. Con disposición te posas encima de mí, momento que me hace entrar en un acaloramiento desmesurado. Tus besos logran estremecer cada poro de mi piel. Mi entrega es total dejándome hacer cuanto desees, pues, me doblego a cuanto eres y a tu cuerpo maravilloso. Con suavidad muerdes, de nuevo, mis labios haciendo que me retuerza de gusto. A continuación, llegan a mi cuello provocando el delirio tras morderme intensamente. Me hablas pero estoy en un desequilibrio que no siento lo que dices. Tus dientes se clavan y el placer me lleva a gritar.
 En mis pezones juegas con pellizco persuasores. Me excito...me provocas un gusto interior que me recorre todo el cuerpo, a la vez, que mi miembro cobra vigor. La intensidad roza tu cuerpo y en tu mirada noto la excitación que logras cuando comienzas a moverte encima de mí. Desenfreno, voracidad, extenuación, cachondo... fluye en mi un apetito sexual que te haría el amor en este instante.
Mientras la seducción me altera todos los sentidos y el advenimiento sexual me provoca una pasión instigadora, tu calmas mi persona. Besas mi vientre y con caricias delirantes en mis pezones haces que más deseo me entre. Mi pensamiento sólo está en ti, en cuanto me haces y en lo que se aviene. Sin poder contenerme, te digo : - ¡ Deseo que me la chupes ! -
Por más que te ruego fornicar, me detienes en la precipitación. Bajas mis pantalones dejando desnudo todo mi cuerpo. La erección es palpable. Tu boca no se detiene ante nada y con determinación comienzas a chupar mi pene enrojecido. Ese olor varonil que engulles de mi piel te vuelve más gata salvaje, lo que te lleva a masturbarme intensamente.
Absorbes toda mi fuerza. Con tu voz melódica me imploras que aún no me corra y tu ejecución me provoca un éxtasis estremecedor. Al lograr mi erección suprema, te arrojas encima de mí. Tu vagina está ardiente. Los labios vaginales humedecidos. Todo es fruto de la actividad que has practicado en mi cuerpo. A la vez que me avivabas, te encendías tu también. Con ansia coges mi pene y lo haces llegar a tu clítoris. Lentamente haces que te llegue el gusto extremo con solo su roce. Gozas y me haces gozar. La respiración se acelera sufriendo contracciones. Lo mismo que siento yo, veo en tu mirada. Tu cara es pura insinuación y te beso. En ese preciso momento me hablas: -¡ Ahora si, follame ! -
Recibes mi pene con deseo máximo. La penetración da paso a sacudidas delirantes. Tus movimientos me desequilibran, me llevan a un doblegamiento que me desorbita. Empujas con deleite y al alcanzar cada vez más profundidad, tu cuerpo vibra de placer. Como hembra en celo sacias tu hambre de sexo con una empate atroz. Con tus manos en mi cuello pones intensidad para lograr ese frenesí que nos haga llegar al apoteosis final.
Enaltecido por tu pasión, te hago cambiar de postura. De espaldas, el proceso se hace similar. Coges mi pene y lo introduces en tu vagina. Tus movimientos ahora son más impetuosos al lograr una comodidad más agradecida. El ritmo lo intensificas y me dejo caer sobre el respaldar del sofá sufriendo unas contracciones contundentes. No cesas en tu movimiento ...jadeas con brío, te agarras a mis muslos y me hablas con acaloramiento. La respiración se agita. A un lado, a otro...tu cuerpo se mueve sin cesar hasta que un gemido sale de mi boca. Notas como tu vagina se llena de semen. Sin sacarlo de tu interior, te contoneas plácidamente.  Convulsionado por lo que me has entregado, alzo mi cuerpo.
Mis manos van a tus pecho. Pellizco tus pezones a la vez que un dedo de una mano va a tu boca. Chupas con deseo. Ese dedo va a tu clítoris que lo aclama con locura. Después de excitarlo, vas notando como me muevo . Mi pene dentro de ti no se viene abajo y entra en vigor.
Ahora soy yo quien más cómodo se siente. La postura es más agraciada. Tu a cuatro patas recibes mi pene impetuoso. Sin mesura te entrego mi virilidad y mi fuerza sexual. Gimes, mueves la cabeza, gritas de placer...tu cuerpo sufre mi voracidad y los movimientos insistentes. La convulsión nos puede. El regocijo nos cubre nuestros cuerpos desnudos ...emito mi primer grito consolador diciendo que me viene nuevamente, a la misma vez , tu boca menciona lo mismo. La fogosidad hace que no me detenga hasta desfallecer en ti. Los calambres me corren piernas arriba y no puedo detener la eyaculación. Tus jadeos son intensos . En la última explosión de placer el orgasmo te llena y satisfecha respiras intensamente.
Cuando las últimas gotas de semen  salen, desfallezco . Caemos rendidos cuerpo a cuerpo en el sofá con ese aliento entrecortado en nuestras bocas. El beso es el premio a lo vivido. Sentados nos abrazamos. Las miradas intercambiadas son satisfacción...El placer nos conduce a una feliz calma y en el abrazo quedamos en silencio.

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