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martes, 2 de abril de 2013

Amor de amistad.


Con la madrugada llegaste a mi sueño.
Tus olas de amor llenaron mis sentidos 
los susurros entregados fueron palabras
que se posaban en labios ardientes...
La fiesta se estaba volviendo tediosa. La perturbación había llegado a mi mente y nada de lo acontecido me saciaba, me llenaba y menos comprendía que hacías allí cuando tenía ganas de salir de aquel lugar sin nombre. La diversión era trago tras trago. Cuatro palabras para corresponder y poco mas con la gente que se volvía loca con el alcohol y la música a todo volumen. Ese liquido ingerido provocó las ganas de ir al baño. Tras varios minutos de búsqueda, llegué a unos servicios vacíos; la gente aún no estaba saciada de beber y en el pasillo nadie deambulaba. Sólo encontré a esa amiga que con locura la quieres pero que no puede suceder nada entre ambos por el tiempo, el respeto y multitud de historias juntos... un poco ebria por el liquido alegre y la satisfacción por ser viernes se abalanzó sobre mi. La sujete como pude y la agarré del cuello para hablarle. A pesar de su estado, estaba dotada de una belleza magistral. Ante su continua emisión de palabras le puse la mano en la boca para que no hablase más y así, obligarla a no decir mas cosas absurdas y sin sentido fruto de cuanto había tomado. Un beso aconteció sin esperarlo. No esperaba ese gesto. Sin menosprecio, mis labios siguieron unidos a los suyos en un beso que no sabía qué significado tenía y más sabiendo que ella siempre había dicho que la amistad estaría por encima de todo. A pesar de lo que circulaba por mi mente, le seguí el juego y sólo un suspiro de placer le llevó a sentir que algo no era real. La mano involuntaria se deslizó a la parte baja del cuerpo de la joven entrando entre sus piernas. Me estremecí pero , a la vez, me gustaba...ella, sin inmutarse se dejaba tocar. Con sus brazos atenazados a mi cuello no paraba de besarme lo que me tenía sumido en dudas aunque, disfrutaba al estar con ella después de tanto tiempo unidos.
¡ Corazón, 
sabes que te quiero como un buen amigo
y un beso no importa nada 
pero no sigas por ese camino !. 
Mis palabras no hicieron mella en su persona. Ella, joven, libertina, y sin ataduras, le gustaba divertirse al máximo y aquella fiesta era agradecida en diversión para quién le apeteciese. Ahora, era ella la que acariciaba mi parte intima que se iba engrandeciendo por lo infligido por aquella mano incesante en mi entrepierna. Notaba , con mi mano puesta en sus pechos, que se le endurecían los pezones. Estaba inmerso en satisfacer lo que requería ella que dejé de pensar en lo correcto y lo incorrecto de la situación. Tras su camisa, el sujetador negro me provocaba más y más. Sus senos no eran de gran tamaño, pero si mostraban unos pezones erizados por el placer que iba notando... de pronto se separó ella.
-  No quiero follar contigo. Eres mi amigo y te quiero como tal -
Sin mencionar palabra, se dio la vuelta. Entró en los servicios sollozando, llena de lamentos y se perdió tras la puerta. Quedé estupefacto pero con mi cuerpo convulsionado y ardiendo. Mi pene se mostraba erecto lo que me llevó a la conclusión que en ese momento no podía bajar a donde estaba la gente porque daría mucho el cante. El bulto me delataría , aunque no sé si la gente se daría cuenta tras el ambiente festivo que había. De pronto me vino las ganas de ir al baño. Aquello fue un alivio enriquecedor. A mi conclusión , me debatí en lo inicial; me quedaba o me iba...La fiesta continuaba pero ya llegaba una hora que daba pie a marcharse a casa. Estar con ella había supuesto que algo había cambiado la noche y no fuese querido separarme de sus labios ni de su cuerpo pero....siempre decidía ella qué hacer.
Al acostarme, los sueños me llevaron a lo vivido. Juntos- mi sueño y yo - íbamos a volar sin tener nada de obstáculos y a pensar en qué fuese sucedido si no se fuera separado.
Soñaba con aquella mujer que era mi amiga. En su compañía , me liberaba de prejuicios y malas sensaciones amorosas. Le hablaba de lo ocurrido en mi vida, en mi trabajo, en mis amores aunque yo deseaba besarla y tenerla en mis brazos. Ella sabía de mi pero nada nos uniría físicamente como yo la deseaba. El rechazo de amor siempre acontecía y jodido quedaba hasta que se me pasaba el encuentro. Después, la normalidad afectiva nos unía hasta otro encuentro de desamor.

1 comentario:

  1. con esa sed del deseo nos quedamos muchas veces no crees amigo querido besos

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