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sábado, 27 de junio de 2015

Mi deseo: hacer el amor contigo.

Me llaman las ganas de hacer el amor contigo, sin embargo, tu disposición está cubierta por una negación que no entiendo tus constantes rechazos. Estás presente sin estarlo. El fuego de tu cuerpo se ha apagado sin esperanzas de tener a esa mujer ardiente que me conducía a los mayores ámbitos del placer...y me siento defraudado.
Intento caricias que lleguen a tus pechos, tocarte la entrepierna con suavidad haciendo de las caricias un estímulo para que cobre fuerza la pasión en tu desnudez... y el desplante me agobia. Me insta a no cruzar palabras porque me pides que te deje en paz.
No pongo mis sentidos en tus palabras y quiero tocarte. Tus piernas me producen una sensación tan fervorosa que me incita a acariciarte. De tus muslos paso a tu culo...recuerdo cuando te follaba por detrás y me corría dentro de ti. Verte rendida en la cama era una satisfacción. Nuestras sonrisas se cruzaban para quedar frente a frente hablando del gusto que nos poseía en ese momento.
Ahora, cada roce nocturno implica un mal gesto de tu cara. Yo deseo tocarte, desnudarte y follar hasta que sucumbamos al orgasmo más apreciado. Verte risueña tras hacerlo me agrada...todo tan igual como cuando me masturbas y me corro en tu boca o tu cuerpo. Sin embargo, el placer está ausente con el consecuente pensamiento en otro foco de pasión sin control.
Al no complacerme, pienso en esa persona. Me veo haciéndolo con ella y disfrutando de esos pechos que me dislocan. Imagino como sería lamer ese coño entregado al vicio del amor clandestino...todo el pensamiento me lleva a masturbarme y notar en mi cuerpo su cuerpo encima. Cada movimiento de su cintura es un suspiro de locura. Su contoneo encima sería dirigido por mis manos que la desean. A la mente se me viene sus pezones. Mi boca se hace placer al pensar en su dureza y lo erguidos que se le pondrán cuando recibiese mis besos, mis lametones, mis succiones...mis bocados apaciguados. Su gesticulación sería reflejo de lo que sufre su interior porque la llevaría a los cielos de un diluvio frenético de gozo. Si todo lo pensado me hace tener erecto mi pene, ahora que pienso en lo que albergaría al ponerla a cuatro patas, ya sería alcanzar el frenesí más ponderado...aunque lamer su vagina, chupar su clítoris y penetrarla con los dedos...si es que pensar en ella es masturbarme sin más demora.
Al correrme, mi leche es para su piel, su boca...sería un momento cargado de satisfacción.
No quiero pensar, pues eres la mujer que más deseo y con la que quiero alcanzar el éxtasis pleno...pero, hoy, me apetecía follar contigo.

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