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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Recuerdos con tu ausencia.

Tu ausencia desborda mi pensamiento. No quiero hallar caminos que me lleven a paliar la necesidad de tu cuerpo...echo de menos tu persona y quiero caer rendido en tus brazos cuando la noche es sinónimo de paz. Con nuestro amor ahuyentaremos al silencio encaminados en la mejor de las culminaciones placenteras. Ese orgasmo nos aliviará las ganas de placer, nos llevará a la rendición de los deseos sexuales y nos someterá a un esfuerzo agotador con el paso de los momentos más íntimos.
En tus pechos encuentro ese gusto que colma mi boca. Son tus pezones fuente que mana sensaciones tan apremiantes que no me separaría de tus pecho en ningún momento...
Que decir de ese volcán que tienes en tu entrepierna...es un fuego que desequilibra mi pensamiento, mi corazón y me impide reaccionar acorde cuando pongo mi manto y noto tanto el calor que desprende como esa húmeda que me dice que ya estás dispuesta para hacer el amor toda la noche.
En las noches solitarias la masturbación no sacia mis necesidades. Tu eres mi pasión, mi deseo, mi placer...tu aglutinas todos los sueños carnales por los que yo disfruto en tu presencia. Al besarme me excitas cobrando fuerza mi pene, en tu lengua, al recorrer mi cuerpo, noto el cosquilleo que descoloca mis sentidos. Tu como placer sin final me llevas a la cúspide de la libido cuando tu boca absorbe el tamaño de mi miembro. Cada chupada me eriza el bello de mi cuerpo. Mi piel cae flácida ante tanta excitación de esa boca que pone mi ser a la máxima potencia sexual.
Lentamente caigo por tus pechos hasta tu clítoris. En ese momento sabes que estás atrapada a mis deseos, que tu liberación es el orgasmo...nada te librará de recibir los movimientos de esa lengua que tanto te gusta que haga reaccionar tanto tu clítoris como tu vagina. Tus lentos gemidos son ríos que tienen continuación en mi cuerpo. Son depósitos que perturban las neuronas de mi interior. Te lamo el clítoris y se desorbita tu conocimiento, penetro tu vagina con mis dedos y un chillido sale de tu boca como provocación de ese gusto al que te he asumido. Sin cesar en las envestidas, mi pasión es hacer que te corras. Notar en mi cara ese líquido que me dice que has alcanzado el regalo más maravilloso. En tu cara lo percibo cuando recobro mi postura y me pongo frente a ti sin dejar de besarte tanto labios como ojos...quieres un poco de descanso pero la plenitud de mi sexo impide pausas.
El desequilibrio llega cuando coges mi pene y lo introduces en tu vagina. Noto la humedad de unos labios que se abren a la penetración...el gusto me lleva a meter todo mi pene. Cada movimiento es un delirio inmenso. Si el ritmo es lento, tus gemidos me incitan a la suavidad y ver tu cara llena de un placer embriagador. Si el ritmo cobra intensidad, los suspiros son intensos ... ahora tu cara es de esfuerzo y los continuos besos en mis labios me animan a penetrarte más y más.
Con la eyaculación viene ese camino gustativo es no es comparable con ningún placer. Con mi voz cansada diciéndote que me corro, tu absorbes toda mi energía y culminas con una descarga placentera extenuante. Hemos logrado embaucarnos en el placer más delirante. El follar nos une, nos mima, nos hace ser un solo ser...
¡ Qué larga se hace la noche cuando no estás y mi pensamiento recobra momentos pasados !
Ya tengo ganas de tenerte en mis brazos, besarte, amarte...ser tuyo toda la noche. Mientras, la separación es dura y solamente deseo que pasen los días rápidamente.

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