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miércoles, 15 de agosto de 2012

Quiero que me hagas el amor.



Me despierto en la noche. El calor me invade . Quiero recibir el frescor de su desnudez. Congraciado por la belleza de su figura, no puedo dejar de contemplar la hermosa silueta de vestal del paraíso del amor que presenta allí tendida a mi lado..
La miro. No quiero despertarla. Se me altera las pulsaciones solo de verla así toda desnuda. Siento desenfreno y la impaciencia me lleva a sentir el esplendor del aura sexual que desprende su cuerpo.
La abrazo. Mi pecho, ungido en esa piel que chorrea sensualidad , es puro cariño para cada poro de su piel. No puedo contenerme y me deslizo hacia ti. Sigue dormida con una sonrisa en su boca que es sinónimo de felicidad.
Su cuerpo adosado al mío me hace estremecer en un juego de sentimientos que enaltece mi corazón.
Una noche de desenfreno es el baño de lujuria que me sumerge en su respiración. No quiero dejarla marchar pues junto a su desnudez siento crecer mi felicidad; junto a sus caricias, siento que mi corazón late con tranquilidad y junto a su boca siento el aliento de vivir en paz.
Quererla como la quiero, es la exhalación que se desprende al besarle, al sentir sus labios humedecidos juntos a los míos que sólo quieren recibir los estímulos que profesa en las cuestiones de amor.
Mi mano va acariciando su silueta.
La ternura y la suavidad va deslizándose en su piel y hace que no se despiertes al sentir el tacto que da mi boca condenada a estar besándola a cada momento.
Eres pura fantasía erótica.
Enloquezco cuando no te encuentro y me masturbo en la soledad queriendo las sensaciones reciprocas de su destreza.
¡ Te he despertado, amor !.
Sus ojos estaban más bonitos que nunca. Igual eran el reflejo de la luna que entraba a través de la ventana abierta y transmitía una pasión intensa.
Toco su espalda, acaricio su entrepierna y el estremecimiento cubre todo el sueño del placer que nos lleva a estar sin represión alguna.
Los momentos los tenemos que hacer culminantes y satisfacer cuanto anhelamos. Cada juego sexual nos llevará a la impaciente pasión para recordar estos intensos instantes donde los cuerpos se sienten poseídos por el sexo.


Al tacto de mis manos en su piel se estremece su cuerpo y se gira para, boca arriba, darme todo el esplendor de su belleza corporal.
Sin detener mis ojos hacia su semblante, vuelvo a darle las caricias que la hagan soñar con majestuosas sensaciones sensuales culminantes en el acto amoroso sin límites ni pudor.
Sus pechos alzados desean ser lamidos por mi lengua . Toco los pezones y sufren la repentina excitación, esto conlleva a elevarse más y más... Paseo sus pechos con un roce placentero que le hace ir abriendo la boca, lo que me hace pensar que le va gustando cuanto le hago.
Surgen los suspiros, los quejidos, las perturbaciones y las contracciones vaginales. Hablan de que está inmersa en una grata estimulación, cosa que la eleva a notar los primeros impulsos del orgasmo.
Con delicadeza, bajo mi mano para adentrarme en su río de placer. Introduzco mi dedo en su clítoris y los espasmos no tardan en aparecer. Ya todo es más intenso, la respiración es jadeante y los suspiros se hacen audibles con prolongados delirios...
De pronto, sus ojos se abren. Me mira y por su boca salen unas palabras que es mi deseo : ¡ Quiero que me hagas el amor !.

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