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sábado, 26 de mayo de 2012

Encuentros de amor. - II -

FUEGO EN EL SOFÁ


Mi cuerpo estaba colmado de deseo por aquella mujer preciosa que se situaba frente a mi. Por un momento, las dudas pasaron por mi cabeza pero era tal el entusiasmo que reposaba en mi cuerpo que solo quería complacer lo pronunciado por aquella boca de labios ardientes.
Sin contemplaciones ni divagaciones me levanté para mostrarle el bulto que tenía entre mis piernas. Ella, miraba. Se debatía entre ayudarme o quedarse quieta aunque se iba relamiendo los labios con una lengua que no dejaba de mostrar las ganas que tenía de lamer aquel miembro que aún estaba oculto. Con templanza y con esa paciencia que provoca lujuria, baje la cremallera de mi pantalón. Rápidamente se deslizó hacia el suelo sin ayuda de ninguna clase. Los suspiros se escuchaban en aquella mujer que se impacientaba por tanta demora. 


- ¿ Te ayudo , nenito ? -
Sin mencionar palabra alguna , mi ropa interior fue bajando suculentamente en una actitud de erotismo que tenía desesperada a mi acompañante.
- ¡ mi amor!, ¡que cosa más linda me muestras. Valió la espera la paciencia porque te iba a desgarrar tu calzoncillo para aligerar mi corazón de tal tentación !
- ¡ Cariño !, ¡ qué cosa más linda !-


Sin pausa , su boca ansiosa succionó mi pene erecto. Su destreza en cuanto hacía, la suavidad con que lamía mi prepucio, el juego con su lengua en mi glande y en todo el cuerpo de mi miembro....todo era llevarme a sentir un gusto y una excitación que me hacía temblar mis piernas. Su mano me acariciaba mi pecho y otras me infligía una masturbación fascinante. Tendido a lo largo del sofá, notaba como mi estremecimiento iba aumentando por la mamada. Aquella masturbación era llevarme a la paz suprema. En mi deleite no podía articular palabra alguna . Me dejaba llevar por aquella boca que cada vez intensificaba su acción. Su cálida mano ya dejó de acariciar mi pecho y pasó a mis genitales . Aquellas manos exploraban sin contemplación toda la intimidad de mi cuerpo. Inesperadamente, ella dejó mi miembro para seguidamente decirme:


-¡ Tranquilo cielo, te dolerá un poquito pero te gustará mientras sigo chupando ! -


¿ Qué podía hacer si estaba prisionero de las gratificantes mamadas que me daba ?. Su mirada viciosa se posó en mis ojos cuando comprobé lo que me había dicho. Un pequeño dolor me cubría pero daba paso a un placer que me estaba enloqueciendo de gusto. Su indice se había introducido en mi ano mientras su boca seguía con un aumento de ritmo en mi pene. Me encontraba en el tránsito hacia la máxima expresión del placer. 


-¡ cielo, sigue , me muero de gusto ! -.
Mi cuerpo estaba colmado de una fantasía llena de estímulos que nada podía hacerme más feliz. Aquel clímax que iba alcanzando no tenía comparación con nada. Estaba tan excitado ante la destreza de aquella mujer que nada podía decir ni hacer. Solo podía seguir padeciendo el arte lujurioso de mi acompañante. 
Diestra en el saber del amor, paró de infligirme sus lamidos y la penetración que había realizado.


- ¡ Cariño, tranquilo, no quiero que te corras tan pronto. Esto no ha hecho más que comenzar !-


Con un gesto cariñoso y tras un morreo osado, me animó a levantarse para posicionarse ella en el sofá. Su cuerpo ya estaba desposeído de prenda alguna. Mi mano tocaba aquellos grandes pechos que se mostraban duros y unos pezones que erguidos llamaban a ser chupados . Con decisión, puse la lengua en un pezón y la otra mano acariciando el otro. Sus manos no paraban de tocar mi cabeza y mi espalda. Sus primeros suspiros no se hacían esperar. Su olor, la piel de sus pechos, los sabrosos pezones...mi mente se había ido de la razón. Estaba embrujado por aquel encuentro y no pensaba en nada más. Los besos iban derramándose por su piel hasta llegar a su ombligo, donde la lengua ejercía una caricia deleitando a mi bella dama. Con mi mano puesta en su en sus partes sexuales y la otra introducida en su boca haciendo chupar mi dedo medio, infligía todo el ímpetu que ella había mostrado en su delirante acción anterior.


- ¡ No te detengas !, ¡ sigue, sigue, sigue ! -.


Su voz jadeante producía más delirio en mi persona. Continué mis besos hacia su humedecida vagina fruto del continuado frotamiento de mis dedos. Ahora mi lengua lamia aquel coñito cuya belleza era suculenta. Los dedos abrían las paredes vaginales para dar paso a mi boca que rociaba de saliva aquel deliciosa intimidad. Cada vez que mi lengua recorría la vagina , el gozo hacia expresar palabras al vacío a mi amada desconocida.


- ¡ Sigue, cariño, me estás matando suavemente !-.


Cada roce de mi lengua en su vagina, cada caricia en su clítoris, la penetración de mis dedos en su ano para contrarrestar lo infligido a mi cuerpo...todas estás sensaciones delirantes hacían que la chica elevase los gemidos a estado de perturbación. Sus puntos sexuales estaban repletos de estímulos. 
En un momento de lucidez, ella exclamó que hiciésemos un 69. Ahora nuestros cuerpos estaban inmersos en el mutuo gozo y cooperando en el ansiado deseo pasional que surgió en la primera palabras tras el ordenador. Ella lamía y me masturbaba mientras mi lengua daba placer a aquella vagina humedecida satisfecha de lo entregado.


- ¡ amor espera, dosifiquemos un poco porque ya he tenido un orgasmo y no quiero que te corras tu. Con control llegaremos plácidamente a que lleguemos los dos al orgasmo mutuo y la satisfacción nos llevará a terminar en un agradable abrazo !-.


Aquella chica tenía el control. Nos sentamos en el sofá sin parar de besarnos y estimularnos con caricias. ¡ Era verdad. Aquello había hecho nada más que comenzar !.


Continuará II.







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