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jueves, 8 de octubre de 2015

Un sueño con final frío.

Notaba el calor de su cuerpo, ese fuego que trasmite pasión y amor.
Mi desnudez absorbía lo que engendra su mirada y no podía contenerme. 
Estar cerca suponía penetrar su vagina
y hacerle cuantas cosas le gustaban para llegar al orgasmo más apetecible.
Cada latido era impulsos en mi interior. 
Quería follar con aquella sensualidad 
que me desequilibraba al mirarme.
Allí estaba, era una musa sexual desnuda... Sus ojos me lo decían,
hablaban con una fuerza extraordinaria.
Deseaba dejarme rendido tras hacer el amor.
Sus pechos grandes con aquellos pezones erectos me llamaban...
quería chuparlos hasta que se corriese de placer.


El acercamiento era seducción...un beso llevaba a otro.
Nuestros labios se unían y el sabor de nuestras bocas
abrían más el deseo sexual.
Con la continuidad de besos mortificadores
la erección de mi pene no se ha hecho esperar...deseaba penetrarla
y hacerle llegar todo el amor, pasión y sexo que poseía mi cuerpo.
Las caricias acontecieron...sus manos eran pura suavidad 
que se desplazaba por mi pecho. ¡ Qué gusto era recibir
aquellas manos en mi pene !.
Muy despacio comenzó a masturbarme sin dejar de tener su mirada
sobre mis ojos.
Mis suspiros la arropaban...¡ Qué maravillosa sensación
me daba cuando su mano descubría la cabeza de mi pene
y su lengua lamía sin detenimiento la virilidad de mi persona !
La intensidad en la masturbación logró unos gemidos que llenaron la habitación.
¡ Me gustaba que me hiciera eso mucho !
Con sus labios en mi boca me hablo : - Te gusta que te la chupe -
Sin palabra alguna confirmé lo expresado por aquel volcán del sexo.


Giré su cuerpo...la simple vista que tenía ante mi era motivo para eyacular.
Ver sus pechos desnudos y su vagina ... no había razón para contemplar
y si actuar ante aquella mujer que esperaba alcanzar el máximo de los placeres.
Mis labios fueron a un pezón mientras mi mano tocaba su pecho.
La saliva llenaba mi boca proporcionándome un gusto exquisito.
Con mi empeño logré que ella se retorciese y emitiera gemidos.
- ¡ Sigue, sigue chupando, !-
- ¡ Me encanta que me hagas eso en mis tetas ! -
Sus palabras fueron un aliento, mi dedicación era plena...sin embargo,
quería llegar a su sexo ardiente.
La primera caricia llenó mi mano de humedad.
-¡ Su vagina estaba dispuesta a recibir la plenitud de mi pene !-
Mi suposición era una realidad y así lo hice sin demora.
Al posicionarme encima de ella noté como cogía mi miembro erecto
y se lo colocaba en la vagina.
En ese instante empujé y noté el fuego que contenía su sexo.
Cada movimiento era un alarido de placer, cada empuje conllevaba un suspiro.
Sus manos me abrazaban mi cuerpo como una cadena para no separarme de ella.
Era un abrazo salvaje ... ¡ Qué gusto me daba !


La noche se volvió fría. Un repelo hizo despertarme y así desaparecer lo que estaba aconteciendo en mi mente. Con repulsa hacia mi, maldije cuanto se me pasaba por la cabeza. ¿ Por qué me había despertado de aquel sueño tan apetecible ? ¿ Cuándo volvería a disfrutar del sexo sin trabas si mi amada estaba tan lejos y no era hombre para serle infiel ?.
Mi sueño me llevó a lo vivido tantas veces, pero, al echarla de menos, mi pensamiento fue a rescatarla de la soledad y someterla al más delicioso de los placeres. Aquel frío de otoño había hecho desaparecer un sueño de añoranza...¡ maldita noche fresca con el calor que poseía !.
En ese preciso instante no me apetecía masturbarme para lograr el estado en el que estaba, así que una manta alivio el frescor indiscreto y mi objetivo era dormir para que llegase pronto la mañana y poder ver a mi amada.

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