Te miro, ¿ qué ha pasado para que esa frialdad que hay en ti te haga ser pasividad sexual?

Mis manos te buscan cada noche y solo encuentran un rechazo que turba mi persona. Quiero el calor de ese fuego que habita en tu cuerpo, sin embargo, mis caricias no abren la llama de tu deseo y entro en el pesimismo más acervado. Tus besos no saben al placer que se añora y las sábanas se enfrían de pasión.
Durante la noche, el sexo no entra en nuestro itinerario de vida y sigo haciéndome la misma pregunta ¿ por qué antes si , ahora, es todo negación y repudio ? ¿Por qué el pasado provocó más ímpetu, más vehemencia ? ¿ Por qué en el día me busca y en la noche me desplazas ?
Vago por la incomprensión, el desánimo me hace perder las ganas de acariciar tu cuerpo...aunque sigo fiel a mi insistencia y vuelvo a solicitar lo ansiado.

Los besos estimulantes no conducirán a ninguna alteración y, menos, a un cambio en tu actitud. Las caricias conciliadoras no darán paso a ninguna masturbación, la boca se dedicará a otros menesteres...y yo, a tu lado, sin poder tocarte... ¡ necesito una mamada que me saque toda la negatividad que poseo y me haga entrar en una explosión placentera que recorra todo mi cuerpo !.
Quisiera besarte tus pechos y trasmitirte la fogosidad que me cubre. Quisiera besar tu boca y llenarme de tu saliva. Quisiera lamer tus pezones y erizar tu piel. Quisiera excitarte al chupar tu clítoris y penetrar tu vagina con mi lengua. Quisiera...quisiera follar contigo y correrme en tu interior, en tu boca...en tu cuerpo, pero, correrme y que el placer nos una como en un tiempo pasado.
Te miro, cierro los ojos y sé que otra noche más estaremos sin cubrirnos de placer...¿hasta cuándo estarás en ese letargo sexual ?
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