
Al estar fundidos en el acto sexual, hemos encontrado la liberación de los sentidos y nos hemos desahogado de ese tiempo sin tener caricias ni besos. El tiempo nos ha llevado a la ausencia, aunque cada unión la viviremos como si estuviésemos unidos día a día. Nuestro encuentro será intenso hasta el extremo más lujurioso. Sellaremos con los besos la pasión distante y cuando hagamos el amor, recibiremos los impulsos sexuales más consoladores. La combinación de sexo y amor nos colmará hasta caer rendidos en la noche.
Entretanto que te miro y en mi cabeza secunda los deseos, te estremeces con un movimiento sutil que descubre al completo tu cuerpo de diosa de amor. El contoneo sobre las sábanas dejan a mis ojos en una desbordante sensación. La provocación iniciada me incita a ir a tu lado al amparo de tu cuerpo ansioso de placer; cuerpo que quiere saborear un nuevo apareamiento y llegar a la extenuación más sublime.

Al ver que mi regreso se demoraba, tus manos han comenzado en el diestro saber de las caricias estimulantes. Una, de forma vertiginosa, se deslizaba hacia tu vagina; tanto los dedos como la vagina y el clítoris han jugado apasionadamente para alcanzar ese gusto delirante que ha provocado los primerizos gemidos placenteros. La otra, se ha mantenido en tus pechos con camino hacia tu boca para chupar los dedos de tu mano de forma excitante... Una vez más las ganas me impulsaban a ir a la cama y entrar en contacto con tu cuerpo para que las frías sábanas se tornasen en un calor agradable.
Sin más titubeos, has comenzado a masturbarte con gran pasión. Ahora, mi mente hablaba a mi corazón diciendo que la calma había merecido la pena. Una de las cosas que me atraían de ti era verte entregada a la masturbación. Mientras alcanzabas el deleite supremo, tus ojos, al abrirse, aparecían más bonitos y en tu cara se reflejaba una ternura que me descontrolaba mi vivir. Verte entregada al consuelo propio, te llenaba de una belleza que me apasionaba....

La masturbación intensa hizo que los gemidos se intensificasen hasta que un grito impetuoso recorrió las paredes de la habitación. La respiración era profunda y susurrabas palabras de satisfacción. Ahora si era el momento de levantarme e ir hacia ti. Me eché en la cama, te entregué mi abrazo y te dije lo mucho que me excitaba verte masturbarte. El intenso beso nos unió. Abrazados quedamos viendo como el sol daba brillantez a un cielo azul como los ojos de mi chica. El día nos esperaba...era hora de disfrutar de otro placer.
Que forma de ecribir tienes, siempre me dejas embobada leyendote
ResponderEliminarSe perfectamente lo que excita ver a tu pareja dandose placer propio, me encanta y me excita obervar a mi pareja como a el le paa lo mismo, digamo que son momentos con magia
besossss
Tan sensual y erotico como siempre eres tu...me encanta mi niño,el proximo encuentro sera asi,entre otras muchas cosas.TKM
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