Sentados en el sofá, su lengua en mi boca producía tal deleite que me tenía seducido y entregado a todas las caricias estimulantes. Encima de mi , su movimiento de cintura, me encendía todo mi cuerpo. La miraba y sonreía . Me sentía embriagado de su amor.
Su pelo suelto se blandía al girar su cabeza por el calor que nuevamente iba adentrando en su sexo. En su rostro, la mirada fogosa . Estaba caliente y quería entregar toda la fiereza que estaba intrínseca en su pasión. El roce con mi pene erecto la trasladaba a unos confines sexuales de agitación que le hacía emitir quejidos y gemidos como si en su impetuosidad penetrase un ardor dulcemente.

Con suavidad, la penetración nos condujo a saborear el jugo de unos labios que se unieron como un premio a un primer gemido mutuo.
- ¡ Cielo, eres preciosa !-, ¡ me haces perder el conocimiento ! -
La chica , sin mencionar palabra y solo empecinada en disfrutar de aquel intenso pene que estaba desgarrando sus labios vaginales y penetrando en su vagina, ofreció un beso . Entrelazados , boca con boca, la intensidad fue en aumento. Abrazados , los jadeos no se hicieron esperar. Ahora, mis manos iban a su cintura buscando acompañar el ritmo que estaba infligiendo. Estaba embrujado, embobado, absorto y sentía que el mayor encanto de los mortales estaba encima mía administrando un placer divino a mi entregado cuerpo.
Con un gesto, cambiamos de posición. Su blanca espalda ahora me hacia ver un perfecto cuerpo de mujer. Era tan perfecta que no creía estuviese sucediendo aquello que acontecía...Agarré mi pene y lo introduje nuevamente en aquel sexo que se mostraba ardiente y deseoso de ser penetrado. Volvieron a intensificarse los movimientos. El ritmo se aceleraba por momentos con los consiguientes suspiros y gemidos de ella. Por mi boca salía unos escuetos suspiros aunque por dentro estaba como un volcán a punto de estallar. Sentía la mayor satisfacción del mundo. Estaba haciendo el amor con una belleza increíble y desconocida hasta hacía un rato.
- ¡ Sigue mi amor dando fuerza a tu pene. No dejes de penetrarme que me encuentro humedecida ! -
Las palabras salían entrecortadas de su boca y acompañadas de un susurro sumido en el gusto que iba alcanzando. Por mi parte, acariciaba aquella espalda, tocaba sus pechos y en un suave movimiento , conseguí ponerla en una posición más recta. Ahora a la vez que la cópula se hacia más efectiva con subidas y bajadas, le tocaba su clítoris que ya se mostraba mojado de la excitación. Mi boca regaba aquella blancura de besos... Me había abstraído del mundo, de las horas y del entorno en el que estaba. Disfrutaba de su piel, del movimiento , de la intensidad; estaba acoplado a ella y ese era mi mayor pensamiento y deseo. Mis palabras no salían solo sentía un placer supremo.
En esas, ella, dejo de moverse y giró su cuerpo para posicionarse frente a mi.
- ¿ Te gusta ?-
Qué podía decir en aquel instante, si me sentía el ser más agraciado del mundo.
Sin pensarlo, mis dedos volvieron a su sexo...
- ¿ Está húmedo , verdad ?- ¡ Está listo para estar hasta el amanecer follando contigo !-
Su pelo, antes con una belleza exquisita, aparecía ahora alborotado debido a cuantos movimientos de cabeza ,fruto del placer, había dispensado. Su mirada estaba misteriosa, extasiada, delirante, provocadora, cautivadora....deseosa de sexo, de placer y de lujuria.
Era una venus sexual anhelante de amor, pasión... de ser amada y penetrada. Una concubina seductora afanada al sexo.

Su masturbación hizo que ya no pudiese más y el liquido espeso saliese impetuoso. Fue una explosión gozosa inmortal. Cerré los ojos disfrutando de aquel delirio en el que me encontraba. Ahora era yo quién gemía y mi voz desgarraba el silencio. Ella seguía masturbándome pero ya muy suavemente para que saliese todo aquel liquido que llevaba contenido mucho rato. Me encontraba complacido, extenuado, fascinado, pacífico, maravillado por aquella mujer sublime...el último brote de leche , me derrumbó.
-¡ Eres excelente, fantástica y una adorable mujer ! -
La calma nos sedujo. Ahora nos mirábamos y la sonrisa era el agradecimiento por aquel momento fascinante vivido. Notaba todo lo que conlleva la palabra felicidad y en mi labios estaban las palabras de ternura y docilidad hacia aquella mujer soberbia.
Su espontaneidad hizo que diese un ágil salto y se levantase de aquel sofá que estaba cálido como nuestros cuerpos.
- ¿ Quieres algo de beber o comer ?,- ¡ Hay que recuperar fuerzas. La noche llega y yo tengo hambre. Si no recargamos las pilas, desfalleceremos y hoy es un día especial !....
Continuará III
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